Capítulo 17

1 0 0
                                    

                      Daphne Murphe

Había pasado otra semana desde aquel encuentro con Jash y Lia. El campus estaba ahora en pleno bullicio de actividades de medio semestre, y aunque yo seguía enfocada en mi campaña, los hilos de mi vida social inevitablemente se entrelazaban con Jash y Lia. Las clases, las actividades extracurriculares, y las reuniones del comité me mantenían ocupada, pero siempre había momentos en los que mis pensamientos volvían a ellos.

Habíamos acordado reunirnos en la cafetería del campus para planificar lo del panel. Aunque sabía que esto implicaría ver a Jash y Lia juntos, sentí que estaba en un lugar emocionalmente más seguro para manejar la situación. Después de todo, había decidido que mi bienestar emocional y mi crecimiento personal eran prioridades.

Llegué primero, eligiendo una mesa cerca de la ventana con vistas al jardín. El sol de la tarde bañaba el espacio con una cálida luz dorada, y me tomé un momento para disfrutar del paisaje y la tranquilidad antes de que llegaran. No tardaron en aparecer ellos, risueños y claramente absortos en una conversación que parecía haber empezado hace tiempo. Sentí un pellizco de nostalgia al verlos así, pero me recordé a mí misma la importancia de seguir adelante.

—¡Daphne! —Lia me saludó con un abrazo, su energía vibrante como siempre—. Qué bueno que pudimos coincidir todos.

Jash sonrió, asintiendo, aunque su atención rápidamente se desvió de nuevo hacia Lia. Observé cómo su mirada la seguía mientras ella sacaba sus libros y cuadernos, ofreciéndole ayuda con una sonrisa tímida que parecía reservada solo para ella. Sus interacciones eran tan naturales, tan fluidas, que a veces me preguntaba si ellos mismos se daban cuenta de la conexión tan fuerte que compartían.

—Entonces, ¿sobre qué querías que repasáramos hoy? —pregunté, intentando insertarme en la conversación y traer un poco el foco hacia el propósito académico de nuestro encuentro.

Lia se acomodó en su silla, agradecida por la pregunta. —Creo que necesitamos hablar sobre las ideas para el panel. Jash, ¿tenías algo en mente?

Jash, sin embargo, estaba más interesado en lo que Lia pensaba. —Sí, eso suena bien. Pero, ¿cómo te sientes con el material, Lia? ¿Hay algo específico que te confunda?

Era claro que, aunque físicamente Jash estaba allí con nosotros, su mente y corazón estaban centrados únicamente en Lia. Cada respuesta, cada gesto, cada mirada estaba imbuido de una atención que iba más allá de la cortesía casual. Era fascinante y doloroso a la vez, ver cómo alguien puede estar tan entregado a otra persona sin siquiera darse cuenta de lo evidente que era para los demás.

Mientras ellos discutían detalles específicos del material, me encontré más como una espectadora que como parte de la conversación. No era una sensación de exclusión maliciosa, pero sí un recordatorio de que había dinámicas en juego que estaban más allá de mi control o deseos. Traté de mantenerme positiva y contribuir cuando podía, recordándome a mí misma que estaba allí por una razón más grande que mis propios sentimientos.

A medida que la sesión progresaba, me concentré en aportar donde podía, manteniendo el enfoque académico para evitar deslizarme hacia pensamientos más personales. Lia, por su parte, era completamente ajena a la complicada red de emociones que fluía bajo la superficie. Su entusiasmo y energía eran contagiosos, y aunque a veces me sentía como un tercero, me alegraba de ver que ella estaba contenta.

Al final de nuestra reunión, mientras recogíamos nuestros materiales, Jash preguntó con entusiasmo si Lia quería tomar un café para seguir discutiendo sobre el panel.

—Claro, me encantaría —respondió ella con una sonrisa. Se volvió hacia mí—. ¿Daphne, te gustaría venir?

Aunque parte de mí quería aceptar, para sentirme parte de su mundo aunque fuera por un momento, sabía que necesitaba espacio.

—Gracias, pero tengo que seguir trabajando en el panel. Quizás otro día —respondí, dándome permiso para elegir mi bienestar sobre la necesidad de pertenecer. Me obligué a sonreír y a despedirme con naturalidad, aunque por dentro sentía un nudo en el estómago.

