10.

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Por un momento estuve perdida entre la sorpresa, incapaz de protestar. Porque yo no solía ser buena con las reacciones rápidas. Entonces ahí estaba yo, en ese lugar, siendo besada por el chico menos indicado del mundo.

Cuando intentó profundizar el beso, fue el momento indicado para que yo lograra reaccionar, el sabor de cerveza de sus labios se alejó cuando lo empuje con un aura de asombro y temor a mí alrededor. Odie sentirme tan afectada y aún más el hecho que ahí donde sus boca había tocado, me hubiese quedado una sensación inexplicable.

Me sentí mareada mientras me inundaba la ira.

—¿Qué hiciste? —le cuestione como si no fuera obvio lo que acaba de hacer, pero estaba tan atónita. Iba a enloquecer.

—Fue solo un beso.

No. No. No.

—No puedo creer que hayas hecho eso.

—Tranquila, fue por el castigo, además dijiste que no te importaba realmente.

—¡¿Y crees que me importa tu estúpido castigo?! Me hubieras preguntado si me preocupaba que me besara un imbécil, así te dabas cuenta que ni en un millón de años hubiera querido que mi insignificante primer beso fuese contigo.

—Estas exagerando, no fue tan malo —expresó con un movimiento de sus manos, como si intentara calmarme.

—Oh demonios. ¿Crees que quiero recordar que mi primer beso fue con un tipo que casi me atropella? Con una ya era suficiente.

Noté que a nuestro alrededor algunas personas se percataban de nuestra discusión, pero no podía ser coherente. Prácticamente cualquier acto proveniente de él me molestaba inimaginablemente, el que haya hecho eso, de besarme siendo consciente de que sería mi primer beso, había desatado un furor inmenso en mí.

—Lo dices como si besarte fuera peor que atropellarte.

—¡Lo es!

Mi contestación, le hizo molestar, porque frunció el ceño enfadado e hizo un ademan de disgusto.

—Solo fue un estúpido beso.

No pude controlarme y hubiese deseado hacerlo para no haber hecho lo que iba a hacer.

—Esto solo va a ser un golpe.

Estiré mi brazo derecho con tanta firmeza que casi perdí el equilibrio y el puño que había apretado con fuerza, se estrelló en su rostro. Gruñí de dolor al momento, mientras que el calor se esparcía en mis nudillos acompañado del dolor.

—Maldita sea —mascullé mientras sacudía la mano y me hacía a un lado, apenas notando como Allen se agachaba un poco ocultando su rostro. Me sentí culpable, no importaba lo enojada que estaba, no debí haberlo hecho aunque se lo ganara.

Hubo una confusión en el lugar, un silencio momentáneo entre los presentes. Miradas aquí y allá. Estaba estupefacta, yo nunca había llegado a golpear así a alguien. Me agarre la mano con fuerza, esperando que el dolor cesara mientras que deseaba que mi cerebro emitiera una orden de que era lo que debía hacer, si debía irme o disculparme con el idiota. Yo no sabía si podía desquitarse conmigo. Muchas cosas por mi cabeza.

Cuando Chase y Alex aparecieron tan aturdidos como todos, yo sentí que debía largarme del lugar, así que me gire hacia la dirección de la salida y empujando a varias personas, me abrí paso, hasta salir de ahí. Cuando estuve en el exterior, el frio me envolvió con aquella desesperación interna, respiraba agitadamente y estaba en pánico porque no tenía ni la menor idea de que hacer, no conocía esta parte de la ciudad y no sabía cómo llegar a mi casa. No sabía qué hacer y era de madrugada, mis opciones de alguien a quien acudir, no eran muy grandes y eso me desesperaba aún más. Sabía que si llamaba a Max a estas horas, me ganaría muchos problemas y él no tendría la manera de ayudarme.

Black AngelsWhere stories live. Discover now