Capítulo 15

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Aunque Aether lo había llevado allí para buscar a una persona, Ayato se quedó maravillado por la arquitectura del lugar. Era simplemente una preciosidad. Caminaba detrás del viajero, admirando todo lo que su vista podía abarcar.

–¿Aether? –una voz dulce les llamó la atención, haciendo que ambos alzasen la mirada.

Allí, encima de la gran escalinata, se vislumbraba a una joven rubia de azules con un vestido blanco.

–¡Barbara! –la sonrisa de Aether no se hizo esperar mientras la joven mencionada, bajaba corriendo las escaleras y ya, delante de ellos, les hizo un saludo recatado demostrando su educación y posición como monja.

–Me alegro de verte, agradezco que Barbatos te haya devuelto a nuestra nación –la sonrisa de la joven era contagiosa y miró a Ayato con curiosidad.

–Es un placer volver, sabes que Mondstadt es también mi hogar –era normal, allí había comenzado su aventura. –Barbara, te quiero presentar a un amigo, él es Kamisato Ayato, su hermana está con Paimon buscando a los demás. Es el señor para el que Thoma es amo de llaves, aunque más que eso son buenos amigos. Y sí, él también está aquí.

Los ojos de Barbara se abrieron de la sorpresa, se le notaba que tenía ganas de ver al chico que tenía la visión Pyro.

–¿De verdad? –ella sonreía con emoción, pero llevó su mirada a Ayato haciéndole una dulce reverencia. –Es un placer conocerle, señor Ayato. Puede llamarme Barbara, simplemente.

–Ayato solo, por favor. El placer es mío, Barbara –el chico sonrió haciéndole una reverencia a la joven.

–Queremos darle una sorpresa a Thoma. ¿Sabes si Rosaria está aquí? –Aether sabía que la monja más intimidante de toda la catedral no solía pasar demasiado tiempo haciendo sus deberes.

–Sí, está en su habitación, voy a buscarla –la chica corrió escaleras arriba y se perdió detrás del gran portón.

Los chicos se quedaron solos, Ayato seguía mirando a todos sitios. Estaba conociendo a muchas más personas que conocían a su amo de llaves y amigo, aquello le permitía conocerlo mejor y estaba realmente feliz por ello.

No tuvieron que esperar demasiado hasta que Barbara volvió con una mujer más alta que ella, más adulta y con una piel mucho más pálida. Intimidaba un poco por su porte.

–Vaya, vaya, mira quien ha vuelto –la muchacha caminó hasta colocarse delante de ambos.

–Me alegro de verte, Rosaria. Te presento a Kamisato Ayato. Es el señor para el que Thoma es amo de llaves, aunque más que eso son buenos amigos. Ha venido de visita con él y con su hermana menor. –Aether no perdía tiempo en las presentaciones, tenían mucha gente a la que encontrar.

–Es un placer, señor Kamisato. Mi nombre es Rosaria, solo mi nombre, por favor –se demostraba que, a pesar de su aspecto y forma de ser, Rosaria era una buena mujer que sabía comportarse.

–Ayato simplemente, por favor. El placer es mío –desde luego, Thoma solo atraía las cosas buenas, así como las personas.

Tras ello, Aether le contó a la mujer lo que pretendían hacer y fue así como los cuatro salieron de la catedral para seguir buscando a todas aquellas personas que sabían que podían encontrar y reunir en El Obsequio del Ángel. Tras varios minutos, todos se reunieron delante de dicho sitio. Allí estaban Albedo con sus inseparables Klee y Sacarosa, Amber acompañada de Eula y Mika al que casi habían tenido que arrastrar hasta allí debido a su timidez, acompañados también de la dulce Noelle, Bennett había llevado hasta allí a Razor para que Thoma lo conociese, Barbara con Rosaria y Kaeya que se había unido a ellos poco después, Diona (a pesar del desprecio que le tenía al bar de Diluc y un poco al dueño), Fischl con Mona, y por último, Venti, el mismísimo Barbatos, aunque nadie lo supiese.

Aether se estaba preguntando como podrían ir a buscar a Diluc, era el único que no estaba en la ciudad hasta que la puerta de la taberna se abrió.

–¿Vais a quedaros esperando a Thoma fuera como unos pasmarotes? He reservado la planta de arriba de la taberna para todos nosotros.


SoulmateWhere stories live. Discover now