El Enemigo [Laughing Jack Y Tu] (Book 1)

Te Gusta

Narra Jack.

Tomo asiento en un viejo y podrido tronco.
Supongo que debo darle tiempo a _____ para que asimile la idea de que es una Laughing. Tengo que darle espacio para que pueda pensar sobre todo lo que se supone que debe de pensar en este momento.

—No puedes hacer esto cada vez que algo se complica —dijo una voz rompiendo el denso silencio.

Volteo y busco con la mirada al dueño de la voz, aunque ya se de quien se trata. Encuentro a Jeff tratando de abrirse paso entre las espesas ramas.
Ha venido a joder en un muy mal momento. No estoy de humor para toda su mierda.

—O al menos no siempre. 

—¿A qué te refieres? 

—A venir corriendo al bosque como un cobarde para esconderte de tus problemas. 

—No me escondo. 

—Sí, claro —dice con sarcasmo—. No entiendo a qué vienes aquí. ¿Acaso esperas que los pajaritos te den consejos? —se burla. 

—No sabes nada, Jeff —le digo de mala gana. 

—¡Joder, si lo sé! Te gusta ______.

Lo miro de mala manera. A este imbécil le gusta joder.

—No sé el por qué, sinceramente ella es una mocosa insoportable. Era una estúpida humana y ahora es una estúpida Laughing. Pero tus razones tienes, o eso supongo... 

—Sólo vete —digo molesto. 

—Mira jodido estúpido, no me iré hasta que me escuches.

Yo sólo le doy la espalda. Él es el menos indicado para ponerse dar consejos.

—Joder... Yo no sé ni una mierda del amor ¿está bien? Pero eso no significa que no sepa reconocerlo, Jack. Y todos sabemos que estás más que enamorado de la odiosa de _____. 

—No estoy enamorado de ella. Así que deja de insistir. 

—¡Vamos! No puedes mentirme diciendo tal bobada. Te gusta, nadie te va a juzgar por ello. La verdad es que ______ es... es... es ella. No sé qué decir —se rasca la nuca—, me agrada su actitud y que me esté retando siempre. Y a ti te gusta todo de ella, incluso cuando no es más que un dolor en el trasero.

Yo sólo me río. Es cierto, hay veces en que ni ella misma se soporta. Es odiosa, obstinada, osada, incluso algo temperamental. Pero es lo que la hace ella.

—El único problema es que ambos son unos idiotas. 

—Mira quién lo dice. 

—A ti te gusta ella pero no tienes las agallas para decírselo. Y ella también gusta de ti pero es una mujer demasiado... 

—¿Odiosa? ¿Testaruda? 

—Joder, si. Parece que está en su periodo todo el puto tiempo. No la soporto y a la vez me divierte hablar con ella. Ni siquiera Jane logra sacarme de mis casillas como lo hace ______.

Yo sólo sonrió. Ella es perfecta a su manera. A su nada convencional manera.

—Es un dolor en el trasero —continua—, pero si en realidad te gusta no puedes simplemente quedarte aquí esperando a que ella venga por ti, porque amigo, ella no dará el primer paso. 

—No sé si sea buena idea —me encojo de hombros. 

—Sé que soy un maldito demente y todo eso, además de que se que nos llevamos mal tú y yo. Pero tienes que creerme cuando te digo que es un gran error que dejes las cosas así. Tienes que ir por ella.

Me levanto decidido. Si. Lo haré.
Iré y hablare con ella. Le diré todo lo que siento. No más rodeos al asunto.

—Lo haré. 

—¡Así se habla, nariz de pene!

Lo miro y levanto una ceja. Pasa de darme consejos y animarme a insultarme.
Suspiro y le doy una sonrisa. Supongo que ya debería estar acostumbrado a eso. Es un idiota, pero es buen amigo cuando lo necesitas. Así es Jeff...

Camino decidido y a paso apresurado. Entro a la cabaña y voy directo a su habitación, pues se que ella se encuentra ahí.
Y cuando me encuentro frente a la puerta mi seguridad flaquea. Pongo mi mano temblorosa en la perilla de la puerta y la giro lentamente con demasiado nerviosismo en mi organismo.

Abro la puerta...