17.

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Mi respiración iba tan rápida como lo que tardaba el disco en ir y venir de ellos hacía nosotros. Cada vez que alguno metía un gol, nos tomábamos unos segundos para recuperar el ritmo y el aliento.

Nos detuvimos un momento porque Allen le empezó a explicar a Alex un movimiento de la mano al darle al disco, pero cuando hizo con fuerza hacia atrás la mano con el mazo en ella, Chase que se había hecho detrás de él para contemplar el momento, sufrió las consecuencias. Le dio justo en la entrepierna con una fuerza extraordinaria que provocó que Chase emitiera un gruñido de dolor y arrugara la expresión en una mueca de sufrimiento. Se dobló y sus manos ya estaban en la parte baja, cayó de rodillas y luego se encontró tendido en el suelo.

—Maldición —bufó mientras trataba de contener el dolor.

Allen se agacho y yo fui corriendo a su lado al igual que Alex.

—Esto si te va a doler mañana —le dijo Allen con una mueca de dolor a pesar de que él no había sido el afectado.

—Me está doliendo ahora, idiota.

—Chasie ¿estás bien? —le examinó Alex, que se inclinó para acercarse más.

Él apenas pudo negar. Tratamos de esperar a que él se levantara, pero no hubo mejoría alguna. Solo se limitaba a removerse entre gemidos de dolor y muecas de molestia.

—Ahora ya no sabré si de verdad puedo tener hijos —murmuró.

—Lo siento Chase. Ya no habrá más mini tú.

Al menos había humor entre su dolor, pensé.

Allen trato de ayudar a Chase a levantarse, Alex le siguió y yo simplemente me quede a un lado pendiente por si necesitaban mi asistencia. Le ayudaron a caminar hacia la otra parte del local, donde Allen me pidió que ayudara a sostener a Chase para que él pudiera hablar con George.

Cuando volvió, tomó el brazo de su amigo de vuelta y se dirigieron a la salida. Yo me despedí de George, que me sonrió un tanto desanimado agitando su mano. Cuando nos encontramos fuera, ellos discutían que hacer mientras cada uno tenía llaves en sus manos.

—Yo me llevare la motocicleta Allen, ustedes irán en carro. Ahora me adelantare y los veo allí —le dijo ella y se dio media vuelta para terminar encaminándose hacia la motocicleta que había cerca del auto. Me imaginé que en ella habían llegado ambos.

Ayudé a Allen a poner a Chase en la parte trasera y cuando él se esparció en el asiento, cerramos la puerta un poco sin aliento por el esfuerzo. Observé a Allen un tanto confusa porque no sabía que era lo que iban a hacer con Chase.

—¿Lo llevaran a su casa? —cuestioné. Allen ladeo la cabeza.

—No, dijo que quería ir al hospital y ahí lo llevaremos.

Me asombre, porque eso quería decir que era grave.

—¿Podrías conducir? —Me pidió y admiró de reojo dentro del auto donde Chase se quejaba—. Así puedo estar al pendiente de él.

—No. —le contesté de inmediato.

—¿Eh?

—No sé conducir y no quiero escuchar nada al respecto.


—No puedo creerlo, en serio. Se supone que ya tienes edad para conducir.

Como mi único medio transporte era el auto de Allen, había tenido que acompañarlo al hospital por Chase y pues también en cierto modo me preocupaba él. Entonces estaba ahí sentada en el asiento del copiloto, mirando por la ventana de manera molesta, porque le había dicho que no dijera nada al respecto y ahí estaba.

Black AngelsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora