Si Tu Lo Dices

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Me tiro a la cama y entierro mi cara en mi suave almohada. Quedé bastante agotada después de caminar por horas y sin parar a excepción de un breve descanso de cinco minutos.

—Hoy ha sido un día muy agotador.
—Lo sé —concuerda conmigo.
—Jane y Nina compraron toneladas de ropa —digo riendo.
—Y Jeff aún no ha regresado.
—Y espero que no llegue pronto.

La verdad era esa. Si hay alguien a quién odio más que Laughing es a Jeff. Maldito psicópata, estúpido sonrisitas.

—¿Extrañas a tus padres? —vaya radical cambio de conversación.

Me reincorporo y lo miro detenidamente.
La verdad es qué no lo hago. Hace un par de años de seguro estaría llorando como magdalena, pero ahora simplemente me he vuelto indiferente a muchas cosas.

—No —contesto finalmente.
—Eso creí.
—¿Tu extrañas a Isaac? —me mira duramente a lo que yo me encojo de hombros—. Jane me ha contado la historia.
—Maldita plana —masculla él.
—Relájate, Jack. ¿Sabes? No es para tanto. No tiene nada de malo extrañarlo. Aunque fue un hijo de puta al olvidarte tan fácilmente.
—No lo extraño, joder —dice levantándose enojado.

Yo solo atino a reírme, lo cual hace que se ponga más furioso. Rodó los ojos, todos aquí tienen personalidades muy explosivas.

Me levanto y voy directo a darme un muy merecido baño.

***
Entro al cuarto Jack está sentado en el sillón como de costumbre. Me siento frente al tocador y comienzo a cepillarme el cabello.
Noto que me está mirando. Claramente la pequeña y reveladora bata roja para dormir que compré esta tarde llama mucho la atención.

—¿Ves algo que te guste? —pregunto reprimiendo una sonrisa.
—¿Gustarme?
—Cariño, no me has quitado la mirada de encima desde que entré.
—Te detesto y lo sabes.
—¿Ah, sí?

Me levanté y caminé hacia él. Me senté en sus piernas con una sonrisa de autosuficiencia.

—Si tú lo dices —susurré en su oído.


Dicho esto lo bese. No fue tan desagradable como pensé que sería.
Laughing no respondió al principio, pero luego su beso alcanzó profundidad, y se volvió feroz, lo que me hizo sentir cosquillas en el estómago.
Pronto sentí como su sexo se empezaba a endurecer y lance un gemido ahogado, soy una idiota.
El único problema era que no hacía nada con sus manos, las tomé y las planté en mis senos, se quedó estático pero profundicé el beso y sus manos cobraron vida propia.
Enredé mis manos en su cabello.

—______ —murmuró mientras temblaba bajo mi cuerpo. Con torpeza sus manos bajaron hasta mi trasero.

Volví a besarlo y se endureció más bajo mi peso.
Me aparté bruscamente y me levanté y volví a cepillarme el cabello como si ese beso no hubiera existido.
Se quedó mirándome asombrado, sin poder creer que me hubiese detenido. Al menos ya sabía que lo tenía comiendo de mi mano.

Lo miré discretamente a través del reflejo del espejo. Su rostro estaba enrojecido y sus ojos oscurecidos en lujuria.
Se acomodó la ropa y el cabello, pero la prominente erección era punto y aparte.

***
Bueeeno ¿Qué les pareció el beso entre Jack y la rayita?
A partir de ahora los capítulos serán más interesantes...

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El Enemigo [Laughing Jack Y Tu] (Book 1)Where stories live. Discover now