21. Al filo de la muerte

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—Meike —oigo susurrarme, me acomodo mejor en la cama. Justo cuando voy a quedarme dormida se escucha de nuevo la voz—. Meike, Nymphe, despierta.

Y abro los ojos.

Está oscuro y veo una figura junto a la cama de pie. Me sobresalto, y me tapa la boca antes de que pueda gritar.

—Shh. Soy yo —susurra de nuevo.

—¿Klaus?

—Sí —confirma—. No hagas ruido, necesito que me acompañes.

Lo miro y noto que solo lleva un pantalón de pijama largo, no tiene puesta ninguna camiseta, dejando sus tatuajes al descubierto. Es la primera vez que lo veo medio desnudo a solas y me gustaría encender la luz para observarlos mejor, pero sé que es una mala idea. Además, estoy muy cansada con la sacudida que me dieron. Si quiere un rapidito, que use la mano.

—Es muy tarde, Klaus, lo que sea que tienes en mente déjalo para mañana, estoy... —comienzo a decir cuando veo que lleva el arma en su mano—. ¿Qué ocurre? ¿Pasa algo malo?

—Hay alguien en la casa, tienes que venir conmigo a la habitación del pánico.

Asiento y salto de la cama, salimos del cuarto, coge mi mano y hace que me pegue a la pared. Está todo a oscuras, tan solo la luz de la luna ilumina los pasillos, aunque Klaus no duda en ninguno de sus pasos, conoce bien su casa. Cuando llegamos a las escaleras, veo a tres tipos muertos a unos escalones más abajo y me concentro en la mano de Klaus sobre la mía. Se dirige hacia el sótano y de pronto me mete tras él y dispara. Veo un cuerpo caer a unos metros frente a nosotros. Lleva el silenciador puesto, así que nadie ha oído el disparo. Avanzamos hasta abajo, donde hay un armario con herramientas, las aparta y veo una puerta metálica, teclea un código y se abren.

—Entra y espera a que vengamos a por ti —me pide—. Hablo en serio. Quédate aquí, Meike y no salgas hasta que uno de los tres vengan por ti.

—¿Y tú?

—Estaré bien.

—Pero hay una guerra de balas ahí afuera.

—Son los hombres de mi tío. No me harán daño a mí, a Blaz o Joss; porque estarían rompiendo las normas.

Lo miro asustada: —¿Y cuáles son esas normas?

—Un Koch no puede matar a otro. Si uno de los hombres de mis tíos nos disparara para matarnos, sería igual que si nos matara mi tío mismo. Mi bisabuela creó reglas para evitar que eso sucediera; en el pasado hubo una masacre entre la familia Koch porque cada persona quería el puesto de jefe.

»En el baño de sangre murió toda la familia excepto mi bisabuela, quien se casó con su guardaespaldas de toda la vida, quien adoptó el apellido Koch. Dentro de la regla dice que si un Koch mata a otro, se borrará su nombre de la familia, perderá su herencia y será exiliado de Alemania; todos sus hombres deben abandonarlo o serán colgados por traición. También, se decretó que el primer hijo que nazca sea del jefe actual o no, tiene que ser el próximo jefe de la familia.

Estoy muy asombrada.

—Mi papá fue el jefe de mi tío Jürgen, pero ahora es Blaz él jefe y no yo; porque Blaz es mayor que yo. Así que no te preocupes por nosotros. Te están buscando, si no te encuentran, se irán tarde o temprano.

DesenfrenoWhere stories live. Discover now