La he cagado

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*Lunes 20 de noviembre*

João

Que Gavi me hubiese echado de su casa me había dolido, mucho, pues yo solo quería ayudarle, porque sabía que estaba mal, sabía lo que era tener una lesión tan mal. Sin embargo él me había echado a patadas.

Esa misma mañana tenía entrenamiento, no iba a ir por él, por quedarme con él, pero ahora que me había ido ya no tenía excusa.

Así que en cuanto llegué a mi casa subí a mi habitación, me duché, me cambié de ropa y salí para montarme en mi coche y recorrer las calles catalanas hasta llegar a la Ciutat Esportiva.

Cuando entré en el vestuario me puse las botas rápidamente ya que todos mis compañeros ya estaban fuera.

— ¡João llegas tarde!— me dijo Xavi mientras pasaba corriendo por su lado para unirme al grupo.

El entrenamiento se me hizo eterno, pues no estar con Gavi y pensar en él constantemente no me agradaba mucho, así que en cuanto llegué a casa me duché de nuevo, me puse el pijama y no salí de mi habitación en lo que quedaba de día.
——

Gavi

Esa misma tarde había quedado con Pedri, así que cuando tocaron al timbre, cogí mis muletas rápidamente y fui a abrir.

Y allí estaba él, me dio un abrazo más largo de lo normal y no paró de preguntarme si estaba bien o necesitaba algo, le dije que no y ambos nos sentamos en el sofá.

— A ver, cuéntame que has hecho ahora...— Pedri se cruzó de brazos para escucharme atentamente.

— Pues... Ayer por la noche llegué de Georgia de madrugada, y minutos después João vino a casa. Digamos que estuvimos toda la noche juntos dándonos... "Amor"

— Sin los detalles porfavor.

— Tío, que no follamos ni nada, sólo abrazos y besos, nada más.

Ambos reímos.

— Continúa.

— El caso es que está mañana João quería saltarse el entrenamiento para estar conmigo, pero yo estaba un poco agobiado, entre que me dolía la pierna y João no me dejaba moverme estaba frustrado, y enfadado conmigo mismo. Así que le he gritado cosas que no debía...

— ¿Como cuales?

— Pues, que no necesitaba su ayuda, que me dejase en paz y que se fuese a casa...

Él suspiró.

— ¿Qué te dijo?

— Me dijo que si, que me dejaría en paz, pero para siempre, y después de eso se marchó dando un portazo.

— Joder Gavi, si es que eres idiota.

— ¡Estaba agobiado!

— ¡Pero aún así! No puedes tratar a las personas que te quieren y se preocupan por ti como basura, la cosa no va así. Si se supone que te importa, por muy enfadado que estés con el mundo tienes que ver quién está ahí para ti. Y João lo está, tanto en las buenas como en las malas, él es el que se quedó ayer en vela hasta que llegaste de Georgia, él es el que vino a tu casa de madrugada para verte, él es el que iba a saltarse el entrenamiento solo por ti, y él es el que ha estado todo el puto entreno pensando en ti. Así que no me vengas con excusas, siento ponerme duro Gavi, porque te quiero, pero por eso mismo hace falta que te diga las cuatro verdades que necesitas oír de una puñetera vez. João te quiere, está enamorado de ti, e-na-mo-ra-do, y te guste o no, estés enfadado, frustrado, triste, haciendo el pino, me da igual, tienes que tratarlo con el mayor respeto y amor posible, porque escuchame bien. Nadie, y esto de verdad, desde que nos conocemos no he visto a nadie que se preocupe como lo hace João por ti, ni una sola persona de este mundo, así que no me jodas Gavi, arregla lo que has hecho, pídele disculpas y dile que le quieres.

Cuando Pedri terminó me di cuenta de que había empezado a llorar. Porque llevaba razón, llevaba toda la razón del mundo.

— Joder Pedri, llevas razón, soy un imbécil, pero es que he intentado disculparme, le he llamado, le he escrito, pero no me ha contestado, ya no se que hacer— me acurruqué contra su pecho sin parar de llorar.

— A ver, es normal que esté enfadado, si fuese yo no te lo cogería...

— Gracias tío— dije separándome de su pecho.

— No he terminado, pero... Podría hacer que os encontréis por casualidad, y os encierro en una habitación de mi casa. ¿Que te parece?

— Pues... Me parece siniestro, pero valdrá.

Ambos reímos y empezamos a planear como podíamos hacer que João fuese a la casa de Pedri y que yo estuviese allí.

Al final acordamos que lo invitaría a comer y punto, ya se nos ocurriría algo para llevarlo hasta la habitación, tampoco podía ser tan complicado.

Después de eso Pedri hizo la cena mientras yo charlaba con él desde un taburete de la isla. Cenamos juntos entre risas y charlas, me tomé los medicamentos para que la pierna no me doliese tanto y nos pusimos a ver una película.

Cuando terminó, ambos subimos a mi habitación y nos dormimos, juntos, como en los viejos tiempos...

——
Holaaaa, ¿Que tal? Creo que necesito un Pedri en mi vida, ¿Ustedes? Creo que todos necesitamos uno en esos momentos de frustración, bueno, espero que les esté gustando, disfrútenlo que por desgracia se acerca el final de esta historia, chaoooo♥️🫶🏼

El Último Partido (João Félix X Gavi)حيث تعيش القصص. اكتشف الآن