capitulo 34

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(Agata Rosst)

Apenas entramos al auto Dimitry saco su celular y le mostró algo al conductor del taxi.

—Können Sie uns bitte zu dieser Adresse bringen?.
(Puedes llevarnos a la dirección, esta, por favor).

No sabía que hablaba alemán, el señor solo asintió con la cabeza y puso en marcha el auto, pero todo este tiempo lo miraba intrigada por saber como habia aprendido ese idioma, el noto mis dudas y entonces hablo.

—Viajo todo el tiempo, por eso aprendí alemán —comento.

—Wow, eso es bueno, me gusta que aprendas.

—Bueno yo lo odio, pero es divertido —sonrie.

Viajamos por la ciudad ajetreada y despampanante, con hermosos edificios, y lugares por descubrir, el taxi se estacionó en frente de lo que yo llamaría hospital porque si todo aqui esta en alemán, como para lograr entender algo, pero era obvio por como era su arquitectura.

Los chicos también me confirmaron lo que yo suponía, nos adentramos en el hospital, con las paredes completamente blancas, con algun que otro cuadro y posters con el idioma aleman, y un olor a desinfectante, pasando la recepción, hablaron con unas chicas y yo no entendí ni un comino, así que solo me concentre en seguirlos y ellos me guiaban por los largos y amplios pasillos del hospital, nos quedamos en un lugar que era muy, ¿Fraternal?, el sector estaba lleno de niños, cuadros infantiles, mujeres embarazadas.

Ninguno dijo una palabra, y no entendía porque estábamos aquí, pronto el doctor salió y enuncio un nombre, MI nombre, pronto me arrastraron con ellos, cuando entramos había una camilla, un escritorio en el cual tenía un par de sillas a juego, las paredes blancas al igual que todo el hospital, una cortina alrededor de la camilla y un monitor para ecografías, apenas lo note me di cuenta de que trataba todo esto, el doctor me hablo en italiano lo que hizo que le prestara atención.

—¿Puedes acostarte sobre la camilla y desabrochar el shorts?.

Apenas el doctor termino de decir aquella frase, los dos hombres altos y corpulentos gruñeron como dos animales, que infantil.

—Tranquilos alfas solo voy a ver su estado y nada más.

—Bien —respondieron al unisono.

¿Alfas?, ¿Que carajos?, ¿Que era eso?, quería girarme y seguramente discutir por algo que tenían que explicarme pero no era el momento, así que acto seguido hago lo que el doctor pidió, me recuesto sobre la camilla fría por el aire acondicionado, desabroché mis shorts y supuse que debería bajarlos un poco, cuando me encontre con las miradas de dimitry y max.

Estaban rectos con los brazos cruzados, con el cuerpo tenso, con las mandibulas apretadas, tratando de disimular su enojo y celos, el doctor puso en mi abdomen algo viscoso y completamente helado lo que terminó por sacarme de mis pensamientos, con un monitor comenzo a moverlo por mi abdomen, el doctor miraba con intriga la pantalla, los otros dos ya se había relajados se encontraban sumergidos mirando la pantalla.

Lo que me hizo desear ver lo que ellos estaban viendo.

—Mm... Luna tiene un mes de embarazo, Pero juzgando por el tamaño del feto lo más seguro es que la dominación de los alfas sea mucho más fuerte, lo que significa que podría llegar a nacer en cinco meses —comento.

Los ojos se me abrieron de par en par, la mandíbula casi se me cae de la sorpresa, ¡no puede ser!, no, no, es demasiado rápido para su nacimiento, bueno si nueve meses son tediosos pero esto avanza muy rápido, mire a los dos hombres que parecen satisfechos por la respuesta del doctor, pero yo estoy aterrada, mi corazon late a mil por hora.

—Por cierto el bebé está muy saludable, se encuentra bien, ademas creo que deberían considerar que ya es tiempo de darle la marca o las cosas podrían ser diferentes.

No entiendo, ellos hablaron de la marca, pero, ¿por qué es necesario?, no me contuve y pregunté.

—¿Por qué es necesario tener la marca?.

El doctor se quedó en silencio, me miró, luego dirigió su mirada hacia los dos, estaba empezando a dejar un suspenso suspendido en el aire, volvio a mirarme y decidió hablar.

—Luna... si no llevas su marca podrías perder al bebé.

Me quedo atónita casi puedo sentir como me quedo sin aire, y mi boca se seca, de solo pensar que eso pueda suceder, me va a derrumbar, los tres me miran preocupados, seguramente fue una verdad dura para mí, sin poder decir nada de repente una punzada en el estómago se instalo y me invadió, algo comenzó a subir por mi garganta, quemando casi como la acidez, desesperada casi me atragantó.

Pero el doctor fue rápido y puso a mi alcance un recipiente de metal, al tacto era frio, pero me concentro en expulsar todo, lo que hace unas horas había comido, el esfuerzo que hago para vomitar es horrible, la sensación de mi estómago revolverse, la odio. Y el sabor amargo que me inunda las pupilas gustativas, es asqueroso.

Alguien había estado acariciando mi espalda en pequeños círculos mientras que en un puñado me agarraba el cabello para que no se fuera hacia mi rostro, luego una mano cálida me limpia las lágrimas que estaba derramando por el esfuerzo y que empezaba a empapar mis mejillas.

—Eso es, eso es, lo hiciste bien —pronuncio la melodiosa voz de dimitry.

—¿Te sientes mejor? —pregunto max.

Asentí con la cabeza, tenerlos me daba la sensación más linda de estar segura a su alrededor, ellos me estaban consolando con palabras de compresión tan dulces, pero yo me sentía furiosa y la vez me calmaban tan bien, hasta que el doctor hablo.

—¿Este síntoma ya pasó alguna vez?.

—Ayer.

—mmm... Ya estas con los vomitos matutinos, déjenme decirles que las cosas van a ser un poco difíciles para ti, desde ahora lo más probable es que tus vomitos sean más recurrentes, además de eso después vendrán cambios de humor muy drásticos, entre otras cosas, desde ahora tienes que visitar más seguido el medico para ver cómo avanza el embarazo.

—¿Que podemos hacer con los vomitos? —pregunto la voz preocupada de max.

—Es algo normal en este proceso, así que deberás aguantar hasta que pasen solos, pero tendrás que tomar vitaminas y mucha agua.

Empezó a escribir en un papel lo firmo y con eso listo se lo entrego a max.

—Debe tomarlos luego de cada desayuno, comida o cena, nos vemos.

Apenas finalizó de hablar el doctor, max me ayuda a levantarme de la camilla, yo tenía ganas de salir corriendo y buscar el baño más cercano, lo hize salí corriendo y para mí suerte encontré un baño bastante cerca de nosotros, estaba desocupado, doble premio, entre y me encerré en el, fui al lavamanos abrí la canilla del agua, me incline hasta la canilla, abri mi boca para que el agua entrara a mi boca y así poderme enjuagar con abundante agua.

Una rosa para dos hombresWhere stories live. Discover now