Capítulo 15

212 8 0
                                    

Matthew se había ¿sonrojado?

Desde hacía un minuto que Matt había abandonado la habitación y ese pequeño detalle seguía rondando por mi cabeza. No podía asegurar nada con respecto a mi salud mental (o por lo menos no desde la semana pasada) pero mi visión era básicamente perfecta y casi podía jurar que antes de cerrar aquella puerta las mejillas de Matthew habían adoptado un ligero tono rosado.

Imposible.

Raphael carraspeó.

-Yo...creo que iré abajo por los sándwiches. Te traeré algunos -dijo él mientras gradualmente la expresión de sorpresa (y terror) que había adquirido desaparecía -. Debería tener que ocurrírseme algo para nuestro asalto nocturno dentro de un par de horas. Sólo déjame pensar un rato, la comida ayudará -terminó de decir antes de guiñarme.

Asentí.

Aun no podía creerme que esto hubiese sido tan fácil y que ahora Raphael realmente fuera mi aliado, a pesar de que unos constantes escalofríos estuviesen ahogando mi euforia interior. ¿Cómo es que seguía escuchando esa voz? Y lo peor es que ya no era ni siquiera como si alguien me hablara, ahora la voz estaba directamente insertada en mi cabeza.

-Si consigo hacer algún progreso o consigo algún dato importante te avisaré de inmediato -siguió diciendo Raphael, ahora notablemente más animado, y sobre todo entusiasmado hablando de nuestro inexistente plan -. Lo más seguro es que vuelva a tu cuarto a eso de la medianoche para presentarte mis avances o por lo menos para intercambiar ideas.

Cualquiera pensaría que al iniciar las vacaciones, y sobre todo en Londres, todo sería pasear, disfrutar de la ciudad y dormir más que de costumbre; pues todo indicaba que durante estas vacaciones pasaría más tiempo despierta y desvelándome que en el año escolar, sin contar que Temple se volvería mi destino turístico principal.

-Está bien -contesté mientras consideraba las cantidades inhumanas de café que tendríamos que consumir, porque algo me decía que esta no sería precisamente una conversación de 30 minutos, mucho menos de una hora -. Entonces, nos vemos en la noche. Y gracias, por todo.

-Sí, de nada. Como dije antes, nunca es un problema rescatar a damiselas en apuros -puse los ojos en blanco -. Y además, hace mucho que no hacía algo que podría meterme en tantos problemas, y si con esto consigo que mi primo entre en razón de alguna manera y deje de ser tan desconfiado, estoy absolutamente dentro. Claro, también lo hago por el conde y todo eso, pero ya sabes, tengo otras prioridades -mostró otra de sus deslumbrantes sonrisas, pero yo estaba segura de que por dentro se estaba riendo de sus propias palabras.

Este chico era incontrolable y su sentido del humor también.

-Ya, ve de una vez por esos sándwiches -le ordené, tratando yo también de controlar la risa.

-Está bien, está bien -levantó las manos en gesto de rendición, se giró y abandonó la habitación murmurando sobre princesas demasiado mandonas, lo que provocaba en la población que condes maniáticos se escaparan y algo de la escasez de sándwiches.

Raphael cada vez me agradaba más, eso era seguro.


-Hey, Val, despierta. Ya es hora de cenar.

-Mañana por la noche tendré que volver a entrar a la Logia, soy el único que sabe dónde encontrar esos documentos...

-Vaya, y yo que pensaba que Gwenny tenía el sueño pesado. ¡Venga chica despierta, no tenemos todo el tiempo del mundo, hay un conde suelto y la cena es la comida más importante del día, si es que planeas derrotarlo o algo por el estilo, claro está!

Piedras Preciosas. Una nueva generación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora