42. Empezando Con Las Pruebas

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Pues volví al colegio una mañana más después de dejar a Briana en su guardería.

-Niños, venga, en asamblea.

Todos se pusieron en un círculo y empezamos a hablar de todo lo que los niños habían hecho en verano y lo que más les había gustado. Uno a uno me contaron donde habían estado, hasta que le pregunté a Jared.

-Seño, yo no he salido mucho a la calle, porque mamá no me dejaba.

-¿Por que no te dejaba? ¿Te portabas mal?

-No, pero mi mamá decía que hay mucha gente mala que me querrían separar de ella, así que nos hemos mudado hace poco.

-¿Pero tu donde vivías, pequeño?
-En el barrio de ahí al lado.

Me quedé pensativa, con razón nunca lo había visto antes, Sofía no le dejaba salir por miedo a que la pillaran...
Les dije a los niños que volvieran a sus sitios y les di el cuaderno para este año.
Cuando empecé a explicarle las vocales, llamaron a la puerta.

-Adelante! - Grité.

Para mi sorpresa, era el agente Darry.

-¿Algo va mal? - Pregunté.

-No, nada, vengo a llevarme un rato a Jared.

-¿He hecho algo malo, señor? - Preguntó el pequeño, era tan precioso...

-No cariño, es una cosa buena. Taira, enseguida te lo traigo.

-Despreocupese.

Una hora y medio, y no aparecían. Yo seguía con mi clase, pero se me hacia imposible no pensar en Jared. Les dije a los niños que tomaran un descanso, y baje a secretaría.

-¿Han vuelto ya Darry con el pequeño? - Le pregunté al secretario.

-Taira, volverán pronto, vuelva al su clase que los niños no pueden estar solos.

No dije nada, solo asenti. Volví a clase y pasó otra media Hora. Ya me estaba desesperando, no me tiraba de los pelos porque me había peinado muy bien.
Por fin tocaron a la puerta.

-Taira, salga un momento. - Obedeci a Darry y salí de la clase. - Ya está la suerte echada. Me ha costado convencer al crío para que hiciera lo que le decían, es muy listo.

-Mi pequeño...

-Aun es pronto para confirmarlo. Le han hecho varias pruebas de ADN, pero me han dicho que tarda. Por suerte, he conseguido que aceleren el proceso, solo necesitan tus pruebas y las de Manuel. Mira, yo te voy a dar la dirección de la clínica y esta tarde vais los dos, si puede ser, sin Briana. Las analizan y mañana mismo os llega la carta. - Dijo, y seguidamente me tendió un papel con la dirección.

-Gracias de verdad Darry.

-Muchísima suerte.

Me abrazó y se fue. Cuando terminaron las clases, pasé por Briana y a por Manuel. En el coche no le dije nada, porque no quería hablar de estas cosas delante de Briana, ella era muy pequeña todavía. Llegamos a casa, y como cada día, Briana se comió su plato y se quedó dormida en el sillón. Manuel la cogió en brazos y la llevó a su cama, y me senté con el a contárselo todo.
Se le pusieron los ojos brillantes, pero no lloraba. Decidí llamar a mi madre para que cuidara de Briana.

-Pero cariño, olvídalo ya, ha pasado mucho tiempo. - Dijo mi madre refiriéndose a Jared.

-Mamá, no voy a dejar de intentarlo. Lo voy a seguir buscando hasta que lo encuentre. ¿Te quedas con la niña o no?

-Está bien, en unos diez minutos estoy en tu casa.

Efectivamente, me dio tiempo para lavarme los dientes y peinarme, y mi madre ya estaba en mi casa. Le di la merienda de Briana para que se la diera cuando se despertara y le pedí que le ayudara con sus deberes. Ella aceptó, siempre me había ayudado con mis hijos cuando eran pequeños. Era mi mayor apoyo.
Manuel condució hasta la dirección que me había dado Darry. Llegamos a un edificio blanco con el letrero verde, y sin pensarlo, entramos.
Era un lugar frío, que no inspiraba confianza ninguna. Nos atendió una mujer bajita con una coleta y una bata blanca.

-Buenas, soy Blanca. Ustedes deben ser las personas que me dijo Darry.

-Si.-Contesté secamente.

-Pues si me permiten, primero que entre el señor, y usted después.

-Está bien.

Se llevó a Manuel a una sala y me senté en una especie de sala de espera. Tardaron una hora, pero se me pasó rápida. Manuel salió con los ojos brillantes todavía y Blanca me dijo que la siguiera.
Me llevó a la misma sala, y me senté en una camilla. Me sacó algo con una jeringuilla y me pidió muestras de saliva y todo eso. Todo muy lento. Me preguntó acerca de Jared, y me comentó el evidente parecido del niño y de Manuel. Quizás solo quería animarme, pero no lo consiguió, solo lloré. Me abrazó y me deseó suerte.
Salimos de la clínica y nos subimos al coche, esta vez conducía Manuel. No hablaba, era un silencio incomodo.
Llegamos a casa, Briana estaba haciendo los deberes. Le di las gracias a mi madre y se fue.

Llamé para pedir una pizza, pues ya era tarde, nos la comimos entre risas y nos fuimos a dormir, solo faltaba esperar.

Sin Buscarte. © [EDITANDO]Where stories live. Discover now