"Aléjate de mí "

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Los exámenes finales de la universidad no me dejaban levantar cabeza del escritorio de mi pequeño piso.
Mi amiga Luisa y compañera de hogar, se encontraba en la misma circunstancia, solo que con unos estudios distintos a los míos.
- Uff para que me metería en farmacia -suspiré agotada mirando con resignación el libro de química de la farmacia, éste solo era uno de los muchos otros que tenía que aprenderme.

- ¡pues chica ya acabas la carrera! Un último esfuerzo...-me alentó Luisa guardando un libro y sacando otro de su mochila. Le bufé.

- Que suerte tienes de estar acabando magisterio y no la jodida farmacia

- Magisterio es complicado, ¡deja de quejarte!

Tras unos minutos con la vista fija en el libro. Las dos como guiadas por un resolte nos levantamos de golpe de la silla. Nos sonreímos.

- ¡Iré a ver a Ángel para animarme!

- ¡voy a comprarme el nuevo esmalte, ese con brillantitos!

Ángel era mi mejor amigo, había estado enamorada de él silenciosamente durante dos largos años, pero hasta hace escasos dos meses solo me había visto como una hermana pequeña.
Cuando expuse mi tesis en farmacia y le invité a escucharme él empezó a mirarme de otra forma.
Tal cambio se produjo que me pidió salir poco después, fuimos al cine, allí me besó y no lo rechacé para nada, habia soñado con aquel beso durante más de un año, después me suplicó que fuera su novia, yo acepté.

El último mes había sido sin duda el mejor de mi vida, era detallista conmigo y aunque deseaba más que besos de mí, respetó cuando le admití mi inexperiencia, me dijo que esperaría el tiempo que hiciera falta.

Allí estaba yo, caminando por las calles de Murcia directa hacia su apartamento.

Dispuesta a darle una gran sorpresa.

Posiblemente él estaría estudiando, porque no me había llamado en todo el día, comprendía que necesitara estudiar, ya que medicina era muy difícil.

Por el camino compré de nuestras regalices favoritas con picapica en un kiosco, y también el periódico ya que me hacía muchísima gracia cuando Ángel se ponía a criticar a diestro y siniestro a todos los políticos, o cuando miraba interesado las paginas de deportes, así podía observar mejor sus preciosos rasgos sin que se diera cuenta de que lo miraba.

Tan emocionada estaba que cuando me detuve en frente del bloque donde él vivía tuve que respirar varias veces justo antes de tocar al telefonillo.

Aunque no hizo falta, una señora muy amable salió en ese momento dejando abierto el portal y me hizo un gesto divertido para que entrase.

Había estado tantas veces en aquel edificio que no pude evitar sonreír. Llamé al ascensor, saqué la primera regaliz de la bolsita transparente mientras esperaba entre nerviosa y emocionada, comencé a morderla.

¿Me abrazaría al verme? ¿Me daría uno de sus besos de cuento de hadas y después me invitaria a comer en mi restaurante favorito?

Cuando llegó el elevador, se abrió para mí y una oleada de momentos únicos se instalaron en mi mente.

Allí Ángel me hizo cosquillas hasta morirnos de risa cuando tan sólo éramos amigos, después me dio profundos besos cuando comenzamos el noviazgo, y ahora solo de pensarlo me ardían las mejillas.

Ángel tenía un cabello claro y unos ojos color miel que calentaban mi cuerpo como una estufa, no de una manera sexual, sino como un remedio tranquilizante para mi alma.

Era muy alto y su sonrisa desenvuelta quitaba toda inseguridad de mi sistema.

Llegué a su planta, toqué al timbre y me escondí juguetona para darle un susto.

Contrato de BodaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora