Capítulo 5

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                         Lia Beelmar

Desperté temprano para poder arreglarme e irme caminando a la universidad con Jash, ya que habíamos quedado en que él pasaría por mí para irnos juntos, aunque no hacía mucho en mi rutina, solo tomaba un baño, cepillaba mis dientes y peinaba mi cabello, aunque era poco siempre solía llegar un poco tarde. Bajé a desayunar y vi a mi madre sentada en la mesa del comedor junto a mi padre platicando, ellos no tenían apuro ya que ellos solían entrar a trabajar al mediodía, razón por la cual ellos llegaban muy tarde, cuando me senté junto a ellos dispuesta a disfrutar del desayuno en familia. Cuando estaba a punto de probar el primer bocado tocaron el timbre, mi madre me pidió que abriera la puerta, arrastré mis pies hasta ella y cuando abrí me tomé la sorpresa de que era el pelinegro.

—Hola, ¿llegué tarde? —dijo en tono sarcástico acompañado con una sonrisa burlona.

—De hecho llegas demasiado tempra... —dejé la frase en el aire al escuchar la voz de mi madre.

—Hola —dijo con una gran sonrisa que cruzaba su rostro.

—Buenos días señora, mucho gusto, soy Jash.

—Un gusto conocerte, Jash, soy Marlene, tú debes ser un amigo de Lia.

—Sí —afirmó Jash.

—Bueno madre, nos tenemos que ir, llegaremos tar... —otra vez dejé la frase en el aire al ser interrumpida por mi madre.

—Pero no has probado ni un solo bocado de tu desayuno, aún queda mucho tiempo, ¿por qué no invitas también a tu amigo para que desayune con nosotros?.

—Estoy de acuerdo con usted, aún queda mucho tiempo y no querría despreciar esta amable invitación que me está haciendo tu madre —dijo con una sonrisa lobuna.

¿Acaso me estaba jodiendo? Jash no era el tipo de persona que le gustaba estar en otra casa que no fuera la suya y justamente hoy quería desayunar en la mía. Lo miré con una expresión amenazadora mientras seguíamos a mi madre al comedor, pero fue en vano, él solo rió y pellizcó una de mis mejillas. No tenía problema en que Jash conociera a mis padres, de hecho, pensaba presentárselos más adelante, pero hoy no era el día ni la forma en la que lo había planeado, ellos ni siquiera sabían de la existencia de Jash ya que todos sabíamos que la única amiga que he tenido desde que llegamos a Brisbane ha sido Daphne. Al llegar al comedor mi padre recibió con mucha alegría al pelinegro y lo sentó a su lado como si se tratase de un amigo de toda la vida, no es un secreto que mis padres siempre han sido personas sociables y muy amables, entre risas y distintos temas de conversación se divirtieron juntos mientras que yo... si tuviéramos tercer piso me hubiera tirado de él, mi madre contaba anécdotas vergonzosas de mi infancia mientras Jash solo reía y me miraba de una forma burlona, sentí como mis mejillas se ruborizaban cada vez más. Al terminar el desayuno Jash y yo caminamos en dirección a la salida pero fuimos detenidos por mi madre.

—Jash, si no tienes planes para el domingo a mi esposo y a mí nos encantaría que nos acompañes a cenar el fin de semana —dijo con una voz tan suave y dulce que era imposible negarse ante su petición.

—Claro, será un placer acompañarlos ese día —respondió el pelinegro con una mirada dulce y amable.

Nos alejamos de mi casa rápidamente mientras Jash me preguntaba sobre mis mejillas ruborizadas mientras se burlaba de mí.

—¿Es en serio, Lia? —preguntó.

—¿Qué cosa? —respondí con la ceja arqueada.

—Que hiciste el papel de calabaza en el musical escolar de Cenicienta,sólo para representar al carruaje cuando perdió la magia del hada madrina —dijo mientras se reía a carcajadas.

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