Capítulo 4

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                         Jash Ashford

Hoy era el día en que empezaríamos a trabajar en el proyecto. Estaba tan entusiasmado por mostrarle mis ideas a Lia, que convertir mi casa en nuestro espacio de trabajo fue una decisión fácil. Era el lugar donde podía pensar más claramente y quería compartir esa claridad con Lia. Pude asistir al instituto porque mi tía Amanda se quedó cuidando a Rosie. Al llegar a la universidad, tomé asiento en un banco cerca de la entrada y saqué un libro de mi mochila. Estaba esperando a Lia para entrar juntos a la primera clase cuando de pronto apareció Daphne con una sonrisa que cruzaba su rostro mientras sostenía dos vasos con café.

—Hola, Jash.

—Hola, Daphne. ¿Sabes si Lia está en camino?

—Sí —asintió —Ella está en camino. Toma—extendió su brazo ofreciendo un café.

—No, gracias -me negué.

—Tómalo, no es nada -insistió.

—Estoy bien así.

—Vamos,tómalo

—Gracias —acepté el café y ella se sentó a mi lado.

—¿Qué tal las clases? —sonrió.

—Bien, Lia me ayuda mucho, me dice cómo debo hacer las cosas para que me vaya bien y me explica mi nuevo entorno —respondí.

—Qué bien —tomó un sorbo de café—¿Quieres salir más tarde?.

—Lo siento, he quedado con Lia para organizar nuestras ideas para el proyecto que nos han dejado.

—¿Y qué tal mañana?

—Le preguntaré a Lia si quiere ir.

—¡No!, solo nosotros, sin Lia.

Una cabellera castaña bastante clara robó mi atención; era Lia, se acercó.

—Hola, Jash.

—Hola, ¿lista para las clases?—pregunté.

—Claro que sí —afirmó.

—Hola, Daphne. ¿Vienes con nosotros o vas directo a tu clase? —preguntó Lia

—Tengo que irme —respondió la morena,tomó sus cosas y se alejó de nosotros.

—¿Nos vamos? —le pregunté.

—Sí.

La ayudé con su mochila y nos dirigimos al salón para la primera clase con la profesora Matheson. El día fue un poco estresante, pero con Lia sonriendo a mi lado, la carga de la universidad desaparecía. Al finalizar todas las clases, nos dirigimos a mi casa para empezar a trabajar en el proyecto. Al llegar, Rosie nos recibió con mucha alegría; mi tía Amanda se fue en cuanto llegamos, mientras que Lia y yo pasamos directamente a la sala para poder empezar a organizar todo. Le comenté a Lia la idea que tuve:

—Podríamos desarrollar un dispositivo portátil que no solo monitoree los niveles de glucosa, sino que también administre insulina de manera automática y precisa. Podría usar algoritmos para aprender de los hábitos del usuario y ajustarse según sea necesario —comenté muy emocionado.

Lia se mostró impresionada con la idea y juntos comenzamos a esbozar mi propuesta. El proyecto se convertiría en nuestro enfoque principal durante los siguientes días y mi casa se convertiría más en su segundo hogar.

                                   ☆

El desarrollo del proyecto no estuvo exento de desafíos. Lia y yo pasábamos horas debatiendo cada detalle técnico y teórico, a veces encontrando fricciones en nuestros diferentes enfoques. Lia, con su meticulosa atención al detalle, a veces encontraba frustrante mi tendencia a soñar en grande sin anclarme en la viabilidad práctica.Una tarde, tras una particularmente tensa discusión sobre los materiales del sensor, Lia explotó.

La Dulzura De Un Dolor CompartidoWo Geschichten leben. Entdecke jetzt