Indiferencia

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Estaba camino a casa de Ashly, mi cuerpo temblaba y mi corazón latía a prisa.
Hacia ya mucho tiempo que no iba a ese lugar.

Y lo cierto es que no me preocupaba el hecho de que no había estado ahí desde hace mucho, más bien era la incertidumbre de como reaccionaría Ed al verme. Pero después de pasar días discutiendo con Ashly, renegando con que no podía pasar el resto de nuestras vidas evitando cruzarme con él, acepté ir una vez más a su casa.

Toque la puerta y enseguida la pequeña chica abrió la puerta, rápidamente se acercó a mi y me dio un enorme abrazo el cuál yo correspondí.

Después de unos segundos me invitó a pasar, las manos me temblaban. Estábamos frente a las escaleras, justo cuando el bajo.

Su cabello estaba despeinado y sonreír como siempre, su mirada estaba fijada sobre el suelo, así que no notó mi presencia.

-Hablo mamá, dijo que no llegara temprano a casa y que si puedes...- se quedó en silencio al levantar la mirada y verme ahí, justo frente a él- Que si puedes ir por Alison a casa de su amiga Nora, a las cinco- completo desviando la mirarda hacia su hermana-.

-Claro, por cierto ¿ya viste quien está aqui cierto?- sonrió animadamente la chica-.

Ed no dijo nada, no se molesto en mirarme, solo se quedó ahí, inmóvil, atormentandome con su silencio.

Finalmente se dio vuelta, sin decir ni una sola palabra y salió de su casa, acabando conmigo.
Ashly me miró un instante, ahora la inmóvil era yo, ella tomó mi mano.

-Lo siento, no debí hacerte venir, nunca pensé que él fuera a reaccionar de esa manera- se veía triste-.

-No, no ha sido tu culpa- y fingí mi mejor sonrisa aparentando que no me dolía ni un poco-.

-¿Subimos?- asentí con tranquilidad y caminamos a su habitacion.

Pasamos la tarde hablando de lo que sucedió todo el tiempo que no nos habíamos visto, aunque era claro que ella tuvo mucho más para contar.

Era increíble como ella rechazaba a cualquier chico que intentara estar con ella.

-¡Fue increíble, debiste haber visto su cara!, se lo merece por ser tan engreído- su risa resonaba en toda la habitación después de contarme como había avergonzado a ese chico creído de su colegio.-

-¿Por qué rechazas a todos esos chicos?- susurré sin pasarlo y para mi suerte, lo escuchó-.

Su risa se detuvo y me miró, su sonrisa entristeció un poco.

-No me gusta ese tipo de chicos- respondió sin dejar de mirarme-.

-Entiendo- asentí levemente aunque no lo creía por completo-.

Nos quedamos en un profundo silencio. Ella saltó de la cama y me miró.

-Tengo que ir por Alison, ¿puedes esperar aquí?- me pidió rápidamente a lo cual yo sólo pude asentir.

Ella me sonrió con agradecimiento y salió de la habitación.

Pase un par de minutos admirando el lugar, memorizando ciertas cosas y pensando en el chico que estaba en aquella casa. Estaba pensando en Ed.

Me dolía la forma en que se había comportado hace un momento, como si no existiese, como si sólo hubiese sido un espejismo. Abrí la puerta y me asome con cautela, no vi a nadie.

Vi la gran oportunidad de salir huyendo como la gran cobarde que soy, no lo pensé más y salí corriendo. Baje las escaleras y me apresuré a llegar a la puerta. Pero como siempre, las cosas no salieron como me hubiera gustado.

Una fotografía colgada en la pared cayó al suelo. Maldije entre dientes, me dispuse a levantarlo y después continuar con mi huida. Lo que no esperaba era encontrarme con ese chico castaño, observándome.

Me puse de pie con la fotografía en las manos, la cual él me quito de inmediato, se dio la vuelta y camino con ella a la cocina.

-Ed- pronuncié su nombre con miedo-.

Él no respondió. Yo lo seguí.

-Ed- repetí una vez más sin recibir una respuesta nuevamente-.

-Por favor, responde- suplique evitando llorar-.

-Ya te ibas, ¿no es así?- finalmente dijo, aunque no era la respuesta que yo esperaba-.

-Si, pero necesitaba hablar contigo- trague saliva, mordí mi labio-.

-Entonces vete- sentí un dolor inmenso- Le diré a Ashly que has tenido que salir huyendo- se encogió de hombros sin darle importancia-.

-Sólo dile que no me sentía bien- pedí para darme la vuelta y caminar un poco-.

-A mi no me gusta mentir, lo que has hecho es huir, ¿o no? es lo que haces siempre- me recriminó y yo no pude negarlo-.

-Tú no entiendes- respondí entre dientes-.

-Entiendo que eres una mentirosa, que no afrontas las cosas, que no confías en nadie- me miró con enojo y yo no supe que decir-.

-¿Por qué me tratas de esta manera?- me sentía más débil que cualquier otro día-.

-No se de que otra manera se trata a las personas de mierda como tú- respondió matandome así por completo-.

Me sentía devastada, rota, así que no dije nada. Deje que una lágrima se derramará por mi mejilla, bajé la mirada y ahogue un grito.

-Si Ed, eso es lo que soy, lo siento, en verdad no tienes idea de cuanto lo lamento- después de esas palabras salí de la casa-.

Camine lo más rápido hasta casa, era lo único que podía hacer. Huir.

"Idiota, eso es lo que eres"
"Ahora él te odia"
"¡Lo has arruinado todo!"

Quería que esto acabara, quería dejar de escuchar siempre lo mismo, ¿por qué me pasaba esto? Por ser gorda.

Cerré la puerta de mi habitación, removi las cosas del escritorio y con prisa tomé una navaja, corte mi cuerpo hasta el cansancio, hasta que no pude más. Pero aun así el dolor no se fue, Ed seguía muy dentro de mi alma.

Me adentré al baño, me deshice de mi ropa y entre a la ducha. Deje que el agua recorriera mi cuerpo y el agua se llevará la sangre. Cada vez el agua era mas caliente, hasta el punto de quemar mi piel.

Porque eso era lo que merecía, porque una vez más mi vida se estaba desmoronando. Solo que esta vez dolía mucho más. Había perdido todo lo bueno que tenía.

Miss obeseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora