Capítulo 8

2.9K 266 83
                                    

Luego de tanto pensar y hablar, nos pusimos a ver una película. Yo amaba las comedias y él también me dijo lo mismo, pero más que todo amaba las comedias románticas, pero yo no iba a poner una comedia romántica estando con Harry, alguien que a penas conozco. Fight me.

Estábamos comiendo helados y también preparé cotufas luego de varios intentos. Estaba todo brutal y más precioso no podía ser...

Hasta que sonó mi celular.

Cuando sientas el ¡bum! De este perreo intenso...

Marica, me quería morir, gracias a Dios él no sabe español, pero tODO EL MUNDO SABE LO QUE ES EL REGGAETON Y AY QUE PENA.

Supe que era mi prima segunda Yulsmarys, porque ella se puso el tono de lllamada. La chama es linda, pero tiene un novio feísimo y ok, hace lo que se le da la gana y está brutal pero ME LLAMA PARA PRESUMIRME E INVITARME A LUGARES QUE SABE QUE ODIO.

No me sorprendería que me llamara para invitarme a una rumba.

Suspiré y balbuceé por los nervios, justo me pasa estando con él. Él le puso pausa a la película y yo me fui a la cocina a hablar con ella.

—Aló —dije arrecha.

—Ay hola, vale. ¿Cómo estas?

—Bueno, por ahora estaba bien. ¿Qué quieres?

—Ay bueno, chama, relaja el bollo, ¿dónde estas tú? La Alexandra me invitó a una rumba hoy en la noche y me dijo que invitara a cualquiera. Yo voy a ir con mi novio y bueno, tú verás con quién irás... ¿te unes? —corté.

Nojoda que ladilla con esa chama. Puse el teléfono en vibrador por si Iris me llamaba y me volví a sentar en el mueble.

¿Está todo bien? preguntó antes de darle play a la película.

Sí.

Seguimos viendo la película y no pasó ni media hora cuando me volvieron a llamar, saqué el teléfono mientras la película seguía y vi que era mi mamá.

Dios me guarde.

Sin pensarlo atendí.

—Holaa —volví a ir a la cocina.

—Hija, Dios te bendiga, ¿cómo estás?

—Bendición. Chevere, todo bien.

Me quería matar.

—Mira, ¿Iris está allí? La ando llamando y no me contesta...

—No, no. Ella se fue a la peluquería.

—Ah y ¿estás sola?

—Sí... obvio. Viendo una película.

—Mira Valentina Sofía. No me mientas, carajita.

—¡No te estoy mintiendo! No conozco a nadie, ¿cómo voy a conocer a alguien en menos de una semana?

—Perdón, es que una tipa en el trabajo me hizo arrechar y bueno... Hablamos luego, Dios te bendiga.

—Amén —cortó. Suspiré y ahora sí volví al mueble.

¿Seguro que todo está bien? dijo Harry. Ay cosito.

Sí, es sólo que mi familia por primera vez me extrañan.

Él no respondió y reanudó la película. La terminamos de ver y eran casi las diez de la noche y yo muerta de sueño pero aún Iris no regresaba.

¿Quieres que me vaya o espero a que vuelva? dijo Harry acercándose a la cocina, donde estaba yo.

He aquí el dilema del año.

Pues, el país está libre, tú puedes decidir.

Uh, es tarde... ¿quieres ver otra cosa? ¿Salir a tomar algo?

Me ahogué, saqué las manos del lavaplatos y bebí del agua que tenía en el mesón.

Perdón —reí—. Me encantaría, de pana, ¿vamos ya o...?

Entonces mi felicidad se apagó cuando escuché la puerta cerrarse.

—Chamita, llegué —dijo Iris desde la sala. Salimos de la cocina y me quedé sin aire cuando la vi, estaba hermosísima.

—Wao —dije y me acerqué a ella—. Wao.

—Lo sé, querida, lo sé —se dio la vuelta y vio que Harry seguía en la casa y suspiró—. Valentina Sofía, ésto se te está escapando de las manos —murmuró.

—Jejeje, dudalo —reí nerviosa y ella me miró horrible—. ¡Perdón, no es todos los días que él acepta pasar una tarde con la persona más salada del planeta!

—Está bien... —volteó y sonrió—. Hola, Harry, ¿qué tal?

—Bien... ¿y tú?

—Te tengo malas noticias, es algo que acaba de pasar —dijo Iris sentándose—. Acaba de ocurrir un choque en la entrada de la calle y no dejan entrar ni salir a nadie porque andan investigando y esas cosas... y al final de la calle está trancado por una fiesta. ¿Cuáles son los planes?

Ahora sí me iba a pegar un tiro.

No sé... yo, eh... —Iris lo interrumpió.

Tenemos un cuarto con dos camas, eres bienvenido —sonrió y él también. Precioso...

Ya va, no, no , no, no.

—¡Chama ese es mi cuarto!

—Disfruta —gruiñó el ojo y se levantó.

No.



[...]




Entré al cuarto luego de haber protestado y Harry estaba saliendo del baño, dejé las cobijas y la almohada para que él durmiera en la cama que estaba debajo de mi cama y lo quedé viendo.

Lo siento, la cama es un poco incómoda... te tuviste que haber ido más temprano.

No, no, está bien. ¿Irás a dormir? —se acostó en la cama y se echó la cobija, él era más grande que la cama, quería llorar.

Síp, tengo sueño desde las siete de la noche —reí y apagué la luz, fui a la cama corriendo y casi me caigo porque me di con la cama duple en donde estaba durmiendo Harry—. A la gente buena le pasan las cosas malas.

Él rió.

¿Estás bien? —se sentó en la cama y yo terminé de montarme en la mía.

Sí, no te preocupes. Buenas noches, Harry.

Buenas noches Valentina, duerme bien.

SE SABE MI NOMBRE, AY DIOS ACABO DE TENER UN HIJO.

Luego de media hora aún no podía dormir, y tenía mojollon de sueño. Harry estaba inquieto así que supuse que tampoco podía dormir, que bebé.

—Harry —murmuré.

Hola —pude jurar que lo dijo entre una risa, ay basta.

¿No tienes sueño?

—Son a penas las once, casi nunca duermo antes de doce. Tú me dijiste que tenías sueño, ¿qué pasa?

—Ni idea, es raro porque nunca me suele pasar.

Esto es incómodo pero mi mamá me dijo siempre que si una persona no puede dormir el mejor remedio es la compañía, así que... ¿duermo contigo?

MARICO QUÉ.

QUÉ.

QUÉ.

QUÉ.

No podía aceptar chamo, se iba a dar cuenta que mi corazón late por él y no podía dejarselo en claro, ¿entienden?

No, gracias.

Prima venezolana »h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora