Lo prometo

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Evitarlo, esa fue la decisión que tomé, una decisión que me dolía más que nada. Pero me dolería aún más seguir a su lado, enamorarme de él y que me rompiera el corazón.

Llamé a Ashly esa misma noche, le conté todo, ella no estaba de acuerdo con mi decisión. Sin embargo no me hizo cambiar de parecer.

Pasaron dos semanas en las cuales no vi a Ed en lo absoluto. Era un acto demasiado cobarde, lo sé. Pero ¿quién puede confiar en sí mismo después de que todos lo hicieran dudar?

Me encontraba cruzando la calle, pensando en lo difícil que me era evadir a aquel chico. ¿Cómo es que se había convertido en alguien indispensable para mi?

Ahogue un pequeño grito, quería dejar de quererlo. Fije mi vista en el suelo, mis pasos eran lentos y torpes, choque con alguien, y por si fuera poco, esta persona derramó su jugo sobre mi camisa blanca.

-Oh genial.- susurre molesta sin mirar a quien aún seguía frente a mí.

-Me debes un jugo.- hablo divertido el chico con el cual había chocado.

Levante la mirada con lentitud, rogando que no fuera quien yo suponía. Para mi suerte, era el.
¿Cómo era posible que habiendo millones de personas en el planeta, fuera precisamente él?

Ed sonrió al encontrarse con mi mirada, esas dos largas semanas intentando olvidarme de él se fueron a la basura cuando vi nuevamente su sonrisa.

-Y tú me debes una blusa.- susurre mirándolo a los ojos.

-En ese caso ya no me debes nada.- soltó una pequeña carcajada y yo lo odie por ser tan perfecto.

-Aun así me debes una blusa.- reí levemente y Ed asintió divertido.

-¿A dónde se dirige señorita?- preguntó tomando mi mano.

Mi corazón comenzó a latir más rápido, mis mejillas se tornaron rojas y mis ganas de salir corriendo en ese preciso instante eran muchas.

-Iba a, a mi casa.- susurre retirado mi mano de la suya.

-Oh, genial, ¿te gustaría ir a caminar conmigo un rato?- preguntó sin quitar su mirada de mí.

-En realidad, no puedo.- me di la vuelta, quería huir de ahí.

-Elizabeth, por favor.- Ed me tomó de la mano con un poco de fuerza, cerré los ojos, no podía resistirme.

-Sólo unos minutos.- suspiré rendida, en serio era demasiado débil, joder.

Caminamos en silencio un par de minutos, me preguntaba si estaba haciendo lo correcto. Si debía ir con él y tomar el riesgo de no poder alejarme nunca más de él, o si lo mejor era salir huyendo como siempre y evitarlo el resto de mi existencia.

-¿Te gustan los parques?- susurro Ed jalando de mi brazo para entrar a uno.

-Si, aunque casi nunca he venido.- susurre levemente

-¿No venías de pequeña?- caminamos hasta una banca cerca de los juegos en donde sólo dos niños jugaban y corrían sin parar.

-No, mis padres estaban demasiado ocupados y no salía mucho de casa.- dije mirando a esos niños jugar.

Lo cierto es que a mi madre nunca le gustaba salir conmigo y sigue sin agradarle, mi padre nunca estaba en casa, así que pase toda mi miles encerrada entre cuatro paredes y así sigo hoy.

-Entiendo.- me miró y esbozó una dulce sonrisa.

-¿Por qué venimos aquí?- levante la mirada para verlo bien.

-Mi mamá, me traía aquí cuando era un niño.- sonrió y me llevó corriendo hasta los juegos, se detuvo frente a los columpios.

-Debes tener buenos recuerdos de este lugar.- admito que sentí envidia, Ed tenía una vida perfecta.

-Ven sube- sonrió y se sentó en el columpio de la izquierda y yo me senté a su lado- siempre que veníamos, yo corría hasta acá y elegía el mejor columpio, podía estar horas columpiandome.- me informó con emoción, y yo sonríe, ojala pudiera tener un buen recuerdo.

Comenzó a columpiarse lentamente, parecía un niño y no un chico de su edad, aun así me parecía guapo, incluso más guapo. Imite su acto luego de un par de minutos, solo que con más fuerza.

-¿Crees que puedes ganarme?- me dijo divertido y se columpio más fuerte, sonreí e hice lo mismo.

El columpio subía casa vez más conforme nos impulsabamos, nuestras risas no paraban. No podía creer que ese chico me pudiera hacer tan feliz en un par de minutos.

Finalmente ganó Ed, lo presumió un poco y después me ayudó a levantarme.

-Te dije que no me ganarías.- me sonrió y le di un pequeño golpe.

-Te ganaré la próxima vez.-sonreí y el asintió.

Me queda pensando un momento, ¿habría una segunda vez? No lo sé.

-¿Sabes que otra cosa amaba del parque?- me dijo mientras caminabamos y el pasaba su brazo por mis hombros.

-No, ¿qué cosa?- sonreí y lo mire un segundo.

-El helado.- sonrió y me tomo de la mano, comenzamos a correr hacia un carrito de helados.

Ed se detuvo frente al carrito y pidió su helado, me miró pata que hablara y yo aparente no saber que es lo que esperaba.

-¿De que sabor quieres tu helado Elizabeth?- sonrió y yo suspire.

-En realidad, no me gusta el helado.- trate de sonar segura y no tartamudear.

Ed asintió y pago su helado, caminamos en dirección a una banca cercana y nos sentamos.

-Eres una mentirosa.- me dijo comiendo su helado y yo lo mire extrañada.

-¿Por qué?- pregunté mirándolo a los ojos.

-La otra noche, te vi comiendo helado con Ashly y ahora dices que no te gusta el helado, que gran mentira.- mordió el cono de helado y me miró.

Mierda, me había descubierto, necesitaba decir algo ya.

-Vale, si me gusta es solo que no se me ha antojado.- susurre esperando que sonara creíble.

-Elizabeth, me has mentido, merecer un castigo.- sonrió y yo no pude comprender de que carajos hablaba.

De un momento a otro Ed estaba haciendo cosquillas y yo reía como loca, intentaba de tenerlo pero me era imposible.

-¡No, Ed, basta!- gritaba mientras mi risa no cesaba.

Finalmente se detuvo y sonrió, le devolví la sonrisa y el me abrazó. La gente que pasaba nos miro, mi sonrisa desapareció, todo nos miraban extraño, como si estuviera mal que una chica como yo, este con un chico como él. Me separé de Ed. El me miró pero no dijo nada.

-Te extrañe, Elizabeth.- susurro en mi oído

-Sólo fueron dos semanas.- fue mi respuesta, aunque yo también lo había extrañado como no tiene una idea.

-Dos semanas en las que no supe nada de ti.- me miró algo... triste.

-Lo siento, no volveré a alejarme.- susurre sin mirarlo.

-¿Lo prometes?.- me tomó de la mano

-Sí, Ed, lo prometo.- sonreí levemente

-Te quiero.- me abrazó una vez más.

-Yo también te quiero.- susurre correspondiendo el abrazo.

Miss obeseWhere stories live. Discover now