|• Ahora Todo cambio •|

T R E I N T A

"No fue enojo,fue decepcion y eso es peor".

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El susurro de la mujer llenó toda la habitación. Tenía miedo de entrar y esto se notó en los minutos que tardó intentando entender la situación. Había algo mal. Si bien entendía que esos dos habían demostrado una conexión inigualable, no esperaba toparse con esa escena. Podía sentir una mirada liviana que la observaba desde la esquina de la habitación, justo en el lugar donde la cama tocaba la pared. La mirada no era intimidante.

Por fin sus pies se movieron entrando a la fría habitación. Mencionó nuevamente el nombre del castaño y no recibió respuesta. Se sentó en la cama y al intentar alcanzar su cabello para poder dar una caricia reconfortante, se topó con una mirada asustada, una que suplicaba que se alejara de él. Su corazón se apretó y tuvo que hacer lo mismo con sus labios para no maldecir. Se llevó las manos a su rostro y jadeó de frustración. Estaba molesta e impotente porque no sería capaz de ayudarlo, no podía hacerlo. Cat llevaba un poco de tiempo más que ella.

Era el investigador, su trabajo y desempeño hacían que todos funcionaran. No podía pelearse con él sin tener en cuenta que esto traería problemas a largo plazo. Lo conocía lo suficiente para tener una idea de lo que le esperaba si un día se disponía a despegar la mirada del piso y querer retarle. Debió darle una advertencia, tal vez de esa manera pudo haber evitado todo esto. Si tan solo hubiera intervenido en ese apretón de manos, si tan solo hubiera separado aquella conexión de miradas. Si tan solo hubiera sido más humana para sentir algo de preocupación por lo que pasaría con el castaño.

— Lo siento — murmuró lo suficientemente bajo que salió más como un secreto que pesaba—. Lo siento por preferirme a Tobías —continuó. Llevaba años con Cat, le conocía mejor que nadie.

Aun sabiendo la verdadera personalidad de Cat, jamás corrigió cuando todos le tomaban como el típico chico de carácter amable y sonrisa amistosa. Sabía que era una fachada y realmente no sentía la necesidad de corregir su idea equivocada. No era su problema, siempre se decía.

Aunque en el fondo sabía que su silencio venía del miedo. Este había hablado con ella sobre cómo sería capaz de hacer sus misiones lo suficientemente complicadas para verle fallar las veces suficientes hasta que su desempeño bajara y tuviera que ser cambiada. Una amenaza cuya autenticidad nunca quiso descubrir, no quería problemas y gracias a ello era tan culpable como él.

Se sentía asqueada de solo pensar que posiblemente era considerada una aliada de Cat. Simplemente se negaba a creer eso, pero su cabeza no pensaba mentirse. Sabía que tenía tanta culpa como el adulto y ahora aquí estaban las consecuencias de su cobardía, una cobardía que a pesar de odiar, seguiría manteniendo. No supo de dónde sacó el valor exactamente para decir las palabras que se resbalaron de su boca.

— Deberías ducharte, solo olvídalo Tobías. No hagas el problema realmente grande, ignóralo. No te será difícil, tienes amnesia. Es más fácil para ti, ¿no? — Oh dios, tenía que ser realmente una broma de mal gusto.

Estaba pidiéndole guardar silencio, ignorar lo que había vivido con tal de salvarse. Una vez pasaba lo mismo. Ni siquiera era ella quien se ahogaba y aun así se había aventado al agua para tener excusa de ahogarlo a él.

— Ayúdame Kathe. Si ambos decimos lo que pasó, probablemente todos nos crean. Sabes que yo no quería esto — murmuró. Su voz parecía vacía, casi como si el alma cálida hubiera salido corriendo cuando la primera caricia cayó en su piel.

Y realmente fue así. Su esencia había sido aventada a lo más profundo de sus recuerdos, protegiendo lo más preciado que tenía, dejando solo la cáscara vacía que ahora enfrentaba solo todo este problema. En su mirada un pequeño rayo de esperanza iluminó por unos segundos como una estrella fugaz que Kathe prefirió perderse.

— Ni siquiera puedo finalizar, solo olvídalo Tobías. Puedes ir a ducharte, te conseguiré algo de ropa y cuando duermas pon el seguro y listo. Seguro en unos días lo olvidas y podremos dar por muerto este tema, no te preocupes. — Sí. Tal como una estrella fugaz iluminando la noche, se marchó dejando la oscuridad aún más densa.

La chica se levantó de la cama y caminó unos pasos hasta que fue detenida. Tobías abrazaba su brazo y aunque por el momento odiara el contacto físico, se aferró a ella como la única esperanza, una esperanza vaga que pronto se apagaría dejando en completa soledad y oscuridad al chico.

— Por favor Kathe — pidió una vez más. Su voz suplicaba ser salvado, pedía una oportunidad más para ser feliz. No la desaprovecharía, realmente no lo haría.

Estaba estresada, se sentía sometida por el sentimiento de culpa. Realmente no estaba en su mejor momento. Pero, ¿quién sí? Hubiera salido de la habitación, pero no le bastó, tenía que sacarlo. Lavarse el sentimiento de culpa y dejarlo morir solo, cruel.

— Deja de ser egoísta Tobías, ¿sabes lo que pasará si realmente te ayudo? Tú te lo buscaste al salir con él, debiste ver más allá de lo que tus ojos alcanzan. No todo es como aparenta niño, las personas son crueles y más aquellas que están aquí. —El silencio a veces es la mejor medicina—. Antes de volver a salir con alguien, mira el lugar donde se conocieron. Estás en el infierno, no esperes toparte con ángeles.

No tuvo que decir más. Las manos del castaño la soltaron y entonces pudo irse, pero no lo hizo. Pareciera que su mente estaba procesando lo que había dicho, pues sus ojos se movían de un lado a otro, incrédulos de aquello que salió de sus labios, casi igual de podridos como todos los que Tobías ha escuchado hablar.

— No, espera. No quise decir eso es solo... —Calló, pero no por ser interrumpida. Calló porque su mente le negó continuar. No quería seguir en esa habitación y tan pronto tuvo la oportunidad, salió de ahí.

Se fue, dejándolo solo.

🌻 :Espero y tengan lindo día.