He Decidido

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Miró como el sol empezaba a salir de entre los árboles. No había dormido en toda la noche. Había ocupado todas aquellas horas para pensar.
¿Irse o no irse?
Salió de su habitación. La cabaña estaba inundada en un espeso silencio.
Salió y llenó sus pulmones con el frío aire. Empezó a caminar con un poco de dificultad por la nieve que le llegaba más arriba de los tobillos.

Tomó asiento en un viejo tronco caído y miró al infinito.
Sintió una presencia. Volteo y era Jack que la miraba en la distancia.

—Te vas a ir... —aseguró él. 

—¿Por qué piensas eso? 

—Porque sé que eso vas a hacer, _______ —contestó encogiéndose de hombros—. Vas a huir de mí. 

—Es lo mejor... —murmuró ella—. Lo único que logró con lo que sea que tengamos es lastimarme y decepcionarme a mí misma. 

—Te amo —declaró.

Ella lo miró con tristeza y negó levemente con la cabeza.

—No me amas. Estás desesperado por retenerme a tú lado, eso no es amor. 

—Pero, ¿y qué pasa con lo nuestro? 

—Nosotros no tenemos nada, Jack. Cada vez que pienso que avanzamos un paso retrocedemos tres más. Yo no puedo vivir así. 

—¿Entonces esto es un adiós? 

—Jack, no lo hagas más difícil. 

—Tú estás haciendo esto difícil, no tienes que irte —dijo en tono de súplica—. Prometo mejorar...

Ella se levantó y lo dejó solo y con un nudo en la garganta. Caminó en dirección a la cabaña. No pensaba ser débil y cumplirle los caprichos a alguien a quién no le importan en absoluto sus sentimientos.
Se secó las lágrimas discretamente, dijo que prometía mejorar, pero eso no era una garantía, lo único que ella sabía era que cuando se trataba de Jack siempre salía perdiendo. Sabía que siempre salía más rota y más herida, así que ¿por qué creerle? ¿Por qué confiar en él si le había fallado tantas veces? ¿Por qué mantener la esperanza en él si siempre la defraudaba cada vez peor? ¿Por qué entregarle su corazón en bandeja de plata si antes lo había apuñalado?
No se lo merecía. Jack no merecía una oportunidad, ella sabía que merecía un mejor partido, sabía que merecía a alguien que no la hiciera llorar cada cinco minutos, pero aun así le dolía. Le dolía rechazarlo porque se había enamorado del payaso del cual juró vengarse.
Se enamoró del payaso gótico, del nariz de pene, del estúpido, del inocente, del malhumorado. Ella se había enamorado de Laughing Jack.


El Enemigo [Laughing Jack Y Tu] (Book 1)Where stories live. Discover now