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Esta es la canción que más me ha inspirado desde que comencé la historia porque vi a Kylian en ella, tal como yo lo veo. LIAM PAYNE - TEARDROPS


Se mordía la uña ansiosa, sentada sobre en la orilla de la tina, moviendo las piernas sin cesar. Esos cinco minutos parecían eternos, carajo. La alarma de su celular sonó al fin, provocando que diera un respingo. Tomó aire, todo el que pudo y fue hasta el lavamanos.

Palideció al sujetar con fuerza la prueba que había comprado minutos atrás. Con los ojos bien abiertos, alzó la vista, su reflejo la tomó desprevenida. Lucía agotada, triste, no la mujer de siempre y... estaba embarazada. Tal como él quería.

Cerró los ojos dejando la prueba sobre la encimera, agachando la cabeza.

No tenía idea de qué sentir, sabía que no era el momento para ella de ser madre, no era lo que quería aún, menos bajo esas circunstancias, pero fue tonta, confiada.

Kylian tomaba las precauciones pertinentes en el sexo y ella debió tomar las propias a pesar de que el acuerdo hablaba de hijos. Se dejó caer aturdida, escondiendo la cabeza entre sus rodillas flexionadas con el pulso palpitando fuerte tras su oreja, tanto que podía escucharlo.

Qué tan estúpida había sido como para no cuidarse a sí misma, como para ni siquiera pensar en eso, como para creer en él cuando no le había dado ni un solo motivo.

Se aferró la cabeza, temblando.

¿No era lo que él quería? ¿Habría sido descuidado en algún encuentro de manera deliberada? ¿Tenía sentido preguntárselo? Kylian no había perdido la objetividad de ese acuerdo que los unía, desde el inicio había sido claro, práctico. La que había resbalado, y de qué manera, fue ella.

Claro que no se detendría para conseguir lo que desde el inicio estipuló. Samantha simplemente era la herramienta que, además, se lo puso todo sencillo. ¡Mierda! Fue ingenua y pensó que podía cambiar eso, que sus sentimientos ayudarían, que él podría estar sintiendo lo mismo.

Sí, era estúpida.

Kylian jamás había mentido, ella era la que había querido creer algo más.

Aspiró con fuerza. Era hora de detener todo eso. Estaba embarazada, el acuerdo estaba en marcha, las cosas estaban sucediendo de acuerdo a lo establecido, cada una de ellas. Ahora él debía saberlo, continuar con esa pantomima que ahora era su vida con tal de que su padre siguiera en este mundo, sano y seguro. El precio era alto, pero no importaba.

Londo no era responsable de nada y eso, sabía, algún día saldría a la luz, solo debía esperar.

Esa tarde continuó con su vida como solía poniendo su mayor empeño en ello. Por la noche no lo esperó y cayó dormida casi al momento de tocar la almohada a pesar de que imaginó que sería difícil, pero sin entender muy bien cómo, había conseguido con el paso de las horas detener los pensamientos; ya estaba harta de eso, así como de imaginar cómo habría sido su vida si ese hombre jamás la hubiera conocido. Eso tampoco tenía sentido.

Por la mañana lo encontró en el walk-in closet, enseguida sus sentidos se aguzaron, agradecía que las arcadas que la despertaron hubieran ocurrido mientras él se duchaba y por lo mismo no la vio expulsar todo en otro de los baños de la planta alta.

—¿Estás bien? —preguntó él, observándola. Parecía cansada, estaba algo pálida y no lo miraba, ni siquiera cuando la saludó dándole un beso en la cabeza al verla cuando se la topó ahí. La joven solo asintió mientras se colocaba los calcetines.

Solo para mí.  Serie Streoss I •BOSTON•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora