13. Annie.

298 41 1
                                    

Le pedí a uno de los guardias de seguridad que llevara a Annie a los camerinos mientras yo daba un par de respuestas a los reporteros locales que estaban allí, y Annie volvió a abrazarme fuertemente antes de ir tras el guardia.

Hablé unos minutos con los reporteros y luego troté hasta los camerinos, ansioso por hablar con Annie. No podía creer que ella estuviese allí, de vuelta. Probablemente estaba incluso soñando, por la manera en que había jugado en el partido. Y sin embargo, al entrar al pasillo que llevaba a los camerinos, ella estaba allí, apoyada en la pared, mirando a algún punto fijo de la pared frente a ella.

Mientras me acercaba a ella, me dediqué a examinarla un poco. No era demasiado alta, tal vez un poco más de un metro sesenta. No voy a mentir diciendo que no observe otros detalles, porque soy un chico y es algo que no puedo evitar, pero lo que realmente noté fue que ella, aun siendo doce años más adulta, seguía luciendo como la niña con la que solía jugar.

—¿Quién es la chica, novato?—preguntó Chris, apoyando su antebrazo en mi hombro—. Obviamente no es una fan...

—O tal vez si, y está feliz de hacer cualquier cosa por hacerlo...feliz—agregó Daniel, otro de los jugadores, deteniéndose junto a Chris.

Negué rápidamente, sintiendo la necesidad de defenderla. —Es mi amiga de la infancia. Ella tuvo que irse y prometimos volver a encontrarnos.

En cuanto dije aquello, me arrepentí un poco. Lo que había dicho sonaba demasiado cursi (a pesar de que era cierto) y podía afectar mi reputación en el equipo. Sin embargo, ambos solo rieron y palmearon mi hombro, murmurando cosas que no comprendí del todo.

—¿Cuál es su nombre?—preguntó Daniel.

—Anne, ¿por qué?

—Por ningún motivo—contestó, sonriendo con algo que quizás pudo ser malicia.

Ambos siguieron su camino, inclinando la cabeza con una sonrisa cuando pasaron junto a Annie. Ella alzó la vista cuando los vio y luego miró en mi dirección, con sus ojos castaños aun un poco rojos. Me sonrió ampliamente, haciendo que unos hoyuelos se marcaran en sus mejillas.

Me sentí desconcertado al verla sonreír de esa manera, pero lo que más me desencajo fue el no haberla asociado a mi mejor amiga de infancia, sino como alguien totalmente nuevo.

—Creí que tardarías más—dijo, acercándose a mí también.

—Solo contesté algunas preguntas. Este es mi primer partido como delantero—contesté, sonriendo de lado y fingiendo un poco de modestia—. Necesito darme una ducha; no tardaré más de veinte minutos, lo prometo. Luego nos pondremos al día.

Annie asintió, pidiendo que me diera prisa porque no había comido nada desde que se había levantado en la mañana para el vuelo, y yo me apresuré a entrar a los camerinos, consciente de lo horrible que es estar sin comida durante toda la mañana.

Tan pronto como entré en los camerinos, todos comenzaron a preguntarme quien era Annie (yo respondiendo que era mi mejor amiga de la infancia), si tenía una relación seria con ella (respondí que éramos amigos), y si estaba soltera (a lo que dije que no tenía ni idea porque era la primera vez que la veía en casi trece años).

Y entonces, cuando todos comenzaron a hablar lo bonita que era Annie y de lo suave y dulce que lucía, uno de los chicos pregunto por alguien a quien había olvidado casi por completo: Natalie.

En esa época no llevábamos más de dos meses saliendo, pero todos hablaban de lo suertudo que era por salir con una chica tan sexy y seductora como ella. Al igual que muchos, yo estaba cegado por su belleza y más aún cuando ella puso sus hermosos ojos grises en mí, pero a medida que pasaba el tiempo, la diversión del momento se iba esfumando cada vez más.

childhood memories; l.t auWhere stories live. Discover now