Capitulo 30 - 12 CHICOS LOBOS

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Capitulo 30

El labio inferior le temblaba descontroladamente mientras Jim se acercaba cautelosamente a su cuello. El chico pegó su nariz a la piel palpitante de adrenalina e inspiró hondo, lo cual provocó que se le erizaran todos los vellos de la nuca.

- Hueles delicioso. – sonrió contra su cuello.

Erika se estremeció ante el contacto del aliento contra su piel desnuda e intento apartarse por instinto, pero Jim la detuvo por la parte posterior de la cabeza impidiéndole moverse.

- Tranquila, terminaré pronto.

Dicho esto, el chico pasó sus dedos a través del largo cabello de Erika y dobló su propia cabeza para encajar con la curva del cuello. Posó los dientes sobre la piel, y apretó un poco. El corazón de Erika latía tan rápido que dolía. Cerró los ojos justo cuando pensó que estaba por morderla, pero Jim dejó de presionar la mandíbula y se alejó apenas unos centímetros.

- No hay diferencia si te muerdo en el cuello o en cualquier otra parte, el efecto será exactamente el mismo, pero por alguna razón, el cuello siempre es la fantasía de todas las chicas, tan dramático... resulta hasta poético.

¿Por qué insistía en prolongar aquello? Erika solo quería que todo terminara, y pronto. Pero Jim parecía disfrutar demasiado de aquella retorcida paradoja, alargándola cada vez que podía.

- Sólo hazlo. – susurró entre dientes.

- Cómo gustes.

Apretó los labios e intentó no tensarse demasiado, aunque sabía que de todas formas dolería. Sus ojos se posaron en Simón quien seguía sobre la cama, inconsciente. Daba la apariencia de que dormía, y lo observó detenidamente, recordando las muchas veces que había visto a los chicos dormir en la madriguera. Siempre le había transmitido mucha paz hacer aquello.

De pronto la terrible sensación de estar traicionando a los chicos la invadió sin que pudiera detenerla. Estuvo a punto de apartar a Jim de un empujón antes de que fuera demasiado tarde, pero no lo hizo. Pensó con más cuidado las cosas, ¿no la habían traicionado ellos por igual al secuestrarla para morderla, y después arrepentirse condenándola a una vida llena de soledad?

Tomó la decisión. Iba a dejar que Jim la mordiera, sin importarle lo que los chicos pudieran llegar a pensar. Ya le habían arrebatado suficiente como para también quitarle su derecho de tomar sus propias decisiones sobre su vida.

Sintió la mandíbula de Jim tensándose nuevamente sobre su cuello y cerró los ojos, preparándose para todo lo que le esperaba. Era más que consiente sobre lo difícil que sería la transformación, pero ya no tenía miedo. Pensó en su vida, la que había tenido y la que ahora tendría. Pensó también en que no volvería a cumplir años. Tendría dieciséis por siempre, igual que...

- ¿Ángel?... – se escuchó una voz pasmada detrás de Jim.

Erika abrió los ojos y contempló sin aliento una silueta oscura en el pórtico de la puerta abierta. La sombra avanzó y vio la cara pálida y horrorizada de Nick.

- ¡¿Ángel?! – gritó con horror una vez que la reconoció.

Su mirada de horror pasó de ella a Jim, y de pronto se transformó en ira pura. Apretó ambas manos en puños que temblaban como si tuviera miedo de romper algo, pero deseara hacerlo de todas formas.

- ¿Qué estás haciendo?... – dijo casi sin aliento mientras sus ojos pasaban de Erika a Jim repetitivamente.

Nick frunció levemente el ceño cuando pareció captar la situación, y comenzó a negar frenéticamente con la cabeza. Avanzó en grandes zancadas hasta donde estaban en el suelo y tomó a Jim por el cuello tan bruscamente que también sacudió a Erika, quien retrocedió velozmente.

12 CHICOS LOBOS ©Where stories live. Discover now