Mientras los veía alejarse juntos, sentí un toque de melancolía, pero también una renovada determinación. Estaba aprendiendo a navegar estas aguas turbulentas con un nuevo sentido de quién era y lo que realmente necesitaba. Era un proceso, pero cada paso adelante era un paso hacia mi propia luz. Reflexioné sobre cómo había cambiado en las últimas semanas y sobre las lecciones que estaba aprendiendo acerca de mí misma y de las relaciones humanas.

El resto de la tarde la pasé en la biblioteca, trabajando en el panel y en otros proyectos de clase. La concentración me ayudó a despejar la mente y a centrarme en mis objetivos. Sin embargo, los pensamientos sobre Jash y Lia nunca estaban demasiado lejos. Me preguntaba cómo sería si pudiera ser parte de ese dúo dinámico sin sentirme como una intrusa. Pero también sabía que forzarme a encajar en un lugar que no era el mío no me traería la paz que buscaba.

A medida que avanzaba la semana, el campus seguía bullicioso con las preparaciones para los exámenes y los eventos sociales. El jueves, después de una larga jornada de clases y reuniones, me encontré nuevamente en la cafetería, esta vez sola. Aproveché para revisar mis notas y planificar mis estudios para los próximos días. De repente, sentí una mano en mi hombro.

—¿Daphne? —era Lia, con una sonrisa brillante como siempre—. ¡Justo estaba buscándote! Necesito tu opinión sobre algo para el panel.

Le hice un gesto para que se sentara a mi lado. Mientras sacaba sus notas y comenzaba a explicarme sus ideas, me di cuenta de cuánto valoraba su amistad y su energía positiva. Aunque había momentos en los que me sentía desplazada, también sabía que estas relaciones me estaban ayudando a crecer de maneras inesperadas.

—Estaba pensando en enfocarnos más en cómo las redes sociales afectan la percepción pública de los temas políticos. ¿Qué piensas? —preguntó Lia, mirándome con sus ojos llenos de expectativa.

—Me parece una excelente idea —respondí, dejando de lado mis inseguridades—. Podríamos incluir estudios de caso recientes y quizás invitar a algún experto para que hable sobre el tema.

Lia asintió, emocionada. —¡Sí, eso sería genial! Gracias, Daphne. No sé qué haría sin tu ayuda.

Le sonreí, sintiéndome genuinamente apreciada. —Es un trabajo en equipo, Lia. Estamos en esto juntas.

Mientras seguíamos discutiendo, Jash apareció con dos tazas de café, una para Lia y otra para mí. Me sorprendió el gesto y me agradecí por dentro. A pesar de las complejidades de nuestros sentimientos, Jash siempre había sido atento y considerado.

—Gracias, Jash —dije, tomando la taza con una sonrisa—. Justo lo que necesitaba.

Él sonrió, encogiéndose de hombros con modestia. —De nada. Pensé que todos podríamos usar un poco de energía extra.

La tarde pasó rápidamente entre risas, bromas y mucho trabajo. Mientras los tres colaborábamos, me di cuenta de que a pesar de mis inseguridades, estaba construyendo algo valioso. Mi relación con Jash y Lia, aunque complicada, estaba llena de momentos que me hacían sentir viva y parte de algo significativo.

Al despedirnos esa noche, sentí una mezcla de emociones. Sabía que el camino por delante no sería fácil, pero también sabía que estaba aprendiendo a manejar mis sentimientos y a encontrar mi lugar en este complicado entramado de relaciones. Cada día era una oportunidad para crecer y entender mejor mi propia fortaleza.

Cuando llegué a mi habitación esa noche, me sentí más tranquila y en paz conmigo misma. Sabía que todavía había desafíos por delante, pero también sabía que tenía la capacidad de enfrentarlos. Reflexioné sobre el día y me sentí agradecida por las lecciones aprendidas y por las personas que formaban parte de mi vida.

Me acosté, pensando en lo que el futuro podría deparar. Sabía que habría más momentos de confusión y quizás de dolor, pero también sabía que estaba en un viaje de autodescubrimiento y crecimiento. Y en ese viaje, cada paso, por pequeño que fuera, me acercaba más a la persona que quería ser.

Al cerrar los ojos, me prometí a mí misma que seguiría adelante con valentía y determinación, abrazando cada experiencia y aprendiendo de cada desafío. Porque al final del día, sabía que todo esto valía la pena.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: May 21 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

La Dulzura De Un Dolor CompartidoWhere stories live. Discover now