22

1.6K 175 49
                                    

☾ Capítulo 22 ☽

"Inefable"

Estos días han sido más agotadores que otros. Si bien las clases presenciales habían acabado, mi cansancio físico se duplicó con todos los quehaceres que cargaba en mi hombro. Contaba únicamente con la ayuda de Bren y Mika ya que Gero seguía ofendido conmigo y Dam... Dam no salía de su habitación al caer en una profunda tristeza que hasta su psicóloga se le estaba haciendo bastante difícil su trabajo.

Mi semana comenzó con la mudanza al departamento que Dam consiguió para mi familia, mis jefes me dieron el permiso de faltar al trabajo en el horario de la mañana para poder acomodarme en mi nuevo hogar. También visitaba a mi padre cada vez que podía, por lo menos le faltaba poco para que saliera del hospital. En tanto, mi mamá no fue tanto trabajo ya que contaba con la ayuda de sus enfermeros y eran ellos los que le curaban su herida y la asistían por su leucemia. Luego volvía a mi trabajo y cuidaba de los niños y por la noche me quedaba hasta tarde estudiando, pero me dormía en medio del estudio.

También había veces donde ensayábamos para la obra de teatro, solo que hubo un ligero cambio. El papel del príncipe lo iba a tomar Mika, pero no pudo aceptarlo ya que al tener que representar a una de las hermanastras le chocaba con el papel del príncipe en una misma escena. Además, se había roto la muñeca al resbalarse en la ducha, por lo que tenía que andar con yeso durante un buen tiempo y, según él, no era estético que el Príncipe estuviera con un yeso en las escenas más importantes. Por lo que todos optaron por que el príncipe fuera Gero y descartar al personaje del Duque.

Dam no dijo nada ante ese cambio, pero su mirada decía cuán disgustado estaba. Mi gran deseo era que él volviera a la obra de teatro, pero su tristeza no le permitía hacer otras actividades, ni siquiera trabajar para su familia. Mayormente se pasaba encerrado en su habitación y por las noches salía a caminar solo o a veces con Alessia (lo cual provocaba celos inmensos dentro de mí) y volvía a su hogar demasiado tarde. De hecho, hubo varias discusiones con sus padres ya que volvía pocos minutos antes de que saliera el sol, se estaba arriesgando demasiado.

Intentaba hablar con él, pero era imposible ya que se alejaba de casi todos. Las únicas personas con las que él podía hablar eran Alessia y su psicóloga, pero esta última también no decía nada por pacto a su trabajo, aunque me hizo saber que le estaba resultando difícil poder trabajar con su paciente. En tanto, Alessia se quedaba callada solo para hacerme enfurecer y marcar su territorio, de hecho me sonreía con maldad cada vez que salía con Dam de la mansión. Llegué a preguntarme por qué él había dejado de confiar en mí y no me contaba nada de lo que pasaba por su cabeza. Habíamos avanzando tanto, pero de un día a otro retrocedimos hasta el primer casillero de ese juego.

Lo único que descubrí es que él tenía muchas pesadillas constantemente y que esa era una de las razones por la cual se rehusaba a dormir, incluso sus ojeras eran más oscuras que cualquier otro día. Además, en pocos días había adelgazado tanto que su mandíbula y pómulos comenzaban a pronunciarse todavía más.

Estaba preocupada por él y lo extrañaba demasiado.

Lo bueno de la semana fue la noticia de que Mendoza y sus secuaces habían sido capturados y que era uno de los criminales más buscado desde hace un par de años. Que su verdadero nombre era Sergio Benítez y que nació en Chile. Por lo menos ya no íbamos a saber más nada de él y me alegraba tanto saber que estuviera pagando cada una de sus crueldades hasta el fin de sus días.

🌙

Era el día de representar la obra de teatro, aunque hubo un ligero cambio con el horario. Al inicio iba a ser al mediodía, pero por un inconveniente del establecimiento se pasó para la noche. Eso me llevó a desear que Dam apareciera por arte de magia, pero muy en el fondo sabía que eso no iba a suceder, por lo que intenté sacarme esa tonta idea de la cabeza y continuar con mi labor junto a los demás.

Cuando la noche sea eternaWhere stories live. Discover now