Capítulo 13

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Deshacerme de Cassie en la puerta de la secundaria fue la cosa más complicada a la que tuve que enfrentarme tomando como referencia las más de cinco investigación que había hecho para Abigail

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Deshacerme de Cassie en la puerta de la secundaria fue la cosa más complicada a la que tuve que enfrentarme tomando como referencia las más de cinco investigación que había hecho para Abigail. No importaba cuánto mintiera, el nivel de insistencia y dramatismo que tenía mi amiga era demasiado como para que pudiera manejarlo. Afortunadamente llegué a mandarle un mensaje a Frederick para pedirle que no se apareciera muy cerca de la escuela, después de todo lo que menos quería era que la gente de la secundaria se enterara que estábamos juntos, no porque me avergonzara su persona -aunque un poco si, después de todo se vestía como un abuelo en los años ochenta- sino porque lo que menos quería era que Lexi comenzara a sospechar al respecto, debía mantener un perfil bajo por precaución.

Apenas vi como Cassie se subía al auto de su padre, comencé a caminar por el lado contrario de mi ruta habitual a casa para encontrarme con Frederick a dos cuadras de la escuela, estaba recostado en un árbol con su teléfono en la mano.

-Ya llegué -avisé deteniéndome enfrente suyo para intentar ver a quién le estaba mandando un mensaje, pero con su mano libre cubrió la pantalla de su celular y lo apartó lejos de mí-. ¿Un amor prohibido?.

-Mi mamá, Bethany -negó guardando el teléfono en el bolsillo de su pantalón-. ¿Por qué? ¿Celosa?.

-Ni que fueras Han Solo -protesté haciendo mi mejor mueca de asco ante su pregunta-. Pero tus insinuaciones estúpidas no pueden arruinarme el día, mi tía y hermana vienen a la ciudad.

-¿No tenías una sola hermana? -preguntó confundido-. Hellen, ¿no? Su foto estaba en la vitrina de graduados prodigios.

-Cuadro de honor -corregí de mal humor-. ¿Cómo la conoces? Yo no te hablé de mi familia.

-Yo te conocía en la escuela, era mi trabajo -me informó como si fuera obvio-. Me sorprende que te sepas mi nombre, apenas sabes dónde estás parada.

-Nunca me interesaron mis compañeros de clase, que pereza -me quejé apoyando mi espalda en el tronco al lado suyo-. Cómo sea, mi hermana menor viene de visita, no la veo desde navidad del año pasado.

-¿Estudia en otro lado? -preguntó confundido.

-Asiste a una academia de baile en Los Ángeles, vive en la casa de mi tía, no la vemos mucho, es una especie de prodigio -presumí alegremente.

-Entonces tu hermana mayor es una prodigio en todo lo que tenga que ver con las letras y números, tu hermana menor es una prodigio en el baile, ¿y tú? -dijo con un tono humorístico que me dejó sin palabras.

Si bien era más que obvio que no nos conocíamos hacía mucho tiempo y recién ahora estábamos comenzando a interesarnos un poco en la vida del otro, no podía evitar que sus palabras me lastimaran, era detestable cuando comenzaban a burlarse de mí como si fuera una inútil o señalaban el hecho de que no había nada en que pudiera destacarme a comparación de mis hermanas. Pero Frederick era la última persona con la que quería hablar o confesar este tipo de cosas, por lo que decidí ignorar su horrible comentario y fingir que no había escuchado nada.

Una investigación por BethUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum