Una disculpa

663 52 23
                                    

*Martes 21 de noviembre*

João

Esa mañana me levanté para ir al entrenamiento, hoy solo haríamos gimnasio, así que me puse una camiseta térmica y encima la camiseta de entrenamiento del Barça con unos pantalones de chándal también del club.

Bajé a desayunar y me hice un zumo de naranja y unas tostadas con pavo, cuando terminé lo recogí todo, cogí las llaves de mi coche y salí camino a la Ciutat Esportiva.

Al llegar todos estaban muy contentos, lo que me extrañaba, ya que eran las 8:00 de la mañana.

— ¿Qué pasa? ¿Por qué estáis tan felices?— pregunté totalmente confundido.

— Acaban de decir que va a venir Gavi a visitarnos— dijo Lamine emocionado.

En ese momento me quedé en shock, no veía a Gavi desde ayer, y tampoco me apetecía verlo hoy. Pero no podía irme, ya no.

Así que estuve esperando a que llegara como el resto de mis compañeros.

Y cuando entró por la puerta me dio pena, llevaba una sudadera marrón olgada y unos pantalones de chándal negros bastantes anchos, tenía la pierna encogida hacía atrás para que no tocase el suelo y sus pequeñas manitas agarraban las muletas con firmeza. Cuando subí a su cara casi se me escapa una lágrima, pues tenía el pelo desordenado, los ojos rojos de haber llorado y unas ojeras profundas.

Todos empezaron a acercarse a él para darle abrazos y besos, y cuando llegó mi turno, dejé todo mi enfado atrás solo por ese momento y lo atraje a mis brazos mientras dejaba un beso en su sien.

Cuando nos separamos vi como sus ojos estaban humedecidos y brillaban por las lágrimas que amenazaban con salir. Pero lo miré fijamente y negué con la cabeza.

Él llevó el puñito de su sudadera hasta sus ojos y los limpio con cuidado para que nadie se diese cuenta. Después de que varios compañeros hablarán con él y nos contara que el día veintiocho le harían la intervención quirúrgica se fue.

Mientras metía todas mis cosas en la bolsa Pedri se acercó a mi.

— Ey João, ¿Te vienes a mi casa a comer hoy?

Yo lo miré sonriente y asentí con la cabeza.

Nos montamos en su coche mientras hablábamos entretenidamente y cuando llegamos ambos bajamos y él abrió la puerta.

Su casa era bonita, limpia y acogedora, pues tenía dos pisos, varias habitaciones y una enorme cocina y salón.

Dejamos las cosas en la sala de estar y Pedri me llamó.

— João ven, quiero que veas algo.

Ambos subimos a una habitación que tenía la puerta cerrada, y cuando la abrió, me metió dentro de un empujón, yo lo miré confundido, pero supe porque había sido, Gavi estaba allí.

— Me tenéis los dos hasta los huevos de vuestras peleas, así que os vais a meter aquí hasta que lo solucionéis.

— Tíos, literalmente me habéis hecho una emboscada.

— Más o menos, pero bueno, el caso, o lo arregláis, o no salís.

Después de eso salió de la habitación y cerró la puerta, miré a Gavi que estaba sentado en la cama y me senté junto a él.

— João, creo... Que te debo una disculpa.

— ¿Crees?

— Por favor no me interrumpas, te debo una disculpa porque he sido un capullo, y lo siento, sé que tu solo querías ayudarme y yo no lo supe ver, estaba demasiado cegado por el dolor y por los miedos que tengo a no volver a ser el mismo, y lo pagué contigo cuando eres el que menos se lo merece, así que lo siento, de verdad, quiero que volvamos a ser los de antes, y no quiero que me dejes en paz para siempre, al contrario, quiero que estés conmigo siempre. Porfavor João, yo te quiero, no sé qué haría sin ti.

Noté como mis ojos estaban humedecidos y él ya había comenzado a llorar, así que limpié sus lágrimas con el dorso de mi mano y me limpié las mías también.

— Gavi, yo también te quiero, y claro que te perdono. Te prometo que no voy a dejarte sólo, pero déjame cuidarte, necesito que me dejes cuidar de ti.

Él asintió volviendo a llorar y nos fundimos en un beso que sabía salado pero dulce a la vez.

Nos separamos y nos unimos en un abrazo largo y reconfortante.

— Miranos, juntos somos perfectos,  siempre lo fuimos, por muy jodidas que se pongan  las cosas de puertas para adentro, siempre da la impresión de que estamos hechos el uno para el otro. Y creo que así es— escuché atentamente a Gavi decir aquellas palabras y me derretí por dentro.

— Gavi, creo que tu eres la forma más bonita que ha tenido la vida de enseñarme que si merece la pena arriesgarse a amar.

Después de aquellas confesiones nos besamos, y después de muchos abrazos, besos y caricias, lo ayudé a levantarse y ambos bajamos para comer lo que Pedri había preparado.

Después de comer, recogimos la mesa y la cocina del anfitrión y Pedri y yo ayudamos a Gavi a subirse al coche para irnos a su casa y que pudiese descansar.

Unos minutos después ya habíamos llegado, lo tumbamos en el sofá y cuando nos despedimos de Pedri se fue y nos quedamos los dos solos.

Puse la chimenea ya que hacía algo de frío y senté junto a él.

— Así que te operan el 28...— dije lo más calmado posible para no meterle ningún miedo.

— Si, pero... No sé si voy a poder hacerlo sólo João, y... Me gustaría que me acompañases al hospital y me dieses la mano antes de entrar al quirófano. ¿Lo harías?

Yo lo miré sonriente, con cariño y asentí con la cabeza mientras agarraba sus manos entre las mías y le proporcionaba caricias cariñosas.

— Pues claro que si mi amor, yo estaré allí contigo, y cuando salgas también estaré hasta que te despiertes ¿Vale?

Él asintió sonriendo con la cabeza.

— Muchas gracias João, eres el mejor novio del mundo.

— Y tu el mejor novio que se puede tener.

Después de eso nos dimos un par de besos y abrazos, cenamos y nos fuimos a dormir.

——
Holaaaa, he decidido alargar esta historia con tres capítulos más, ¿que os parece? Tenéis que admitir que soy muy buena con vosotros, bueno, espero que os haya gustado. Ya sabéis que una ☆ se agradece un montón. Un besazo y nos vemos pronto. Chaoo

El Último Partido (João Félix X Gavi)Where stories live. Discover now