Capítulo 23.

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No podía creermelo, parecía imposible. Pero no lo era.
Este estrés no le podía hacer bien a mi bebé.
¿Por qué Sofía había hecho eso?
¿Que hacia Cristián en su coche?

Preguntas. Preguntas. Preguntas.
Todas ellas sin respuesta.

Lo terminaría averiguando.
No sabía cómo, pero lo haría.

Me levanté por la mañana y Manuel me tenia abrazada. Me sentía protegida con el. Era domingo y llovía.
Pocos días antes, Manuel encontró un trabajo de camarero en un bar bastante cerca de casa, pues a veces, un poco mas de dinero, hacia falta. Me encantaba ver trabajar a mi novio.
Me encantaba todo de el.

Mi novio.

Mi esposo.

Mi persona favorita.

El padre de mi hijo.

Tenia ya 6 meses de embarazo, faltaban solo tres para tener a mi pequeño en brazos. Muy poco tiempo que se me iba a hacer eterno.
Sonará cursi, pero yo siempre he soñado despertarme con dos hombres en mi cama, uno que me diga mi amor, y otro que me diga mamá.
Ya lo amaba antes de conocerlo, y lo amaría toda la vida. Y también al que me regaló el privilegio de tener a mi hijo en brazos. Un pedacito de mi.
Solo quería estar ya con los dos hombres de mi vida, y estar con ellos toda la vida, sea como sea.

Tuviera que matar a quien sea.

Tuviera que morir por ellos.

Porque el único amor de mi vida, estaba dormido a mi lado.

Y mi única vida estaba creciendo dentro de mi, y estaba esperándole.

A lo que iba, que me he desviado del tema.. Era domingo, llovía y hacia frío. Manuel dormía y yo me quedé observándolo un momento. Lo amaba. Con todo mi corazón. Hoy era domingo y no trabajaba. Pero era mejor, podría pasar el día conmigo. Estaba un poco incomoda, ya que me apretaba muy fuerte y mi barriga, que ya estaba grande, molestaba un poco, me removí entre sus brazos.
El lo notó y se despertó.

-Buenos días princesa.-Dijo besándome, me subió la camiseta que llevaba suya y besó mi barriga.-Buenos días pequeño.

-¿No es muy temprano para despertarse ya?

-Para Lorena si, así que no hagas ruido.

Empezó a besarme apasionadamente, yo, claramente, le seguí el beso. Aun tapados con la manta, se pegó mucho a mi cuerpo solo vestido con su camiseta y yo me pegué aun mas.
Me cogió como pudo de la cintura y me sentó encima de el, aunque seguía tumbado. Se movía debajo de mi y me encantaba. Quitó mi camiseta rápidamente, y empezó a besarme el cuello de la manera que a mi me volvía loca.
Me sentía súper bien con el, me sentía protegida. Él había sido el primero y será el último.
Porque gracias a haber sido el primero, yo iba a tener a mi pequeño. Y ya faltaba poco.
Antes de empezar la acción, se paró un momento y se quedó como pensando. Se sentó a mi lado sin decir nada, me asuste un montón, pero al ver que miraba mi barriga abultada, ya sabia lo que le pasaba.

-Que no le vas a hacer daño. Ni a él ni a mi. Te lo he dicho muchas veces.

-¿Estas segura?

-Lo estoy.

De nuevo besó mi cuello sin preocupación.

#Manuel PDV'

Era todo perfecto. Mi vida era perfecta. Ella era perfecta.

Siempre me dijeron que me quedara con quien me tocara el alma, que el cuerpo me lo toca cualquiera... Y justo eso estaba haciendo.
Quedarme con la persona que me estaba tocando el alma.
La madre de mi hijo. El amor de mi vida.

Hoy no trabajaba, perfecto. Podría estar tumbado junto a ella todo el día, y toda la noche.
Después de un ratito, se levantó de un salto, nunca la había visto con esa energía, y fue al baño a cogerse el pelo. Casi corriendo, fue a la cocina y empezó a sacar cosas del frigorífico.

-¿Que quieres para desayunar?-Me dijo sonriente.

-La pregunta es... ¿Que quieres tu?

-Yo quiero... Hacerte el desayuno.

-Yo también.

La abracé por la espalda y le besé el cuello, y después de convencerla un rato, conseguí que se fuese de la cocina. Creo que fue a la habitación de Lorena, no se, pero se fue.

No sabia que hacerle, nunca en mi vida había hecho ni un sándwich de queso.
Saqué pan, mantequilla, leche, azúcar...
Lorena seguía dormida así que no iba a hacerle nada.
Finalmente, después de 45 minutos (Sin exagerar) de trabajo, terminé.
Taira estaba casi dormida en el sillón.
Le puse dos tostadas con mermelada en la mesa y un colacao, porque café no podía beber, estaba embarazada.

Parecía que no había comido en un año. Se lo comió todo de un bocado, yo solo la observaba.
Me encantaba verla comer.

Lorena salió de la habitación a contarnos algo.

Sin Buscarte. © [EDITANDO]Where stories live. Discover now