Black Angels

12.

Estoy considerando gravemente el hecho de que Allen tenga una seria obsesión con el tema de los ángeles. Parecía como de esas personas obsesionadas con ovnis y ese tipo de cosas, solo que eran ángeles. Además iba a un bar llamado así y estaba casi segura que su tatuaje que había apenas apreciado, era una referencia.

Le observo frunciendo el ceño, porque considero que su obsesión tiene cierto aire perverso.

—Me miras como si tuviera un moco —balbuceó él cuando no conteste, su tono era burlón y me molesto que no pudiese dejar eso de una vez.

—¿Te agrada molestarme?

—Me encanta.

—Eres un idiota que se queja porque soy mala con él, pero aun así tú te pasas de imbécil.

Se rio casi a carcajadas.

—Es la regla de la vida. Espera que tu enemigo te la haga peor —hizo un gesto con su mano.

—¿Entonces soy tu enemiga? —pregunto levantando una ceja.

—No —contesta cuando la seriedad va regresando poco a poco a su expresión—, lo dije pensando en Gabriel. 

Había desviado su mirada hacia una servilleta y se había puesto a alisarla.

—¿Que tienes contra ese tal Gabriel? ¿Te robo una novia o algo así?

—Ni te imaginas. Es el fastidio en persona —me mira nuevamente. Su mirada es una lucha entre el odio, como si intentará ocultarlo.

—¿Tan mal?

—Peor.

—¿Que te hizo?

—Se robó mi paz —al decirlo, noto como llevan un aire de odio sus palabras y soy incapaz de contestar algo, sintiendo como se llena de un aire negativo.

—Vaya, suena horrible —contesto incomoda.

—Lo es, pero algún día me vengare —ha desaparecido de él, cualquier rastro de risa o burla muy común en él, su expresión tiene algo retorcido, como la furia siendo contenida inútilmente.

Tengo un escalofrío.

—¿Crees que la venganza es la solución?

—No —se encogió de hombros con desinterés—, nunca es la solución, pero el placer de sentirla, es inmenso. No tengo nada que perder, así que puedo.

—¿Nada que perder? Eso suena deprimente.

—A veces lo es —confiesa y me observa apenas unos segundos.

—¿Y qué le piensas hacer?

—Se supone que cuando te vas a vengar, debes hacer lo que esa persona te hizo y peor. Para que recuerde el mal que hizo y lo sienta mucho peor.

—¿Sabías que los malos actos se devuelven?

—Lo sé, por eso estoy esperando que la vida haga lo que debe con él. Estoy seguro que ha hecho cosas mucho peores que las que me ha hecho a mí, así que su karma será increíble. No puedo esperar eso.

—Bueno, suerte con eso —trato de no preocuparme de sus palabras y de no darle vueltas a lo que me ha contado. Reviso de nuevo mi celular preguntándome en que momento llegara Max. Debí haberme ido directamente a casa y evitarme todo este rollo incomodo con Allen.

Allen se termina su bebida y después de unos extraños minutos de silencio, veo que su expresión se torna neutral, ni molesta, ni alegre.

—Te voy a contar una historia, mientras esperamos —indicó de pronto y noté cierta inspiración en él.