12 CHICOS LOBOS - Capitulo 2

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Capitulo 2

Recordó una historia que le habían contado en el orfanato cuando era pequeña, sobre un elefante bebé, al que habían tenido sujeto de una patita a la  carpa de un circo toda su vida. Cuando el elefante estaba bebé, luchaba y forcejeaba por liberar su patita, pero lo único que lograba era lastimarla y hacer que sangrara. Un día el elefante bebé se rindió, y nunca volvió intentar escapar, el elefante creció y se volvió enorme, tan grande que podía tumbar el circo entero si quería, pero como se había rendido muchos años atrás, nunca lo intento, sin saber que podía escapar en cualquier momento.

Erika estaba decidida que eso no le ocurriría a ella. Esos chicos raros la estaba subestimando, ella no se rendiría tan fácil, volvería a escapar en cuanto tuviera oportunidad, y si fallaba lo volvería a hacer, en ese momento juro que por el resto de su vida iba a luchar por alejarse de ellos.

Uno de los chicos vino por el pasillo por donde se habían ido los demás, tenía el cabello castaño obscuro y se lo peinaba hacia un lado.

-          Ya está la comida, ven a la mesa. –dijo señalando con el pulgar por donde había venido.

Erika no se movió, se quedo en el suelo mirándolo con recelo. “¿Quién se cree que es? Primero me traen aquí a la fuerza y luego actúan como si nada hubiera pasado.” Pensó.

El chico rodo los ojos, se acerco a ella y la levanto por el brazo, después se la llevo a rastras por el pasillo. Erika tenía que admitirlo, ese árbol-madriguera estaba muy bien hecho, tenía sus pasillos y todo, además no hacía frío. Entraron a otra habitación pequeña, en el centro había una mesa rectangular, pero no había sillas. Los chicos estaban sentados en el suelo formando una “U” alrededor de la mesa. La comida ya estaba servida en los respectivos platos de cada uno, y había uno extra. Le indicaron a Erika que se sentara en una de las cabeceras de la mesa, con el tal Chris a su derecha y otro chico que no conocía a tu izquierda. La comida no tenía mal aspecto, pero ella se negaba a aceptar cualquier cosa que viniera de ellos. Chris rompió el silencio.

-          Dado a que ahora vivirás con nosotros será mejor que nos vallamos conociendo. –dijo arrogantemente. – Yo soy Christopher, pero esta bola de animales me llama Chris. Tú también puedes hacerlo si quieres.

Chris hizo un movimiento con la cabeza para indicarle al de alado que seguía él. Uno a uno los chicos le dijeron sus nombres a Erika, algunos se veían amables, pero otros no tanto.

-          Yo soy Arón, mucho gusto. –dijo sonriendo.

-          Me llamo Baco. –era el chico al que había golpeado con el martillo, aun no podía creer que no tenía nada.

-          Soy Parker. –dijo con seriedad. Erika lo reconoció, era el chico que la llevaba cargando cuando despertó, que según lo que decían, la había salvado de Chris, pero Erika no recordaba en qué momento la había salvado, tampoco recordaba algún momento en el que Chris la hubiera “atacado”, ni porque se había disculpado por “asustarla”.

-          Yo soy Lucas.

-          Y yo Simón. –era el rubio claro con carita de niño, parecía ser el más joven de todos ellos.

-          Me llamo Larry.

-          Kaiser. –dijo indiferente sin dejar de mirar su comida.

-          Soy Sheen. – era el chico que la había llevado por el pasillo.

-          Yo soy Teo.

-          Soy Demián. –era el que la había empujado y después cantado hace una horas. Había arruinado su escape.

-          Micaél. –dijo el ultimo sin mirarla.

12 CHICOS LOBOS ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora