Capítulo 15.

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Harry me llevó a su casa, de nuevo y sí, efectivamente estaba medio resfriada. Es que mi suerte no reina ni en el imperio.

Y como yo, siempre siendo una dramática me quejo de mis mocos que impiden el circulamiento del aire que tengo que aspirar pa sobrevivir. Y entre otras cosas más... pensar que yo me sentía bien.

Nicolas Maduro, chupalo.

Entramos y volví a ver todo como estaba antes y obvio iba a estarlo, pero este hombre es más organizado que yo. Todo el mundo es más organizado que yo.

Me quedé parada en la puerta, naguara eso me recordó cuando tenía el yeso recién puesto y vine para acá a dormir porque era una rebelde de mierda. Me amo.

—Tranquila, puedes pasar con confianza.

—Me verás limpiecita como un sol. Soy yo el nuevo limpiador de pocetas más.

¿Perdón? —cerró la puerta.

—Jeje, nada —me senté en el mueble a esperar la foto. Como había dicho miles de veces, estar sola con un tipo y en silencio es incómodo.    

Él dejó su suéter guindado y quedó en medias, weno. Dejó sus llaves en la mesa y luego se dirigió a mi.

Te traeré una manta y un té. Te ves mal.

YA SÉ QUE SOY FEA, COÑO.

—No, estoy bien. Gracias —sonreí, ya basta con la vaina esa ique estoy enferma. Todo empieza en la mente, diría mi abuela.   

¿Con azúcar o sin azúcar? —dijo desde la cocina. Suspiré.

—Con azúcar.      

Llegó con el té y lo dejó en la mesa, eso echaba fuego. Luego se fue y trajo muchas cobijas.

Me dio una manta y me envolvió en ella como una chupeta. 

—Mira, gracias, es suficiente con el té.  

Te resfriaras.

—No, no lo estoy, es algo... viral. No es para nada —luego de eso estornudé tres veces seguidas. 

Quédate sentada que voy a buscar una medicina.

—No, marico, no, no te atrevas.    

Se fue a buscarla, que mierda. Yo odio que me den medicina que asco.

—Mi mamá siempre me daba esto cuando me resfriaba, sirve —me la tendió.

—No, automedicarse es malisimo. Seguro muero aquí.

—Te hará bien.        

—No, estoy bien, necesito reposar eso es todo. Existen las clínicas por si pasa algo.

Esta bien —se sentó al lado mío y se acostó en mis piernas.

Yo no soy cama —no me paró ni media bola—.  ¿Estás cansado? —asintió— Te puedes tomar el té.

No puedo dormir.

¿Por qué?

Porque estás aquí.

No sé si me insultó o me está chanceando.

¿Entonces?

No podré dormir si estás aquí.

No seas necio Harry. Necesitas descansar.

Sí, lo sé. Pero sería de mala educación que tú estés aquí y yo esté durmiendo.

Prima venezolana »h.sWhere stories live. Discover now