12 CHICOS LOBOS - Capitulo 22

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Capítulo 22

Necesitó de algunos minutos para poder recuperarse de todo aquello. Tal vez no había sido una idea muy sana enterarse de toda la historia tan abruptamente. Pero al menos ahora conocía la verdad. No la habían abandonado. La dejaron porque no tenían otra opción, pero sí la querían, y eso era mucho más de lo que ella pudo haber esperado de su historia.

Acerca de la parte sobre ser alemana, bueno, eso definitivamente no se lo esperaba. Sin embargo, una nueva sensación apareció en su interior, ¿orgullo?, no estaba segura de lo que era, pero se sentía bien.

Aún tenía la cabeza en el pecho de Demián. El chico parecía fascinado con el diario de su padre, ya que no dejaba de hojearlo, una y otra vez, releyendo todo su interior.

- Demián, - lo llamo desde donde estaba recostada – no sé cómo agradecerte lo que hiciste por mí.

- Tranquila, - rio - aquí está mi recompensa.

El chico tenía en las manos unas fotografías en las cuales Erika no se había fijado. Se levantó para poder verlas mejor. Una sonrisa cruzó su rostro cuando las reconoció. Ahí estaban, las únicas fotografías que existían de ella. Una cuando tenía 6 meses, dos cuando tenía 5 años, una cuando tenía 10, y la última, la que le tomaron cuando cumplió 16.

- Definitivamente esto resuelve mi duda. – dijo Demián mirando las fotografías.

- ¿Cuál duda?

- Siempre has sido igual de hermosa. – sonrió el chico.

Erika sonrió también, pero un sentimiento de nostalgia la invadió. Si lo que decía el diario era cierto, esas eran la fotografías que su padre le había pedido a las monjas que le tomara, dado a que ella las tenía, las posibilidades de llegar a dárselas se acababan. Ella vivía en el bosque ahora, solo Dios sabe cuál de todos, ya que los chicos jamás se habían molestado en decirle.

- ¿Te encuentras bien? – preguntó Demián sacándola de sus cavilaciones.

- Sí, es solo que, me resulta algo triste todo esto. De todas las posibles versiones, esta era la que menos me imagine, ¿sabes?

- Te entiendo Baby Doll, - sonrió el chico enternecido - ¿qué tal una taza de té? Estoy seguro que te hará sentir mejor.

- De acuerdo, gracias.

Se hizo a un lado para permitirle a Demián levantarse. Lo vio dirigirse a la cocina, pero antes de que dejara el cuarto, lo llamó.

- Demián, - dijo haciendo que el chico volteara de nuevo – una vez más, te agradezco por todo.

Él sonrió, mostrándole aquella curvatura de boca tan característica de Demián. Relajada, atractiva, amistosa, pero sobre todo cálida.

- No, yo te agradezco a ti que compartieras algo tan importante y especial conmigo. Gracias Baby Doll.

Tras decir eso, dejó el cuarto sin mirar atrás. Erika se quedó sola un momento, analizando la situación para intentar sacarle el mejor provecho. Tenía el diario de su padre en una mano y sus fotografías en la otra.

Podía sentir como en su pecho crecía una sensación completamente nueva para ella. Por fin sentía que pertenecía a algo, a alguien. Por primera vez sentía que ya no era solamente "Erika", la chica de ojos grises con hoyuelos que se sentaba al final de la clase, la chica a la que sus padres habían dejado por voluntad propia y no habían regresado.

- Hola, mi nombre es Erika Klausen Müller, tengo 16 años, y soy de Breme, Alemania. – susurró para sí misma.

Pronunciar aquellas palabras, formando aquella oración, le producía mariposas en el estómago. Una sonrisa cruzó su rostro, mientras pasaba un pulgar sobre las letras escritas en tinta por su padre.

12 CHICOS LOBOS ©Where stories live. Discover now