La despedida de solteros

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La boda tenía que ser lo antes posible.

Pérez mandaba y todos debíamos acatar sus órdenes.

Al parecer todo el mundo estaba feliz menos yo.

Mis padres emanaban emoción hacia el acontecimiento que iba a ser mi enlace con César Pérez. De repente no les molestaba "tirar" el dinero e invitar en restaurantes bastante costosos.

Mis "suegros" querían saberlo todo de mí, sin excepción, hasta tal punto de, que a pesar de desprender simpatía, comenzaban a agobiarme.

César Pérez no tenía hermanos, así que no había "cuñados o cuñadas" que me atosigasen con los detalles referentes a la boda, pero sí había primos y mejores amigas molestas. Marcos y Luisa al parecer se habían tomado la boda por lo personal y solo correteaban por mi piso y mi vida, descubrí el gran talento de Marcos Pérez, lo que más resaltaba en él en esas escasas dos semanas que tuve para conocerlo más: su humor ácido y sexista. Creía que odiaba a mi prima Susana a muerte hasta que conocí a la prima pelirroja teñida de mi novio por contrato, se llamaba Nadia, a pasar de la burla que pudiera tener su nombre, ella se creía la más guapa, inteligente, fashion y carismática del mundo, lo mostraba abiertamente y su ropa de Chanel, este dato no lo sabía por la etiqueta sino que salía de su propia boca cada dos por tres, junto con sus tacones estrafalarios y extremadamente altos eran la prueba de ello, sin contar sus palabras cargadas de ironía y asco hacia las personas de bajo rango social y económico. Nadia era totalmente insoportable, y la cena en la que nos conocimos supe que, para futuros acontecimientos en donde estuviera ella, iba a ponerme con mal cuerpo más a menudo para excusarme y no asistir.
¿Lo peor de todo? Nadia era la hermana pequeña de Marcos.

César Pérez reaccionaba ante la mención de la boda con una sonrisa bastante convincente, nunca me atreví a preguntarle si fingía o de verdad le emocionaba casarse, él mostraba gran interés y prestaba atención a los detalles más mínimos, velando por una boda perfecta, aunque llegara a ser demasiado mandón, dictador y exigente para mi gusto y el de todos.

Olvidé el tema de su beso con la camarera en su yate con intención de no amargarme, y quizás más tarde, cuando ya estuviéramos desposados le exigiría fidelidad para no manchar mi reputación.
También olvidé el hecho de que me viera desnuda en la bañera la mañana después de mi graduación, transformando el recuerdo de aquello que pasó en una mera equivocación suya que se resolvió con rapidez. Delante de él no quería mostrar nerviosismo sino firmeza, y seguridad, aunque por dentro estuviese hecha un mar de inseguridades y dudas.

Aún con el cosquilleo que me producía el roce de mis dedos con los de Pérez cuando me tomaba de la mano, acabé por acostumbrarme y sobrellevar aquello que me alteraba por dentro, desbocando mi corazón y enviando cargas eléctricas por todo mi cuerpo. No había vuelto a besarme, no entendía si me rehuía porque me consideraba poca cosa para él o simplemente porque no lo veía necesario y por puro respeto.

Tras probarme treinta vestidos de novia en una boutique de lujo con Luisa, mi madre y mi suegra encontré el traje perfecto para mí, no era ni demasiado sencillo ni demasiado cargado, a mis ojos se veía espectacular sobre mi cuerpo. Salí del probador con una radiante sonrisa para que el juzgado formado por las tres mosqueteras y la dependienta de la tienda me dieran su visto bueno al verme. Todas abrieron la boca con gran asombro tras lo que vino una sonrisa de alegría y comentarios del tipo "pareces una verdadera princesa", " parece que ha sido elavorado para ti, te queda como anillo al dedo, como una segunda piel" o "No tengo palabras para describirte Azu, me encanta", sin ninguna duda nos lo quedamos y en ese momento estaba en el armario de mi piso, que se encontraba casi vacío, estaba de mudanza, se estaban llevando mis cosas y objetos personales a la casa de Pérez, sin previo aviso, y tenía que resignarme ya que al día siguiente tendría lugar el ritual religioso en el cual yo sería una protagonista fuera de contexto.

Contrato de BodaWhere stories live. Discover now