capitulo 49

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𝑨𝒈𝒂𝒕𝒂 𝑹𝒐𝒔𝒔𝒕

La llamada se cuelga, esto ya no es mi culpa son personas mayores y saben lo que hacen, me repito una y otra vez para no estresarme más por algo como esto. No noto la presencia de Ana, hasta que está cerca.

—No van a dejar de buscarte, luna.. —se anuncia Ana. Volteo a verla y en su rostro está dibujada la expresión de preocupación.

—Lo sé. Por eso voy a tener que irme. —la tristeza se instala en mi corazón.

—Vamos a la mansión —declara Ana.

—¿Estás segura de que puedo? —pregunto con duda.

—Cariño esa casa también es tuya —explica Ana.

Le doy un asentamiento de cabeza y Ana me da una sonrisa cálida que se ensancha de oreja a oreja, con eso sube con rapidez hacia las escaleras.

—Quedate aquí, y cuida del bebé —alza la voz.

Lo que me da un poco de risa ya que realmente se preocupa por mí, creo que es momento de que me cuide más, por eso cuando estemos en la mansión le pediré a Ana que consiga un médico para que me visite. Acaricio mi panza abultada. Y consigo un cosquilleo, es felicidad plena.

𝒎𝒂𝒙𝒊𝒎𝒊𝒍𝒊𝒂𝒏𝒐 𝑺𝒊𝒎𝒐𝒏𝒆

Observo con mucha atención cada rincón de la lujosa mansión, Dimitry se encarga de hacer exactamente lo mismo, el padre de Agata se encargó de comprar la casa, no sé con que dinero lo hizo pero no es algo que me incumbe, ya que el mismo se ofreció a darnos todo lo que necesitamos. Por eso no hice preguntas alguna. En mi observación veo algunos candelabros deslumbrantes en dorado, pasillos decorados con alfombra roja, cuadros que cuestan muchísimo dinero, floreros con flores exóticas. Todo aquí grita lujos. Me dan náuseas.

Me dezplazo por el lugar que me parece extraño y poco conocido. Lo que extraño nuestro hogar, era sencillo y deslumbrante. Toda la casa tenía la esencia aromática de Agata. Era mortal para mí y me hacía desearla de todas las formas posibles, un fruto que desearía comer ahora mismo. Pero estoy aquí lejos de ella, muriendo lentamente en agonía. Un fastidio.

Suelto un suspiro frustrado por la falta de Agata, cuando a pocos metros de mí me encuentro con Dimitry.

—¿Ya sabes dónde colocar las bombas? —pregunta con curiosidad.

—Si. ¿Que es lo que viste? —Le hago una pregunta intrigado por saber más de la mansión.

—Mucho lujo —casi suelto una risita porque los dos pensamos exactamente lo mismo. Aunque vivimos en una mansión por mucho tiempo creo que nos acostumbramos a la comodidad de casa, vuelvo de nuevo a la conversación —Todo el patio es enorme, y otra vez muy ostentoso, que me da asco. ¿Que piensas?. ¿Cómo deberíamos colocar todo?.

—El viejo retirado tiene buen olfato aunque lo ví bastante demacrado esa vez. Tenemos que ocultar el olor de los químicos—le explicó detenidamente.

—Si. ¿Pero como lo vamos a hacer?.

—Pensaba poner las bombas en el bufet —bromeo. 

—No tenemos bombas pequeñas. Esas bombas son enormes.

—solo juego. Sería lindo que se tragaran una —digo con voz de odio, Dimitry me observa confundido así que solo he decidido seguir hablando. —Por ahora coloquemos las bombas en estructuras. La parte superior es buena. Tiene muchas habitaciones con objetos, como los armarios, escritorios. —dentro de mi saco porto un mapa. El mapa es de la construcción de la casa y se lo entrego a Dimitry—Solo ve las columnas superiores, es fácil —se las señaló en el mapa.

Una rosa para dos hombresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora