Algo Anda Mal

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Había salido de su casa a las doce en punto para ir a la estación de trenes e irse de esa jodida ciudad que tantos malos recuerdos le traía.
Lo único que llevaba consigo era una mochila que contenía un par de prendas, su boleto de abordar y cien dólares.
Había preferido que fuese al azar y se había acercado a una ventanilla cualquiera y había pedido el primer viaje de las dos de la tarde. Como destino le había tocado ir a Kansas. Nada mal para volver a empezar.

Había mucha gente. Demasiada.
Caminó empujando a unos cuantos a su paso.
Se detuvo un momento antes de subir al tren, algo a lo lejos había llamado su atención.
Y lo reconoció de inmediato. Era Jack en su versión humana. Con el cabello castaño y unos lindos ojos verdes. A su lado se encontraba Jeff.
Le dedicó una cálida sonrisa antes de subir al tren. Lo iba a extrañar muchísimo.

Tomó asiento al lado de la ventanilla y a lo lejos miró como Jeff le daba leves golpes en la espalda al chico de los tristes ojos verdes.
Al menos, se dijo a sí misma, no era la única que estaba sufriendo.
Se obligó a apartar la mirada de ambos hombres y trató de convencerse de que todo aquello era por su bien.

El tren se puso en movimiento anunciándole que ya no había marcha atrás.
Al cabo de unos minutos se quedó dormida.

Despertó, hacía calor y todo estaba a oscuras. Oía a la gente quejarse y a una mujer explicar que estaban trabajando en resolver el problema.
Pero aquello no le agradó. No le dio buena espina, sabía que algo andaba mal, muy mal.

Se levantó y se dirigió al baño. Cuando entró y se observó en el espejo hizo una mueca de disgusto. Llevaba el cabello aplastado y la blusa pegada al cuerpo por el sudor. Abrió el grifo y bajo el chorro de agua acunó sus manos para mojar su cara y refrescarse un poco.
Se miró al espejo una vez más y sonrió, aún no se acostumbraba a ser alguien normal, se miraba al espejo esperando ser una Laughing de nuevo.

Cuando estaba a punto de salir escuchó un grito y después muchos más. Se paralizó. Entreabrió la puerta y se encontró con una escena de terror. Había sangre, demasiada. Los gritos eran ensordecedores. Cerró lo puerta lentamente y le puso pestillo. Se sentó en el piso mientras su corazón latía con furia.

Y escuchó esa risa. Era Laughing Jill. ¿Cómo no adivinarlo? ¿A quién le gusta matar a las personas en los trenes? Solo a Jill. Aquello le puso los nervios de punta. Si la descubría tendría una muerte segura...

(OYC

El Enemigo [Laughing Jack Y Tu] (Book 1)Where stories live. Discover now