Ella iba a ser un medio para un fin. Él iba a ser su salvador.
Un amor inesperado.
Lo escuché mientras soñaba: -"Yo siempre estaré, cuidando de ti".
Cuidando de ti|Dragon's Family Book #1
SOLO PARA MAYORES DE 18+.
BORRADOR | ACTUALMENTE EN...
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Daniel
Estoy en el bar del club con el trago de whiskey en mi mano y también estoy jodido. Cuando decidí protegerla y darle mi parche, ese mismo día mandé a hacer el chaleco para ella en la tienda de Beth. No me esperaba que aceptara, pero desde hace una hora es oficial. Ella es mi dama. Miro el líquido ámbar dentro del vaso de cristal y me rio suavemente aún sin poder creerlo. ¿No querías caldo, Daniel? Pues ahora toma dos tazas. Eso mismo me dirá mi madre cuando se entere porque ella sabe lo que pienso sobre dar mi parche y tener una relación estable con una mujer, y al final, de lo que no quieres, te dan demás. Mi cabeza no para de pensar, y mi cuerpo de tensarse queriendo escapar, pero solo debo recordarme que ella es un medio para un fin y listo. Cuando todo esto termine, seré un hombre libre.
Mis hermanos estuvieron sorprendidos cuando nos reunimos en la mesa del sótano y les dije lo que haría. Ellos me apoyaron como siempre lo hacen, y admitieron que fue una buena idea, una estrategia para sacar del medio a nuestros enemigos. Cuando vean que Samantha es mía, deben jodidamente echarse a un lado. Y ella estará segura.
Todos los clubes motociclistas tienen sus reglas, y el de los Dragones no es la excepción. Las reglas son para mantener el orden y el respeto en el club. Entonces en mi oficina, recordé que había una en especifico que aún está en vigencia si llegara a aplicarse. La Regla de la Dama. Una página entera explicando que esa regla es la máxima protección para una mujer que lleve el chaleco con el parche del presidente. Y cuando ya es oficial, ella es intocable. Nadie se mete con la mujer del prez. Una vez que ven ese distintivo parche, retroceden, y hasta el club más odiado y más temido respeta esta regla. Así que hice lo que tenía que hacer: protegerla. Protegerla de Max, de Jake, y de cualquier otro malnacido que quiera hacerle daño.
Esta mañana cuando entré a mi habitación, ella estaba parada frente a la ventana mirando el mundo exterior. Me quedé mirándola detenidamente y la noté diferente. Mi estómago hizo alguna mierda rara cuando la miré de arriba abajo porque se veía mejor. Mucho mejor. Lo que hizo preguntarme qué edad tenía, porque si era menor, entonces mi plan se iba al infierno. Ella tiene veintiuno. Perfecto. La diferencia no es tanta porque yo tengo veinticinco. Y su nombre, Samantha, es lindo. Nunca he conocido a una Samantha antes. ¿Odiará que le digan Sammy? Seh, tal vez sí. ¡Yo odio que me digan Danny!
Y es que desde niño, mi padre siempre me llamaba Danny...y lo detestaba. Nunca lo decía como una expresión de cariño, al contrario, lo decía con autoridad y con intimidación. Quería manejarme a su antojo como una marioneta. Antes no lo entendía porque era un niño, pero ya después lo entendí perfectamente. Él quería que fuera como él: un lobo disfrazado de oveja. Aparentaba mantener al club funcionando legalmente, pero por dentro estaba podrido, y muchos de los miembros originales entregaron sus parches y se fueron del club. No fue hasta los diecisiete años que me di cuenta realmente quien era Daniel "Dan" Baxter, y él me quería fuera de sus asuntos con el club porque ya yo sospechaba de sus malos pasos. El día antes que me detuviera la policía, lo había visto hablando con Jake en una esquina alejada del taller de mecánica, y esa misma tarde, él me engañó.
