Capítulo 28

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Capítulo dedicado a: Dani_25jj


Tenía mis dos maletas —tuve que dejar muchas cosas aquí porque ya tenían sobre peso—, tenía mis esperanzas para salir viva de esto por el piso. Tenía a Elisa por el espacio porque aún no captaba que me iba. Tenía a mi mamá más feliz que una lombriz por irse. Tenía mis esperanzas de que Harry permaneciera un poquito más en mi vida y que no fuera una despedida. Y tenía mis lentes para poder ver las cosas con claridad.

No quiero volver a Venezuela.

Eran las tres de la mañana cuando me despertaron, no había dormido un coño de madre por los nervios y la arrechera.

Llegamos al aeropuerto a las cuatro de la mañana, no sé cuántas veces me había recordado a mi misma que lo que pasaba era una mierda. A penas llegamos fuimos a preparar todo para no andar con el corre corre después. Íbamos a hacer escala en España y luego en Bogotá para luego llegar al aeropuerto de Maiquetía.

Maldito Maduro coño e tu madre.

Nos quedamos en la sillas de espera que quedaban en nuestra puerta donde salía el avión. Elisa no tardó mucho en dejar caer su cabeza en mi hombro para dormir, luego de un rato el sueño me ganó y terminé en las mismas.


[...]



Me desperté ya que sentía más luz en mi cara y ya no tenía mis lentes, y porque sentía la saliva seca en mi barbilla.

Eco.

Mi mano estaba debajo de alguna otra y la retiré rápidamente luego de darme cuenta.

—¿Mamá? —me di la vuelta, ya que estaba acurrucada en el asiento y me di cuenta que no era mi mamá— Harry —suspiré y sonreí. Pasé la manga de mi suéter por mi barbilla y arreglé mi cabello—. Pensé que se te había olvidado, ayer no te avisé.

—Elisa lo hizo —me pasó mis lentes, que los tenía colgados en el cuello de su camisa—. Me envió mensajes desde que salieron de la casa —rió y sonreí. Elisa es lo mejor, pana.

¿Llevas mucho tiempo aquí? —me senté montando las piernas en la silla pero mirando hacia él. Saqué el teléfono de mi bolso y vi la hora. Seis de la mañana, yo no había desayunado un coño.

Estoy aquí desde... Hace media hora ¿verdad Marck? Creo que sí —volteó a su lado y fue cuando lo ví—. Él quiso venir a despedirse. Los chicos querían pero se les complicó. Te mandan saludos —sonrió.

Hola Marck él estaba escuchando música y no me respondió—¿Sabes dónde están mi mamá y esa gente? —dije frunciendo el ceño.

Fueron a comprar algo para sobrevivirsonrió—. Fue lo que me dijeron.

Me asusté cuando oí el sonido de un avión aterrizando.

Se rió de mi.

¿Quieres algo? Estás pálida — no dejaba de sonreír— ¿Quieres un.. Capuchino? —"Capuchino" lo dijimos al unísono.

Si quieres lo compro yo, y un café para ti.

—No, no, y no. Vamos a estirar esas puernasantes de que le diera su lepe a Marck, le agarré el brazo.

No lo obligues, debe estar cansado el pobre —se me salió un bostezo. Harry se volvió a reír de mi.

Entonces iré yo —se levantó decidido y fue directo a la cafetería que nos quedaba al frente.

Aún Elisa estaba completamente dormida.

Harry volvió con dos vasos de café en la mano a los pocos minutos.

Ven, vamos a caminar por allí, deja a Marck aquí, esta muy cansado el pobre —dijo imitando mi voz.

—Marico —reí y él me entregó el café cuando me levanté. 

Comenzamos a caminar por el aeropuerto, no había demasiada gente en particular. Me reí al ver a una chama grabando “disimuladamente ”

Aún me acuerdo el día en el que te conocí. Estaba corriendo por el backstage del concierto en Londres porque querían cortarme el cabello en ese preciso momento, cuando comencé a correr estaba mirando hacia atrás, pero luego cuando volteé te ví parada con el teléfono más grande que tu mano y con una cartera colgando de tu hombro. Ya iba muy rápido y frenar sería en vano, aún así lo intenté. Luego tú te caíste, y cuando volteaste tenías cara de molesta, pero supe que no serías capaz de hacer nada malo por lo pequeña que te veías y lo indefensa que suponías ser. Eso lo deje de creer cuando te comenzaste a molestar conmigo —reí—. Y me sentí muy culpable porque creí que te había hecho daño, pero tu estabas muy a la defensiva y no querías hablar conmigo. Pero sé que te gustó —rió.

Dudalo, webon.

La mejor caída de jeta del mundo.

—Y tu mal inglés me daba gracia, pero a ti te molestaba que me burlara.

—Aún te burlas de mi.

Y cuando te doblaste el tobillo fue muy triste y a la vez gracioso.

Creí que ya lo había superado o algo me interrumpió.

¿Me perdonarás, verdad?

—No hay ninguna necesidad de disculpas entre tu y yo —imité su voz.

Yo soy el único que puedo hacer burla.

—Terminaré haciéndote burla, ups.

Rió.

Eres una malvada, Valentina. — dijo riéndose y negando con la cabeza.

Es natural.

Prima venezolana »h.sWhere stories live. Discover now