V E I N T I S I E T E

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"Cada día mis lágrimas empapan mis mejillas y cada día le agradezco al viento por secarlas".

"Cada día mis lágrimas empapan mis mejillas y cada día le agradezco al viento por secarlas"

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El viento golpeaba la ventana con brutalidad, intentaba, en verdad intentaba, dar advertencia sobre aquello que se aproximaba. La manera violenta en que mecía las copas de los pinos era la representación de su molestia al ser ignorado. Si tan solo Tobías pudiera leer los susurros desesperados, si tan solo sus oídos no estuvieran tan endulzados por las palabras del mayor, tal vez así tuviera una oportunidad de unir los puntos. De nuevo esperaba mucho de la nada.

Dios, ¿el clima se ha vuelto loco? Ayer apenas había una ligera brisa y ahora parece que un huracán se llevará nuestra cabaña — sonrió dándole un último vistazo a la ventana del pasillo. En esta podía ver en algunos momentos cómo la ventana se azotaba por el aire que afuera gritaba molesto. Se sentía impotente.

Por primera vez no se había quedado en silencio e ignorando que su voz era muda, lo había intentado, no había nada que hacer. El castaño cerró los ojos mientras aceptaba el paso que le fue cedido, entrando así a la habitación fría del neko. Este le siguió los pasos cerrando la puerta a sus espaldas, había algo extraño en su expresión; y es que el aura que le rodeaba era totalmente diferente, le miraba incluso con otro sentimiento.

Sus ojos verdes parecían haber perdido el color, tomando uno más oscuro a comparación, un pequeño detalle que nuevamente el castaño no tomó, tal vez era el toque de enamoramiento o el filtro en sus ojos que lo hacían ver con amor antes de temerle. Aunque la sensación en su pecho delataba que algo no estaba realmente del todo bien.

Nuevamente intentó callar lo que su mente suplicaba, ese séptimo sentido que gritaba desesperado por ser obedecido. Pero el chico nunca fue bueno acatando órdenes.

El clima es extraño. Aunque no me sorprende del todo, conozco cosas más extrañas aún. Personas dicho de otra manera había algo en su voz que ponía inquieto una parte del castaño, tal vez el tono o esa mirada que comenzaba a notar.

Nunca había sentido su corazón latir con tanta fuerza como lo hizo cuando el espacio entre ambos se hizo más corto. Los pasos del mayor sobrevolaron su cabeza poniéndole incluso nervioso. Dio un paso atrás sin controlar la manera en que su cuerpo reaccionó. Pensó tal vez en que esta acción sería una falta de respeto, un símbolo de que no había confianza, así que rápidamente corrigió esta conducta. El paso retrocedido fue un paso dado hacia adelante.

¿A qué le temía? Ni siquiera él lo sabía. Solo sabía que debía hacerlo y lo hacía, tal vez lo negaba pero eso no significaba que el sentimiento no existiera.

Sí, bueno. Estamos metidos en esto, es obvio que la mayoría muy normales no son, pero ¿qué es la normalidad, Cat? Nos matamos por buscar la más deseada normalidad, sin saber que nosotros le damos el significado — habló. Sus palabras eran verdad. Tanto tiempo deseando y persiguiendo algo que ellos mismos habían inventado —. Es estúpido.

La mirada de Cat se centró en los ojos del castaño, buscaba crearse un arrepentimiento interno por lo que iba a decir, cosa que no logró. No podía sentirse arrepentido por lo que diría, por lo que sentía.

Estás equivocado, Tobías. La normalidad se crea en sociedad. Lo normal es casarse con una mujer, tener una familia y trabajar hasta la muerte, esa es la normalidad. No salir con un hombre, es anormal — sus palabras eran repugnantes, estaba equivocado. Totalmente equivocado—. Y tal vez no esté tan dispuesto a seguir siéndolo.

¿A qué te refieres? — murmuró. Había más miedo que molestia por la ligera insinuación en sus antiguas palabras. El mayor sabía qué decía y Tobías no era tan estúpido para no entender esas indirectas.

No lo sé, simplemente me aburrió. Tal vez nunca hubo un clic, ¿qué me amas? No, Tobías. — Es pecado dañar a alguien que te amó tanto—. Te contaré algo. No tenía pensado acercarme a ti, mi objetivo siempre fue Masky. No te equivoques. No busco su amor, busco venganza — siguió. Mientras más avanzaba acercándose, más retrocedía el contrario.

Tal vez el reloj del tiempo se había roto o solamente la mente de Tobías no estaba capacitada para saber todo esto de golpe, pero no podía reaccionar. Algo extraño en él, se sentía agobiado y las ganas de llorar pronto le abrazaron.

Tenías razón en algo. Soy un acosador, llevo años viéndolos, vigilando. ¿No lo notaste? ¿No te pareció extraño? Viviste en un mundo de fantasía que YO creé, deberías estar agradecido — ¿Agradecer por ser engañado? Solo una persona tonta pediría algo así.

Mientes. ¿Cómo es que jamás...? — No podía ser cierto, no podía estarle pasando eso. Se negaba a creer que esta persona le había engañado.

— ¿Me notaste? Era de suponer. Soy el investigador del grupo, un maestro en el sigilo. Incluso fui testigo de tu primera noche en la cabaña. ¿Intentaste colgarte? Por un momento pensé que lo habías logrado — habló, mientras pasaba su dedo por el cuello del menor quien había encontrado el muro. Este le impedía retroceder.

Esto era realmente malo, el hombre había puesto ambos brazos en cada lado del castaño, manteniéndolo acorralado. Obligándolo a escuchar cada maldita palabra que su boca mentirosa soltaba. No todo era culpa de Cat, también era culpa de Tobías. ¿Cómo había sido tan tonto para caer dos veces en el mismo engaño, en el mismo tipo de persona?

Pero después de unos minutos... Volviste a tener conciencia. Admito que no fue la primera vez en que te observé. Algunas veces pensé que me habías logrado atrapar, pero supongo que nunca lo hiciste — siguió. El viento seguía azotando las ventanas, intentaba hacer el suficiente ruido para callar las palabras. Quería ser capaz de entrar y secar las lágrimas que pronto brotarían—. Incluso llegué a temer cuando fue la reunión. En verdad tuve miedo.

Este miraba con una sonrisa cada expresión, cada lágrima que se acumulaba en los ojos miel de su contrario y la pequeña sensación de satisfacción nació en su pecho. Ahora lo sabía, era un poco excitante dañar a alguien puro. Una idea perturbadora nació en su cabeza, sus ojos recorrieron el cuerpo del castaño y entonces la excitación enferma creció.

Tobías estaba a punto de romperse y Cat no parecía interesado en notar las fracturas que este tenía, en su lugar parecía disfrutar de escucharlo crujir.

🌻: ¡Hola!,Espero y disfruten el capítulo. Quiero aclarar que aquello que dijo Cat es falso,la normalidad no existe. Todos somos normales y la sensación de no sentirse así es solo producto de nuestro cerebro,no eres anormal por tus gusto, Orientación,Etc.

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