Capítulo 36

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No se como lo hace, pero Allen logra hacerse Mariscal de campo después de que Steve tuviera pésimos partidos, no fui a ningún partido, porque sería verlo y no quería hacerlo. Había algo que no entendía, si se suponía que Steve era su amigo no debió aceptar su lugar pero lo hizo. No entendía y me quedaría con la duda, porque no le hablaba, estaba realmente molesta, él tampoco lo hacía. Nos fulminábamos con la mirada si nuestras por algún desafortunado momento nos observábamos. Como lo detestaba.

Max si iba a los partidos y sabía bastante, me dijo que Allen había tenido demasiada habilidad en eso, por eso había crecido en ello. Por eso ahora era Mariscal de campo. Yo solo pensaba en aplaudir sarcásticamente.

Una vez me lo tope en la casa de la señora Jenkis y me marché echando humos, lo escuché decir "Ya era hora" y me molesté aún más. Pasaba la mayoría del tiempo enojada. Si que todo me fastidiaba.

Estaba en la cocina metida en el refrigerador con una cuchara, robando bocados de comida cuando Chris me sorprendió y muy estúpidamente lo señale con la cuchara en mano y la boca llena.

Tuve que tragarme lo que tenía en la boca, para poder hablarle.

-No le digas a mamá.

-Esta bien, pero te recomiendo que no lo hagas, las comidas se descomponen más rápido si metes la cuchara en distintas cosas.

-Tomare tu consejo otro día que asalte el refrigerador. ¿Me necesitabas?

-Eh... tienes algo -señalo hacía su barbilla para que yo limpiara la mía, pase mis manos por toda la cara pero al parecer solo logré pasarlo de lugar, porque él se inclinó a limpiarme-, listo. Bueno es algo que te importa. Información.

-¿De que?

-De tu familia.

Mi corazón dio un vuelvo y mi cuerpo un salto, sentí la emoción en un escalofrío intenso.

-¿En serio? Yo pensé que eso no lo ibas hacer.

-Te di mi palabra, quiero que confíes en mí.

-¿De que parte de mi familia conseguiste información?

-De tu madre, precisamente tu abuela. Esta a cuarenta y cinco minutos de aquí.

-¿Iremos ahora?

-Si nos damos prisa sí.

-No se si estoy preparada -le dije realmente nerviosa. Esto era increíble.

-Yo seguiré tus ordenes.

Me moví, poniendo el peso de mi cuerpo de un pie al otro.

-Iremos ahora.

Asintió aprobando mi decisión.

-Trae un abrigo y nos iremos de inmediato.

Corrí a mi habitación por un abrigo, tomé mi celular y finalmente esperé a Chris en la entrada.

-¿Quieres conducir? -me preguntó él cuando nos dirigíamos a su auto, esperó a que respondiera para poder montarse en algún asiento.

-Que tenga licencia no quiere decir que sepa conducir a la perfección. No quiero chocar tu auto.

-Yo confío en ti.

-Pero yo no lo hago... digo confiar en mí. No me des una charla sobre la importancia de creer en uno mismo.

-Esta bien -me abrió la puerta del copiloto y dejándome pasar la cerró y se dirigió a la del conductor-, si tienes hambre podemos parar en algún restaurante.

-No se si recuerdas que estaba en el refri cuando me encontraste.

-Lo se, pero era por si no quedabas satisfecha.

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