15: Cena con el abuelo

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— Señorita Navarro, su esposa esta aquí. — Anuncio mi secretaria

— Okey ... — Dije sin despegar la mirada de mi laptop

Continué trabajando en la transcripción de unos datos restantes para completar un informe que tenía que presentar al directorio, creo que Leah puede esperar un rato, no es mucho lo que me falta.

De repente, la puerta de mi oficina se abrió de golpe y Leah entró, claramente molesta. Levanté la mirada de mi laptop y la vi parada frente a mí, con los brazos cruzados y una expresión de disgusto en su rostro.

— Intente decirle que no podía entrar. — Dijo mi asistente detrás de Leah

— Okey ... Retírate. — Dije guardando mi trabajo 

— Permiso. — Dijo retirándose

— ¿Por qué estás molesta? Solo te hice esperar 5 minutos. — Pregunté mientras enviaba el documento a Mauro

— Porque te escribí y me dejaste en visto. — Respondió — ¿Ya terminaste? Quedamos en cenar con tu abuelo.

— ¿Es hoy? 

— Si, ¿lo olvidaste?

— No, es solo que pensé que era martes. — Dije, levantándome de mi asiento — ¿Vamos?

Salimos del edificio y nos dirigimos a mi coche para ir a la casa de mi abuelo, que se encuentra a aproximadamente unos 20 minutos de distancia.

— Creo que deberíamos establecer algunas reglas. — Dijo rompiendo el silencio

— ¿Reglas sobre qué? — Pregunté sin quitar la mirada del camino

— Sobre nuestro "matrimonio". — Contestó — La primera, no mentiras.

Asentí y agregué — La segunda, no usarnos.

— La tercera, sin importar qué, siempre regresaremos a casa para dormir. — Dijo

— Okey, pero habrá veces que no podre por reuniones, así que si llegara a pasar te aviso.

— Bien, pero tienes que avisar.

Asentí — Cuarta, no embriagarnos fuera de casa. — Añadí

— Bien, ¿quieres agregar algo más?

— Si. — Aproveche el semáforo en rojo y voltee a verla — Si al cumplir los ochos meses una de las partes no firma el divorcio, la otra solicita la anulación.

— Me parece bien, no quiero tener que fingir más tiempo solo por ti.

— Digo lo mismo.

Esperé pacientemente a que el semáforo cambiara a verde y luego continué conduciendo hacia la casa de mi abuelo. Cuando pasamos el portón Leah bajó la ventana del coche y se sorprendió al ver la casa, era mucho más grande que la mía, el doble, con tres pisos y un estilo contemporáneo. Había un amplio garaje en la entrada.

— ¿Te gusta? — Pregunté estacionándome frente a la puerta principal

— ¿A ti no? — Pregunta quitándose el cinturón 

— No, es muy grande. — Dije quitándome el cinturón 

Saqué la botella de vino que estaba en la parte trasera del coche y caminamos hacia la entrada de la casa, busqué en mi bolsillo las llaves y finalmente encontré la correcta, con cuidado, abrí la puerta y entramos.

Mentira de amorWhere stories live. Discover now