23.

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Me obligue a apartar la mirada del local y miré hacia el frente pestañeando varias veces, mientras hacia un esfuerzo de asimilar las cosas. Para comprender porque se encontraba así tan diferente.

Tan dolido.

—Es un idiota…

Al escuchar aquel murmullo molesto proveniente de Alex, la miré con atención y me sentí incapaz de preguntar que había sido aquello.

Ella me observó antes de seguir con nuestro recorrido.

—Es un tonto —alegó  y suspiro—. No te preocupes por él.

—¿Qué es lo que le pasa? —me atreví a cuestionar y di una última mirada al local de Fred, sintiendo una pizca de tristeza también, al no poder ir a saludar a aquel pelirrojo que me había caído tan bien.

—Digamos que Allen tiene una personalidad muy difícil y es mejor no pensar mucho en ello.

¿Personalidad difícil? Era algo obvio.

—Vaya —musité y miré por la ventana mientras seguíamos nuestro camino—. Llevaba dos libros —mencione entonces recordando—, no sé si lo imagine o qué, pero creo que vi que uno era para colorear.

Alex soltó una risita y me sentí algo tonta, tal vez era una completa estupidez mi comentario y en realidad lo había imaginado. Quise retractarme pero ella me gano al contestar.

—Si lo era.

—¿En serio?

—Sí y si lo pensamos bien. Es inevitable no ver un libro para colorear y no querer pintarlo. A Allen le gustan esos libros.

En cierta manera, tenía razón, unas cuantas veces, cuando Max y yo estábamos aburridos en algunas de las visitas que les hacíamos a sus familiares, habíamos robado los libros de sus primos menores para pintar nosotros. Y nos divertía bastante pintar, aunque internamente nos estresaba la tarea de escoger los colores correctos. Así que trate de imaginar a Allen haciendo eso y me fue difícil, aquella imagen desentonaba, como el libro en sus manos hace unos instantes.

—No vamos a tu casa Mia, no por ahora —mencionó Alex entonces, con una expresión más carismática y en definitiva note que ese no era el camino a mi hogar.

—¿A dónde vamos? —le cuestioné alterándome un poco.

—A un lugar menos transitado y más tranquilo… quiero ayudarte con algo —probablemente tenia cara de pánico cuando ella me contemplo de reojo y musito una risita—, tranquila, solo escuche que no has conseguido tu licencia de conducir y yo deseaba ayudarte… bueno, solo si eso te parece.

Me tapé la cara con las palmas de las manos y gruñí, ahora ella también lo sabía. Sabía que no era nada buena frente al volante y eso me avergonzaba.

—Mia, no te preocupes, por eso quiero ayudarte, para que te vaya bien y no te preocupes por eso más. No a todos les va bien a la primera.

—Sigue siendo vergonzoso, de verdad no tienes que hacerlo Alex, yo ya he perdido mis esperanzas.

—No te rindas, mira si esta clase va muy mal, no insistiré más y si va bien, las seguiremos ¿vale?

Suspiré. Quizá no era mala idea, ella solo quería ayudarme y solo tal vez, ella podría ayudarme de verdad. No tenía nada que perder, bueno… tal vez su auto y nuestra amistad. Nuestra extraña y reciente amistad.

—Está bien —acepte y me obligue a sonreír esperando que eso me diera ánimos.

Pasamos alrededor de dos horas practicando, esencialmente ella trato de enseñarme las cosas más básicas, de algunas ya era consciente y otras fueron aclaradas. En cierta manera estuve un poco ida, pensando en que habría sido de Allen y porque se encontraba así. Pero trate de rechazar ese pensamiento y concentrarme de lleno en lo que Alex me decía y trataba de enseñarme con esfuerzo.
El final de ese rato que estuvimos, fue muy provechoso. Seguía sin sentirme preparada, pero eso me había dado cierto ánimo, un consuelo de que todo no estaba perdido aun.

Black AngelsHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin