Ed

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No quería ir más al instituto, me negaba a estar un solo segundo más atrapada en ese infierno, me senté en el suelo con los ojos cristalizados y la respiración agitada.

"Nuevamente sola ¿eh?"

Mi vida era un asco, yo era un asco. Miré hacia los lados, no había nadie.

"Eres tan cobarde"

Y nuevamente rompí en llanto, como si eso fuera a cambiar las cosas, como si eso me hiciera ser delgada. Me rompía tan fácilmente, odiaba ser tan frágil, derrumbarme por absolutamente todo.

"Gorda, vergonzosa y patética"

Necesitaba a alguien, pero lo cierto es que no tenía a nadie. Recordé a Ashly, esa muchacha tan diferente a mi. A quien le dio igual y me contó todo sobre ella, sin importar lo que pensará de ella, esa chica delgada y bonita. ¿Por qué no podía ser como ella?, quisiera que no me importara todo lo que dicen de mí, ser delgada y segura de mi misma. Pero no yo no era más que una estúpida gorda de mierda.

-¿Estás bien?.- me limpie las lágrimas de inmediato y asentí

Aquella persona se puso en cuclillas y me observó, levanté la mirada y lo vi. Era él, era Ed.

-¿Pasa algo?.- el chico me miró con cierta preocupación

"Sabe actuar muy bien". Mierda deja de pensar en eso Elizabeth.

-No.- me puse le pie dejando al pobre chico confundido

-Tú eres Elizabeth, la chica del hospital, la amiga de mis hermanas ¿cierto?.- me siguió

Sonreí en mi interior, se acordaba de mí. Recordaba mi nombre.

"Claro que lo recuerda, ¿cómo olvidar a la chica obesa?"

-No se de que hablas.- desvíe la mirada

-Si, eres tú, saliste con mi hermana a tomar una malteada.- me aseguró, ¿ella se lo había contado?

"No seas idiota, un chico como el nunca le prestaría atención a una "cosa" como tú"

-No lo recuerdo.- intenté alejarme

Ed me tomó del brazo y me hizo girar, me miró directo a los ojos con una preciosa sonrisa. Mis mejillas se ruborizaron y baje la mirada.

-Eres tú, nunca olvidaría a una chica con unos ojos tan hermosos como los tuyos.- levanté la mirada un segundo

-Déjame en paz.- camine en silencio

Aquel chico era tan insistente, me siguió.

-Prometo dejar de molestar si me respondes, ¿por qué ya no has hablado con Ashly?.- lo miré incrédula

-No he tenido tiempo.- mentí

Lo cierto es que me había llenado de pánico, tenía miedo de que todo se tratara de una broma, porque nadie me trata bien, ellos no iban a ser la excepción.

-Ella piensa que te has enfadado.- metió sus manos a los bolsillos de sus jeans

-Bueno, no es así.- caminé más rápido pero el me siguió el paso

-¿Podrías hablar con ella?.- me detuve

-Carajo, ¿por qué te importa demasiado?.-

-Sólo quiero que ella esté bien.- frunció la boca

Ahí comprendí porque tanto interés, él quería ayudar a su hermana, quería que ella estuviera bien. Se trataba de ella, no de mí.

"Estúpida"

-Vale, ahora deja de molestar.- y aunque no lo pareciera, me dolió un poco decir eso

Ed se colocó frente a mí... y me abrazó. Le agradecí mentalmente y él susurro algo que se quedaría grabado en mi memoria por el resto de mi vida. Las mejores seis palabras que pude haber escuchado en ese momento.

-Eres la mejor Elizabeth, te quiero.-

Pero no respondí el abrazo, tampoco dije nada. Sólo me quede en silencio y sin moverme. Aunque hubiera querido decir algo, no pude. Quise poder corresponder el abrazo, pero era demasiado tarde, Ed se había marchado. Era la primera vez que alguien me decía eso, y si, pudo ser una completa mentira, como también pudieron ser las palabras más sinceras que me hayan dicho. Lo único seguro era que esas simples palabras, ese pequeño abrazo, esa mínima muestra de afecto, me mantuvieron con vida durante un tiempo más, y para agradecerle eso no me alcanzaría todo el tiempo del mundo.

Y aunque me suene imposible, en se momento me encantó ser yo. Olvide que él lo estaba haciendo por su hermana y no por mí, me olvide de que las personas pueden mentir, porque de alguna manera ese chico me salvo la vida.

Llegue a casa, me encerre en mi habitación y tomé el teléfono de inmediato, marque el número que me había aprendido de memoria por mirarlo todo el tiempo y nunca me había atrevido a marcar, a excepción de una sola vez.

El teléfono sonó un par de veces, sin embargo me llevo a buzón. Suspire y marque una vez más. Nadie respondió.

Me pasé una hora haciendo lo mismo sin obtener resultado alguno. Marqué por octava ocasión, realmente desilusionada. Pero, al fin una voz femenina respondió después de tantos intentos.

-¿Hola?.-

-Soy Elizabeth, disculpa que no haya llamado antes, ¿quieres ir a almorzar? yo invito

-Por supuesto que sí.-

Posiblemente estaba cometiendo un error, el error más grande de toda mi existencia. Pero después de todo aquel error me hacía feliz unos minutos. ¿Qué más da si después me hacen daño? ya sufrí lo suficiente y no creo que me pueda pasar algo peor, necesitaba una amiga, alguien que me quisiera.

"Idiota"

Y sí, puede tratarse sólo de una broma horrible, aunque en el fondo tenía las esperanzas de que fuera real.

"Sabes que eso nunca podría pasarte a ti"

Además, debía haber una forma de agradecerle a esa familia que tanto apoyo me había proporcionado, era mi obligación hacerlo.
Quería agradecerle a esa pequeña tan simpática que me hizo sentir especial en el hospital, a esa chica delgada que me trató tan bien sin importarle mi apariencia física. Pero quería agradecerle más que nadie, a ese chico castaño que por primera vez en toda mi existencia, me hizo sentir y creer que quizás, solo quizás, alguien podría enamorarse de mí, como se enamoraría de una chica delgada. Y para agradecerle eso, no me alcanzaría una eternidad.

"No lo hace por ti, sino por su hermana, déjate de ilusiones"

Se que no lo hizo por mi, pero sin importar eso, tenía la necesidad de agradecerle a él, debía agradecerle a Ed.

Miss obeseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora