Capitulo 29.

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El domingo por la mañana mi papá pidió panqueques para el desayuno, y me dejó untarle nutella en lugar de mermelada. Estuvo muy rico el desayuno y lo disfruté bastante.

"Oye, ¿quieres venir a la oficina conmigo, o prefieres quedarte aquí con el tío Andy? Sólo estaré afuera un par de horas para resolver algo, luego estaré de vuelta y podremos bajar a la piscina del hotel."

"Quiero ir a la oficina contigo, y cuando regresemos quiero ir a la piscina." Él asintió con la cabeza.

"Excelente. Puedes llevar la Barbie que te compré para que no te aburras tanto en la oficina, y toma un abrigo, hoy hace frío."

"Si." Respondí, levantándome de la mesa para buscar la Barbie y el abrigo.

Papá se metió en el baño para ducharse, y sentí curiosidad de conocer su gimnasio. Hay muchas pesas, distintos objetos, y máquinas para hacer ejercicio, también hay una bolsa de boxeo y unos guantes. Tomé los guantes y comencé a golpear la bolsa con fuerza, pero es muy pesada y me pegó en la cara cuando se balanceó. Caí al piso, pero no me dolió. Observé su colección de trofeos, y sus medallas, pero una máscara de Batman llamó mi atención. No sólo tiene una máscara, ¡también tiene el traje completo de Batman! ¿Acaso mi papá es un súper héroe? ¿Mi papá es Batman?

"¡GINA! Ya nos vamos." Me sobresalté y salí corriendo del cuarto, cerrando la puerta.

Cuando llegamos al trabajo de papá, solo vi a pocas personas trabajando, no había tantas como la última vez que estuvimos aquí. Pensé que nadie trabajaba los domingos, pero me equivoqué, mi papá trabaja todos los días.

"Becky, traeme un café con bastante azúcar, y un vaso de agua para la niña." Ordenó mi papá cuando entramos en su oficina. La chica de cabello rojo asintió con la cabeza.

"Si señor, en un momento." Y salió por la puerta.

"Bien, así que sólo firmaré unos papeles, ordenaré unos documentos, reescribiré un papeleo y estaré listo para regresar al hotel. Tú puedes jugar con tu Barbie aquí, o salir afuera si quieres." Dijo sentándose frente a su computadora. Yo hice caso omiso a sus indicaciones y me senté frente a su escritorio, en la silla que gira en todas las direcciones y comencé a dar vueltas en ella. "O puedes quedarte aquí y dar vueltas en la silla hasta vomitar. Es tu decisión."

"Es divertido." Dije mientras giraba y veía como la sala se movía a mi alrededor.

"Si. Cuando quieras vomitar, sólo hazlo lejos de mi escritorio, porque prefieres seguir dando vueltas hasta volverme loco, y voy a terminar vomitando primero que tú." Solté una carcajada.

"Yo no me mareo."

"Como digas. Eres muy necia."

"Señor.... Aquí esta su café, y el agua." Habló la chica, pero no me detuve en la silla.

"Bien, gracias Becky."

"Oh, y otra cosa señor Payne, ya llegó el resultado de las pruebas que pidió." Me sostuve del escritorio y dejé de dar vueltas.

"Estupendo. Traelos, quiero verlos." Ella volvió a salir de la oficina, y mi papá suspiró profundo. "Vaya, finalmente dejaste de dar vueltas."

"¿Quieres escuchar mis chistes?" Pregunté cambiando el tema. Él levantó una ceja, pero luego sonrió.

"Claro, me encantan los chistes."

"¿Que le dijo Tarzan a un gato? Tan chiquito y con bigote. Y el gato le respondió: Tan grandote y con pañal." Mi papá soltó una risita, y yo seguí contando mis chistes que aprendí en el orfanato para escucharlo reír. "¿Que le dijo el cuchillo a la gelatina? No tiembles cobarde."

En busca de mi PAPÁ (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora