Me gustas

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Llevaba semanas intentando hacer que Ed pusiera su atención sobre mí. Había dejado que Ashly me hiciera lo que se le diera la gana, pero no, él jamás lo notó.

Nos acostamos sobre él césped descuidado de ese diminuto parque, podría jurar que nadie había ido a ese lugar desde hace unos cuantos años, pero así era ella. Cuando Ed Llegó acompañado de Anna y cruzaron cínicamente frente a mi mientras se besaban e iban a la habitación de él, justo cuando mis lágrimas comenzaban a brotar, a esa diminuta chica se le vino a la mente la gran idea de ir a ese lugar. Así que mientras él se cojia a Anna, yo estaba recostada sobre un montón de pasto seco preguntándome porqué la vida era tan jodidamente cruel.

-Podemos castrarlo si quieres-. Susurro mi mejor amiga.

-Es una buena opción-. Bromeé y sonreí.

-Conozco un lugar en donde...-. La detuve.

-Sabes que es broma, ¿cierto?-. Ella comenzó a reír.

-No, pero gracias por decirlo-. Hizo una mueca y miró al cielo.

Me quede en silencio al igual que ella, después ella tomó mi mano. Lo hacía siempre, entonces se me ocurrió hablar.

-Ni siquiera notó que me he vestido de maneras diferentes cada día-. Ella me miró.

-Que se joda, que se vaya directo a la mierda-. Al parecer se molestó.

-Es tu hermano, por si lo olvidas-. Susurré.

-Lo sé, y lo quiero- aclaró - pero eso no quita el hecho de que sea un pendejo-. Grito frustrada y éste se escuchó por todo el lugar.

-¿Por qué es un pendejo?-. Le cuestioné.

-Vamos, sabes que lo es- se sentó- sólo un pendejo es capaz de rechazar a alguien que lo ama con toda su alma, sólo por una puta cara bonita, sólo un pendejo no quiere a una chica como tú -.

-No porque uno quiera con toda su alma a alguien significa que él también lo hará, las cosas no son así de simples-. Le recordé.

-Si, pero ¡Agh!- se cubrió la cara con las manos.

-Pero debería resignarme y hacer como si nunca lo hubiera querido y no lo quiero, ¿no?, es lo único que me queda.- me mordí el labio inferior.- después de todo, nunca sería lo suficiente para él.- cerré los ojos y un suspiro se escapó.

-No gustarle a un chico no es sinónimo de ser fea.- me aseguró.

-Entonces, ¿qué es?

-Nada, no es nada, simplemente no le gustas y ya.- me miró por entre sus dedos.- Pero si a él no le gustaste, ya llegara alguien a quien sí le gustes.- me sonrió débilmente.

-¿Cómo estás segura de eso?-

-Siempre es así, siempre hay alguien que te quiere.- Se recargo en mi hombro.

-No, algunos estamos destinados a quedar solos, es nuestro destino.- nuestro cruel y amargo destino.-

-Deja de ser tan pesimista, a veces se me acaban las palabras motivadoras, ¿sabes?- me dio un ligero golpe en el brazo y sonreí - Ah y respecto a lo que dijiste, eso del destino sólo son tonterías y en todo caso, uno mismo hace su destino.-

-Hacer nuestro destino...- esas palabras se quedaron grabadas en mí.-

-Si, nosotros decidimos que rumbo toma nuestra vida.-

-No creo que yo haya decidido tener esta vida.- susurré.-

-En realidad si.- se acercó más.- porque, pudiste haber puesto en su lugar a Anna, pudiste quererte por ser quien eres, pudiste mandar a la mierda a Ed, pudiste...- se mordió el labio inferior.- pero no lo hiciste, estás en donde estás porque tú quieres estar ahí, no porque una fuerza misteriosa te haya puesto ahí.-

Yo guardé silencio, era verdad. Yo misma había decidido todo, yo había estado haciendo todo, yo me había puesto en la jodida vida que tenía.

Me abalancé sobre ella dándole el abrazo más fuerte que he dado, como si esa fuera la última vez que la vería, como si fuera una alucinación y en cualquier momento ella desaparecería. La abracé como si ella fuera todo lo que tenía, y así era.
Después de eso, ella me miró sonriente, pareciera que hubiese hecho la mejor acción de todas, me abrazó de nuevo.

-Vamos por helados.- se levantó y comenzó a correr antes de que yo pudiera darle una respuesta.-

La seguí, corrí detrás de ella, aunque era patético pues me cansaba de inmediato y no era rápida. Finalmente ella me esperó y caminamos a una heladería a una cuadras del parque. Ella pidió dos helados de fresas con crema, nos sentamos en una de las mesas disponibles.
Charlamos un rato mientras ella saboreaba su helado, en cambio yo, a pesar de saber que no debía, no probé ni un sólo bocado del mío. Hacía como si estuviera tan centrada en nuestra conversación sobre música que nunca había escuchado como para recordar que había un gran helado frente a mí, ella lo notó pues veía el vaso de vez en cuando, pero no dijo nada.

-No comiste tu helado.- hizo un puchero mientras salíamos del lugar.-

-Es que...- busqué una excusa convincente.-

-No, ya se que fue lo que pasó.- me miro seriamente y yo me puse pálida.- no te gusta el helado de fresas con crema.- aseguró y yo asentí más tranquila.-

Fuimos a su casa, entre bromas de parte de ella y una que otra risita mía. En unos minutos estábamos frente a la puerta ella tocó el timbre pues había olvidado las llaves. Se dio la vuelta y quedo frente a mí, sonriendo como siempre, me abrazó.

-Eli.- dijo mi nombre en un susurro.-

-¿Si?- respondí de la misma manera, ella se alejo y me miro fijamente.-

-Me gustas.- soltó de pronto y yo no pude decir nada.-

Entonces ella me besó, me quedé rígida unos instantes, no sabía que hacer, sus labios estaban pegados a los míos esperando que respondiera aquel beso, así que eso fue lo que hice, la besé también.
Yo no sabía nada de besos, sólo había besado a un niño en el instituto, pero habían sido dos segundo y horas después me enteré que lo habían retado, así que sólo intenté seguir lo que ella hacía, lo cual no me salió nada bien.

Una tos, claramente fingida hizo que Ashly diera un brinco y se alejara. Se dio la vuelta y ahí estaba él, con la pijama puesta y el ceño fruncido, mirándonos a ambas.

-Pasa.- le dijo a su hermana y ella obedeció, no sin antes abrazarme y susurrar un "eres la mejor".-

Me quedé ahí, completamente muerta de vergüenza y con el hermano de la chica que acababa de besar y que, por cierto, me gustaba. Ed suspiró.

-¿Quieres que te acompañe a tu casa?-

-Puedo irme sola.- susurré.-

-Buenas noches Elizabeth.- fue lo último que dijo y cerro la puerta detrás de él.

Miss obeseWhere stories live. Discover now