Capítulo 14

29 3 0
                                    

Mientras Thoma estaba reunido con sus viejas amigas, los hermanos Kamisato habían ido a El Obsequio del Ángel con Kazuha, Aether y Paimon. No paraban de contar todo lo nuevo que les había pasado, en especial, Aether y Paimon les contaban todo lo que habían visto y vivido en Sumeru o Fontaine. Todos los escuchaban maravillados, sobre todo la joven Ayaka que soñaba viajar con todo Teyvat.

–Fontaine parece hermoso... –la voz de la joven sonaba soñadora.

–Lo es, Ayaka, seguro que os gustaría si pudieseis ir –Paimon no tardó en dar su opinión.

Ayaka miró a su hermano y este la miró a ella, ahora estaban viajando y podrían hacerlo. Por otro lado, también podrían hacer acuerdos con esa nación y mejorar las relaciones con Inazuma.

–Viajaremos, nos lo merecemos –le dijo Ayato con una sonrisa.

Aether los miraba sonriendo, le gustaba que pudiesen tomarse un descanso, tenían mucho trabajo y se desvivían por Inazuma, pero cuando Ayato dejó de mirar a su pequeña hermana, el viajero pudo ver un cambio en sus ojos y pensó que quizás, solo quizás, el chico necesitaba alguien con quien hablar. Pensando en cómo poder hablar con él a solas, lanzó un gritito ahogado que asustó a todos los que le acompañaban.

–¡Aether! ¡¿Estás bien?! –su pequeña amiga y compañera flotante fue la primera en preocuparse, colocándose frente a su rostro.

–Estaba pensando en que muchas personas querrán ver a Thoma, mientras se reúne con Jean he pensado en buscarlos y traerlos aquí para darle una sorpresa –el rubio hablaba con seguridad, era la única manera de poder hablar con su amigo como necesitaba.

–¿Entonces, vamos a buscarlos? –Paimon seguía flotando en medio de la mesa mirando a todos.

–Sí, pero vamos a dividirnos. Yo me voy con Ayato, tú acompañarás a Ayaka y Kazuha, ellos no conocen la ciudad y nosotros sí –su amiga asintió y todos salieron en direcciones distintas.

Aether y Ayato se dirigieron en dirección a la iglesia, la supuesta primera intención de Aether era ir a buscar a Barbara y Rosaria.

–¿De qué quieres hablar, Aether? –la voz de Ayato sorprendió al viajero, él estaba pensando en cómo abordar el tema.

–¿Cómo sabes que quería estar a solas contigo para hablar algo? –el rubio caminaba a su lado sin entender en qué momento había sido demasiado obvio.

–Te he estado observando, no me has quitado la vista de encima desde que nos has hablado de Fontaine y luego parecías pensativo... los indicativos son claros –estaba claro porque Ayato era señor de su clan.

–Por algo eres el cabeza de familia, no se te escapa una –dijo el chico riendo. –Verás... me he dado cuenta cuando hablabas con Ayaka... tu expresión cambia cuando crees que nadie se da cuenta. Eso solo lo haces cuando estás preocupado, ¿qué ocurre? –a las palabras de Aether, Ayato respondió con un deje sorprendido, abriendo los ojos.

Al principio no dijo nada, solo siguió andando al lado de su amigo, pero no fue hasta pasados unos segundos, mientras subían las escaleras, que parecía haber encontrado las palabras necesarias.

–Los hombres con los que me reúno para tratar los temas más importantes tanto del clan como de Inazuma... –tomó aire porque no había pensando en el tema desde aquella tarde en la que había pasado. –Me comentaron que era momento de que buscase una esposa y tenga a mis herederos...

El silencio se hizo entre ambos amigos, Aether se había quedado de piedra porque no creía que le hablaría de aquello, no era tonto, sabía que en algún momento Ayato debería buscar una esposa para poder preservar el linaje de su familia, ¿pero ya?

–¿Eso es algo que tú no deseas por el momento? –el viajero sabía encontrar las palabras correctas para poner voz a sus pensamientos.

–No... mi padre me lo comentaba cuando estaba con vida, pero jamás me apuró... siempre me dijo que yo sabría cuando era el momento, pero no siento que lo sea, no me siento interesado en ninguna mujer... lo único que quiero es estar con mi hermana, con Thoma y con mis amigos, viajar, conocer nuevos lugares, hacer nuevos amigos... ¿me logras comprender, Aether? –los ojos de Ayato estaban llenos de dolor, un dolor que a Aether volvió a encogerle el corazón.

–Lo comprendo Ayato, tú eres el cabeza de familia y tú eres quien debe elegir como y cuando ocurrirán las cosas, nadie más. Ahora... voy a presentarte a alguien que hará que tu corazón se sienta aliviado por la bondad que emana –dicha esas palabras, abrió las puertas de la iglesia de par en par.



SoulmateWhere stories live. Discover now