Capítulo 10

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–¡Pero si eres Thoma! ¡Lo invité a venir a ver la tormenta desde fuera, pero nunca apareció, pensé que le había pasado algo! –la mujer no tardó en abrazar a Thoma, estaba claro que las confianzas con aquella mujer eran de ese tipo.

–Tranquila, solo tuve un percance, pero Aether me salvó y después de eso, todo mejoró y supongo que Kazuha le contó toda la historia –el chico mencionado sonrió y asintió.

Tras ese recibimiento, Beidou les enseñó todo el barco y donde iban a dormir. Thoma y Ayato debían compartir habitación y Ayaka, al ser la única mujer, dormiría con ella en su camarote. Al menos, a ninguno le molestó.

El viaje fue tranquilo, Ayaka y Kazuha hablaban con frecuencia, parecía que se llevaban realmente bien y pasaban las horas muertas charlando entre ellos. Eso les dejaba a Thoma y Ayato más tiempo de estar juntos, cosa que nunca les había importado y que últimamente empezaban a hacer de forma más asidua.

Fue así como el tiempo empezaba a pasar sin que ellos se diesen cuenta, además de que los chicos también pasaban tiempo hablando con Kazuha y Beidou, haciendo que entre todos naciese una buena amistad. Y, sin darse cuenta, llegó el día en el que atracaron en el puerto de Liyue.

–Aquí termina nuestra travesía juntos, desde aquí pueden coger un trasporte que los lleve hasta Mondstadt. Siempre que quieran contar de nuevo con el Alcor, este estará a su disposición –la mismísima capitana había ayudado a bajar su equipaje y los despedía.

–Ha sido un placer, capitana Beidou –Ayato sonreía al hablar, Thoma no le había visto tan relajado en años.

Iban a despedirse, cuando Kazuha saltó desde el barco y todos vieron que llevaba una bolsa de viaje a su espalda.

–Capitana, me gustaría acompañar a nuestros nuevos amigos en este viaje. Tengo ganas de ver también a Aether y Paimon –el chico miraba a la adulta, la tenía como una especie de madre desde que viajaba con ella.

Beidou miró al chico con una mirada seria, pero pronto, su rictus se relajó y le sonrió.

–Sabía que en algún momento iba a ocurrir, solo espero que vuelva a nuestro lado cuando todo termine –la mujer amaba a aquel chico después de tanto tiempo juntos.

–¡Por supuesto! Volveré para viajar con usted y toda la tripulación –el chico tenía en su interior un deseo demasiado grande como para negarlo. Quería viajar con ellos, pero en especial, quería hablar más con aquella muchacha a la que todos llamaban "Princesa Garza".

Tras unas despedidas más, el grupo al completo se adentró en Liyue y, rápidamente, buscaron la manera de viajar hasta donde los estaban esperando. Una vez más, sus dos amigos viajeros se les habían adelantado. Al llegar al puesto donde Katherine podía atenderles, esta les anunció que Aether ya les había dejado preparado un carruaje que los llevaría a su destino.

Desde luego, el viajero que todos conocían, era más previsor de lo que todos pensaban. Así fue como, en poco tiempo, todas las maletas estuvieron cargadas, subieron a este y, poco a poco, el camino fue avanzando. Todos miraban el paisaje avanzar ante ellos... hasta que la noche llegó y, con ello, el sueño. Ninguno de ellos se dio cuenta, pero Ayaka dormía apoyada en el hombro de Kazuha y este apoyaba su cabeza levemente contra la de la chica mientras que Ayato y Thoma, que habían acabado tumbándose en el suelo para poder dormir cómodamente, estaban algo más juntos. Ayato dormía apoyando su cabeza en el pecho de su amo de llaves y, este último, sin darse cuenta lo abrazaba con cuidado.



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