Olivia Recalt, una reconocida bailarina y cantante, entre otras cosas, recibe la oportunidad de participar en la producción de un proyecto muy importante, no solo por la historia que cuenta, sino que, dicho proyecto estará dirigiendo uno de sus prod...
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En ese momento desperté, di un gran respiro al notar que solo fue una pesadilla.
Mire a mi derecha y ahí estaba ella, tenía su celular en sus manos mientras acariciaba levemente su vientre.
No dudé en abrazarla, jamás me permitiría perderla, no me imagino un segundo sin ella a mi lado.
—¿Que pasa, corazón?—pregunto con un tono de voz preocupado mientras acariciaba mi cabello, quisiera estar así toda la vida.
—Nada, solo un mal sueño— susurré y está soltó una pequeña risa
—¿Me quieres contar?—pregunto y negué antes de unir nuestros labios en un tierno beso
—¿Vos cómo estás?—pregunte mientras acariciaba levemente su vientre, es algo raro para mí.
—Estamos bien, muy bien—sonreí
Narra Olivia:
Enzo se despertó casi de un golpe, lo cual me desconcertó un poco.
Al parecer había tenido un mal sueño del cual no me quiso hablar, por lo que no insistí.
Estuvimos algunos minutos juntos hasta que decidió levantarse para ir al baño, imite su acción, pero para acomodar mi valija, hoy en la tarde regresamos a Buenos Aires después de unos cuantos días aquí.
Me encanta viajar y conocer nuevos lugares, pero no hay nada como Argentina, siempre será mi lugar.
Mientras levantaba la valija del sueño, escuché el ruido de la puerta abrirse, por lo que voltee y allí me encontré con Juani.
—¡Que estás haciendo!—grito con preocupación, esto mismo me preocupo a mí, no comprendía el motivo de su grito
—¿Qué te pasa, ju?— pregunté elevando mis hombros y este se llevó las manos a la cara.
En ese preciso momento, Enzo salió del baño, encontrándose con esta escena algo extraña, y se sumó a la preocupación de Juani.
—¿Por qué me miran así?— pregunté con algo de molestia
No dudaron en arrebatarle aquella valija y obligarme a sentarme.
—No puedes levantar cosas—dijo Enzo y reí
—No seas dramático, no es tan pesada—me defendí pero ambos negaron
—No, no, no levantes cosas del sueño, tampoco te agaches—me ordenó Juani, admiro que estoy enterada de que no debo hacer muchos esfuerzos, pero realmente no era muy pesada como para que me hiciera daño.
—¿Mira si se te sale la criatura?—bromeo Juani y negué con la cabeza mientras Enzo le pegaba levemente en la espalda
—No seas bobo, eso no va a pasar— intenté calmarlos
