11.Algo Nuevo

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Sonó la sirena y fui a mi clase de biología. Me senté con mi amiga Lorena. Cuando se fue la lo maestra, salimos al pasillo a darnos un paseo, como en todos los cambios de clase. Vimos a Sofía, pero yo seguía sin hablarme con ella, y Lorena se paró a hablarle dos minutos. Terminaron de hablar y volvimos a la clase.

-Te estuve esperando ayer a las 9. No vinistes a mi casa.-Me dice, subiendo una ceja.

-Se me hizo tarde, y además mi madre no estuvo en mi casa hasta las 10.

-Ahh, es verdad, lo había olvidado. ¿Entonces tampoco quedaste con Manuel?

-Si, estuvo en mi casa.

-Aaaaahhhh!-Gritó- ¿Y que hicisteis los dos solitos tanto rato?

-Eso no se dice.

Manuel y yo seguimos pasando tardes juntos, pasaban los días, y así, sin darme cuenta, habían pasado dos semanas. Ahora me lo pasaba aun mejor con el ...

-¿Ayer tocó?-Me pregunto Lorena subiendo una ceja.

-Claro.-Solté una risita.

-No paras eh.

Me reí y seguidamente se me removió el estomago, solté una arcada. Era raro.

-¿La regla? -Preguntó Lorena.

-Puede ser, me tocaba hace cuatro días.

-¿Tanto retraso?

-No pasa nada.

Llegamos a clase y nos concentramos en las actividades que el maestro nos había puesto, eran súper difíciles, osea, no somos Einstein. Entre Lorena y yo casi acabamos, íbamos por la penúltima actividad cuando solté otra arcada. Ya no podía aguantar más. Salí corriendo de la clase sin pedirle permiso al maestro, que se me quedó mirando mientras salia de la clase. Fui al baño y cerré la puerta del WC.
IEmpecé a vomitar mucho. Dios, me dolía mucho el estomago. Vomité hasta el primer potito que me dio mi madre. Bueno, terminé de vomitar y respire hondo. Todo esto me pasa por cenar una pizza de queso. Me lavé las manos en el lavabo y también la cara, luego me seque las manos con un pañuelo. Me puse bien el pelo, respiré de nuevo y volví a la clase.

-Taira, ¿algo va mal?-Preguntó el maestro.

-No, gracias, algo me sentó mal.

-Sientate y no vuelvas a salir de clase de esa manera.

Me senté, pero seguía sudando. La regla no lo sé, pero una cosa si tenia clara: No me comería otra pizza de queso para cenar.

-Taira, ¿Que te pasa? Estas amarilla...

-Me estoy convirtiendo en un queso. -Dije riendome.

El maestro me miró y deje de reír.

-Enserio, dime qué te pasa.

-Nada, la pizza de anoche.

-¿Seguro?

-Si, seguro.

-Bueno, vale, pero no me quedo tranquila.

Lorena me acompañó a mi casa después del colegio, creía que me iba a desmayar por el camino o algo, o que me iba a dar un amarillo, como si ella nunca hubiese vomitado en su vida. Me dejo en la misma puerta, repitiendome "bebe agua, ponte un ventilador, no comas queso...". Le dí un abrazo y se fue. Vaya tonta.
Mi madre había hecho migas para comer, porque ella sabia que me encantaban las migas.
Puse la mesa, fui a la tienda de la esquina a comprar el pan tranquilamente, y llegue a mi casa. Ayudé a mi madre a echar los platos y llame a mi hermana. Por fin nos sentamos a comer, mi hermana primero, mi hermano después y luego yo. Cogí un poco con el tenedor y cuando fui a acercarmelo a la boca, el olor me sentó fatal, y de nuevo al baño, a vomitar, claro. De nuevo vomité de una manera exagerada. Me lavé la cara y los dientes. No comí después de esto, me daba como asco.

Mi madre me pregunto que si estaba bien, a lo que respondí que si, aunque era mentira. Estaba fatal. Me dio un ibuprofeno y me lo tome.
Me senté el el sillón a esperar a Manuel, que llegaría tarde, pero como me encontraba mal, no me levantaría hasta que el no llegara.
La tarde se hizo larguísima, hasta que por fin llegó mi Manuel.

-Lauraaaaa abreeeee de caminoooo!-Grité a mi hermana, que se iba a la calle.

-¿Y mamá?

-Trabajando, cogió horas extra.

Mi hermana abrió la puerta y Manuel entró a la vez que ella salía.

-Hola princesa.-Me dijo dándome un beso en los labios.

-Hola cariño.

-¿Que te pasa?

-Estoy malita.

-Se te nota.

-Ya.

-¿Y qué te pasa?

-Algo que comí me sentó mal y llevo el día vomitando. Me levanté mareada, fui al colegio, vomité, y cuando fui a comerme las migas me dieron nauseas.

-Que pena de mi niña.-Me dijo dándome un abrazo de oso.

Se sentó a mi lado y empezó a darme besitos por el cuello, a tocarme la espalda y a acercarme a él. Lo agarre, le quité la camiseta y se pegó a mí. Siguió dándome besos por el cuello y subió a mi mejilla.
Me cogió en brazos y me llevó a mi cuarto, apagó la luz y vino a tumbarse encima mía.

Sin Buscarte. © [EDITANDO]Where stories live. Discover now