Durante toda su estadía en la secundaria Beth era opacada y comparada con su hermana mayor, la "perfecta" Hellen Cooper, quien había causado sensación en el pasado debido a su gran inteligencia. Es por eso que sus ganas por entrar al periódico escol...
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La biblioteca de la escuela no era uno de mis lugares favoritos, no me consideraba una gran lectora y no había leído más que algún que otro libro en mi vida. En este lugar solo se encontraban estudiantes a punto de desmayarse por estar estudiando cinco minutos antes para el examen, los que realizaban su tarea con tres semanas de anticipación y, por último, las personas como yo que solo buscaban un lugar tranquilo en donde pudieran escucharse pensar sin ser interrumpidos por alguno de los molestos profesores o malvados estudiantes. Pero por sobre todas las cosas yo había venido aquí con un claro objetivo: avanzar con mi investigación.
El periódico de la escuela contaba con varios segmentos que lo hacían único a los ojos de otras escuelas, uno de ellos era el segmento de casos, donde relatan cómo es que se resolvían investigaciones que eran un enigma en la secundaria. Muchos voluntarios anónimos solían ir al periódico escolar y aceptaban ser parte del segmento a cambio de que alguien resuelva su caso; ese mismo segmento fue una creación original de Abigail Watson, la malvada líder y cabeza principal del periódico, antes también fue manejado por Frederick Gideon, un antiguo estudiante de la secundaria que fue expulsado justamente por eso, el investigo algo que no se podía investigar. Lo que me lleva a mí de nuevo y mis razones por entrar, porque no deseaba manejar cualquier segmento, sino ese en particular y hacerlo completamente mío. El verdadero problema aquí era que para conseguirlo estaba investigando la razón por la cual Frederick Gideon fue expulsado, no solo del periódico escolar, sino de la secundaria: el caso de los exámenes robados.
—¡Bethany! —gritó alguien a mis espaldas.
No era necesario ni que me girara para averiguar quién era, ya que la voz de Cassandra, mi única amiga en esta pocilga, era inigualable.
—Silencio —pidió la señorita Flecher, la bibliotecaria, quien se encontraba detrás de un mostrador cerca de la entrada intimidando a todos los estudiantes que se atrevían a desobedecer sus órdenes.
—¡Ay! Perdón —susurró Cassie y al retroceder terminó tirando una pila de libros que se encontraba a su izquierda.
Ella, con su cara completamente roja debido a que por culpa del escándalo que estaba haciendo todos los que se encontraban en la biblioteca se giraron a mirarla, comenzó a juntar los libros que estaban en el suelo mientras repetía una y otra vez que lo sentía e iba a dejar todo como estaba antes que lo tirara. Intenté no reírme por su situación, debía ser una buena amiga, pero todo lo que estaba sucediendo parecía salido de una serie de Nickelodeon.
—Yo lo haré, ya vete —se quejó la bibliotecaria mientras la tomaba del brazo y la alejaba del desastre que había hecho.
Tuvo suerte de que no la echó y prohibió su ingreso a la biblioteca, una cosa buena entre tantas malas.
—Gracias y perdón, otra vez.
Mi amiga corrió lejos de la señorita Flecher y se sentó en la silla que se encontraba al lado mio, pero antes de que pudiera hablar la interrumpí.
