hershel.

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Al día siguiente las ganas inmensas de sentir a la muerte vuelven a mí cuerpo, es como el inicio de esto, en busca del fin que al mismo tiempo es un principio. Es decir, morir es el fin que marca el principio quizá de otra vida. Cierro mis ojos tratando de despejar aquellos pensamientos que no sirven de mucho, hoy definitivamente es el día de no salir de mi habitación.



— Maldición —trató de cerrar nuevamente los ojos cuando el sol pega de lleno en mi cara, la tela delgada de las cortinas no ayuda mucho a poder cubrirlo y consolidar el sueño.

Casi triunfante puedo sentir como el cansancio aborda mi cuerpo, sin embargo el brillo intenso ajeno a los rayos solares golpea nuevamente en mi rostro, abriendo mis ojos puedo notar como algo que se encuentra colocado en el mueble de un lado de mi cama, comienza a brillar de una manera casi intensa, curiosa, extiendo mi brazo hasta poder tomarlo entre mis manos: el reloj de Glenn.

Señales del destino quizá, levantándome de aquella cama, salgo de la habitación dispuesta a caminar hacia la de Glenn sin embargo un cabello castaño hace detenerme.

— Buen día Calí —saluda Erick tomando un arma — Ana y yo estaremos afuera de la casa, no saldremos de los alrededores pero puedes decirle a Glenn que ya puede bañarse, su tobillo está mejorando considerablemente en la mañana lo revise mientras que dormía, ya puede bajar a tomar aire o comer acá bajo.


Asentí caminando una vez más a la habitación de Glenn. Toque la puerta y en respuesta tuve un: 'pase'. Abrí la puerta observando al coreano bufando.

— Estoy arto de estar aquí.

— Entonces creo que esto son buenas noticias, dice Erick que tu tobillo ya esta mejorando, puedes bañarte y salir a tomar un poco de aire.

— ¡La puta madre ¿Tenéis agua?!


Levantándose despacio, asiento con una sonrisa al ver su emoción. Guiándolo al baño este me da comentarios sobre la emoción de tener agua.


—Gracias, de verdad que les debo demasiado a todos ustedes.


Me dio un beso en la mejilla haciéndome sonrojar. Ambos reímos. Mientras que él se bañaba, fui a preparar la comida, escuche como grito, Atlanta así que subí y me encontré con Glenn con el abdomen desnudo.

—¿Qué coño te sucede?


Me gire dándole la espalda sentí mis mejillas arder cada vez más fuerte.

—No tengo ropa limpia, y lo siento por lo que acabas de ver —explica entre risas.

Solo me moví a mi habitacion, tratando de asimilar que esta casi semidesnudo, así que tengo que bajar el tono de mis mejillas, lo logre por suerte así que volví con ropa limpia.

—Cámbiate.

Glenn me dio una sonrisa caminando a su habitación, después de varios minutos: él salió de la habitacion. El Glenn que había conocido desaprecio, ya no estaba con esa camisa de béisbol ni esa gorra. Sonreí le había tomado cierto aprecio, ambos solamente nos veíamos con una sonrisa y mis ojos se abrieron con sorpresa acordándome del reloj —que había guardo en mi bolsillo— sacándolo de ahí, se lo extendí.


—Creo que esto es tuyo, cuando te desmayaste lo encontré— di un paso enfrente.


Él lo tomo con una sonrisa de oreja a oreja.

— Me lo dio mi suegro en sentido de aprobación —dice con notable melancolía.


El silencio nos rodeo, mientras él mantenía una sonrisa haciendo que me sintiera incómoda

—La comida ya está lista —digo aclarándome la garganta para así llamar su atención — ¿quieres comer afuera?

—Cla-claro.

死了Where stories live. Discover now