Farsa

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Acabaron los examenes finales, y con ellos se diluyó todo agobio del estudiante, en mi caso solamente en su mayor parte...

Un día después de la cena y la negociación con el magnate, el móvil se me cayó teniendo así un trágico final.

Se me cayó de la forma mas estúpida que se me puede caer un móvil, estaba fregando los platos y saqué el móvil para consultar la hora, entonces, se me resbaló de las manos, rompiéndose totalmente en el suelo de la cocina.

Llevaba dos móviles destrozados en cuestión de un mes, no podía comprarme otro.

Definitivamente, no.

Estuve totalmente centrada en los últimos exámenes de la Universidad mientras no se terminaron, sin darle ninguna importancia a todo lo demás, como era el caso de Pérez y su estúpido contrato.

Al no poseer móvil llamaba a mi madre con el de mi mejor amiga, que me lo prestaba con prudencia avisándome de que no se lo rompiera. Yo siempre me reía. Luisa decía que era un peligro.

Luisa tampoco hablaba demasiado de su novio Marcos, deseaba interiormente que les fuera bien. Tampoco me atreví a preguntarle, ya que al fin y al cabo las discusiones entre parejas existen. Además tampoco sabía si mi mejor amiga deseaba privacidad en sus temas amorosos.

Luisa y yo hicimos una gran fiesta de pijamas en nuestro piso con algunas amigas más de la facultad para celebrar que habíamos aprobado,  aquello incluía poner la música algo alta, comprar cojines asequibles para destrozarlos aquella noche pegándonos y riendonos, mantitas también para taparnos,  y una maratón de películas con cantidades ingentes de palomitas y chocolate caliente.

Dormimos como mucho dos horas entre cotilleos, rumores y risas.

Habían pasado un par de días de aquella quedada.

- Azu, ¿ya has elegido tu vestido de graduación? -Me preguntó Luisa, curiosa mientras comíamos estofado que había hecho ella, yo no era demasiado buena cocinando, aveces me sentía mal al admitir este hecho, ¿que mujer que se preciara no sabía cocinar? Ninguna.

Miré a mi mejor amiga con cara de circunstancia.

- La verdad es que no, ¿te gustaría acompañarme esta tarde? - Le pregunté suplicante.

Me miró apenada.

- Lo siento, Azu, pero esta tarde no puedo, Marcos vendrá a por mi, que te lleve César - sugirió.

Llevo más de una semana sin saber nada de él.

Quise decirle, pero me detuve fingiendo una sonrisa.
- Bueno no pasa nada, iré yo sola - dije de manera animada volviendo a la comida.

No tenía miedo a la ciudad de Murcia, ni mucho menos, Madrid era mucho más extensa y había vivido allí desde que tenía uso de memoria.
Simplemente pasear sola me hacía sentir vulnerable a lo que pudiera pasar.

Ángel también estaba allí ¿y si me lo encontraba?

Desheché esa idea caminando por la gran vía transitada de la ciudad.

Montones de tiendas me daban la bienvenida, el caso es que no me aventuré a entrar en ninguna de ellas.

No se me daba bien escoger la ropa yo sola. Simplemente mi gusto podía fallar y gastarme el dinero en algo que no me pusiera.

Decidí comprar un helado en la heladería de enfrente de la cafetería/bar donde solía trabajar.

Me decanté por uno de nutella y stracciatella.

Contrato de BodaWhere stories live. Discover now