hospital.

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Camine por toda la habitación mientras que veía a Erick revisar al coreano frunciendo su ceño, notoriamente confundido, toda la noche no despertó lo cual provocó que mis nervios aumentaran.


— No entiendo porque no despierta—informa Erick con una mueca de disgusto mientras que ladea la cabeza de lado a lado—Tiene demasiada fiebre probablemente este en una especie de shock, lo malo es que sí es eso debería tener una herida profunda la cual no veo.



Me detuve viendo al susodicho, observe sus brazos, sin ninguna herida, me detuve viendo su abdomen, sin ninguna herida, piernas, ninguna herida. Baje mi mirada por sus piernas encontrándome con una mancha de sangre sobresaliendo de su pantalón en la parte de su tobillo.

— Oye —le llame señalándole con un movimiento leve de cabeza el tobillo del herido — Encontré el problema.


Erick rápido se movió y subió el pantalón dejando ver una herida terrible.

— Debió cortarse con algo —se adelanta en explicar el ver mi cara de asco— La herida se hizo profunda, lo cual hizo que el hueso se fracturara, la herida se infecto eso hizo que entrará la fiebre y entrará en estado de shock, provocando que no despertara. Podemos salvarlo.

— ¿Qué hay que hacer?


— Necesito, unos calmantes: los cuales no tenemos y penicilina para desinfectar la herida.

Paso sus manos por su largo cabello desesperado mientras lanzaba un suspiro.


—La cual no tenemos—complete,


Erick asiente volviéndose a sentar frente al coreano mientras que colocaba su mano en la barbilla. Acercándome a la mesa de noche tome mis cuchillos, y mi arma.

— ¿Qué crees haces?

— Hay un hospital cerca ¿no? ¿Cómo a 2 kilómetros? —respondo mientras que guardo mi arma en la espalda.

— Sí, ¿irás?

— Alguien debe salvar al chico, volveré en la noche —proseguí ahora caminando hacia la salida de la habitación.

—¿Por qué haces esto por él?

—El destino por algo quiso que llegara a mi, debo encontrar esa razón, quizá sea cuando él despierte.
—Sigues siendo rara.
—Gracias.













Solo podía escuchar mis pasos acelerados chocar con el pavimento al compás que mi mochila rebotaba en mi espalda.


Siempre he sido ese tipo de chica que cree en las señales del destino; ayer mismo deseaba morir por un humano o caminante, lo que fuera realmente, pero ahora mismo voy corriendo hacia un hospital para ayudar a un desconocido. »Idiota ¿No?« en el pasado, nadie se hubiera sorprendido de mi comportamiento de estos precisos momentos —aunque —; no era muy sociable, ultimo año de psicología y el mundo decide perder la cordura.


En un abrir y cerrar de ojos me encontraba ya afuera del hospital, con extremo cuidado abrí la puerta adentrándome en este. Revise con la mirada en busca de caminantes, pero no había ninguno, camine a paso lento buscando medicamentos encontré un estante lleno y metí todo lo que pude a mi mochila entre ellos: calmantes, penicilina, agujas, alcohol, todo lo que llegará a necesitar el coreano.


A lo lejos vi: ¿Leche en Polvo?. No se porque pero la tomé y la guarde quizá nos ayude en algo, siempre fui muy observadora así que vi unas vendas me acerqué pero en el momento de acercarme se escucharon gruñidos, retrocedí un paso casi por instinto. Venía de una puerta que no resistiría demasiado, así que corrí rápido y las tome sin vacilar.

En ese instante la puerta callo y dejó ver más de cincuenta caminantes en una habitación, corrí saliendo del hospital y trabando la puerta.




Cagando ostias regrese a la casa.

死了Where stories live. Discover now